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La trampa que prepara Bildu: quedarse Pamplona y el control local vasco o todo eso más el Gobierno vasco

Bildu cuenta ya con reabrir una reválida de la subasta de exigencias a Pedro Sánchez vivida en la negociación de la investidura del presidente.

Bildu cuenta ya con reabrir una reválida de la subasta de exigencias a Pedro Sánchez vivida en la negociación de la investidura del presidente.
Arnaldo Otegi en el mitin de inicio de campaña de EH-Bildu. | EFE

Las elecciones vascas de la primera mitad del próximo año 2024 tendrán una importancia muy superior a la estrictamente regional. Bildu cuenta ya con reabrir una reválida de la subasta de exigencias a Pedro Sánchez vivida en la negociación de la investidura del presidente. Quiere el Ayuntamiento de Pamplona. Quiere el control de las principales ciudades vascas donde esté al alcance de la mano una moción de censura. Pero también quiere, por supuesto, la presidencia del País Vasco. Todo dependerá del resultado de esas elecciones. Pero el bazar de exigencias separatistas se volverá a abrir, sí o sí.

La tendencia electoral de Bildu es ascendente. La del PNV, descendente. Todo ello, gracias a los inmensos favores, apoyo, impulso, pactos y blanqueamiento de Pedro Sánchez. Y ha llegado la hora de la verdad, como comentan en Bildu. Los proetarras entran en un año en el que saben que pueden ser la fuerza más votada en el País Vasco en los próximos comicios de mayo de 2024. Y en el que tienen atrapado por las alianzas de investidura al presidente nacional y líder del PSOE -el partido que, con muy alta probabilidad, tendrá que decidir si entrega la gobernabilidad vasca tras las elecciones autonómicas a Bildu o al PNV-. Y Bildu tiene muy claro su plan.

Los proetarras parten de varias bases. La primera, que no quieren tumbar a Sánchez: les da el máximo de lo que piden y eso saben que no lo encontrarían con otro presidente.

La segunda, que están ganando peso cada día en el País Vasco y en Navarra, donde la presidenta —también del PSOE—, María Chivite, les ha entregado la llave del control local y de la Mancomunidad de Pamplona, el control cultural en toda la región y una elevada influencia en todas las decisiones de Gobierno de la Comunidad Foral, hasta en la política fiscal. Fruto de ello se está produciendo ya, por ejemplo, el vaciado de competencias de la Guardia Civil y un avance del vascuence en base a subvenciones difícil de igualar.

Y la tercera, que, pese a ello, su objetivo es la ampliación de poder en lo que ellos denominan Euskal Herria, lo que incluye, por supuesto, el País Vasco.

Por eso, el plan de Bildu pasa por los siguientes puntos. El primero, materializar en las elecciones vascas de mayo su tendencia para convertirse en primera fuerza vasca. El segundo, poner en valor en ese momento su exigencia de que el PSOE deje de apoyar, como ha hecho hasta ahora, al PNV para formar un gobierno vasco y que entregue el poder de esta comunidad a los de Arnaldo Otegi. Y, el tercero, conseguir, como poco, el Ayuntamiento de Pamplona más el control local vasco en las principales ciudades a su alcance.

Y, por lo tanto, todo dependerá del margen que le saquen —si se confirma— al PNV. Porque temen que el PNV, en caso de perder el Gobierno vasco pero ganar las elecciones, se atreva a plantear un castigo al PSOE a nivel nacional por medio de una moción de censura. Y, si Bildu pierde su gran apoyo —que es Pedro Sánchez— pierden su ascensor en toda España, incluido en el País Vasco y Navarra.

Por eso pueden aceptar que se mantenga el PNV en el País Vasco, pero entonces el precio en Navarra, Pamplona y toda España variará. Y las exigencias de Bildu serán aún mayores.

El Partido Socialista es plenamente consciente de esta ecuación. Y para evitar el enfado de uno u otro de los separatistas vascos, –que le podría llevar a distanciarse de uno de sus apoyos claves y necesarios– ha diseñado ya un plan que pasa por entregar Navarra a Bildu de facto –dándole el Ayuntamiento de Pamplona y más poder en el Gobierno socialista de María Chivite– y el País Vasco al PNV. Pero, claro, todo eso tendrán que aceptarlo tanto los separatistas del PNV como los proetarras de Bildu.

Los caramelos para los proetarras serían sensibles. Ahí se encontraría una política educativa y social en Navarra plenamente controlada por Bildu, la posible entrega de cargos en consejerías a los designados por Otegi, el aumento de los fondos a sus asociaciones euskaldunas, el regalo del Ayuntamiento de Pamplona —que en estos momentos está en manos de UPN por una mayoría simple que el PSOE puede romper en cualquier momento—, la entrega de ayuntamientos vascos y el avance en la amnistía a los etarras.

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