La locura parece haberse instalado en la política española. El PSOE ha lanzado una campaña con sus principales líderes para defender su pacto con el partido heredero de ETA. La estrategia anticipa, como es obvio, nuevos pactos entre los socialistas y Bildu, previsiblemente, en el País Vasco. Y lo mejor es el argumento que Ferraz ha impuesto para atacar al PP: que es "antidemocrática" por no aceptar los pactos con un partido que ha metido 89 etarras en sus listas desde el año 2015.
El secretario de Organización del PSN, Ramón Alzórriz, mostraba el camino ordenado por Pedro Sánchez y Santos Cerdán. Salía en barrena a atacar a UPN, el PP y Vox por la concentración convocada este pasado domingo para rechazar el pacto PSOE-Bildu para entregar a los proetarras el Ayuntamiento de Pamplona.
Alzórriz señalaba que "empezaron con la presión sin límites a González, luego el 'tamayazo', siguieron con la utilización permanente de ETA, aunque fue derrotada por la democracia hace más de 12 años, con la mentira a sabiendas en los atentados de Atocha, con los ataques a Zapatero y Sánchez". Añadía que "en 2007 montaron una manifestación diciendo que vendíamos Navarra, nos echaron del Gobierno en 2012, les mantuvimos alcaldías como la de Pamplona pese a insultos y ataques constantes, incluso diciéndonos traidores y que teníamos las manos manchadas de sangre" y, pese a ello, "le dimos la presidencia a Rajoy".
Y acababa diciendo que la manifestación es "otra concentración para decir que vendemos Navarra. Estas son las derechas, patrimonializan el poder, sólo aceptan las reglas democráticas y la Constitución cuando mandan ellos […]. Nosotros nunca, pese a todo, hemos renunciado al diálogo". Lo cierto es que el PSOE ha lanzado a sus líderes a defender el acuerdo con Bildu porque saben que estamos en las fechas previas a nuevas cesiones. Principalmente, tras las elecciones vascas, donde los proetarras reclamarán el Gobierno vasco con apoyo del PSE si quedan como primera fuerza en los comicios de este próximo mes de mayo.
Bildu ya ha conseguido el Ayuntamiento de Pamplona: estaba en manos de los constitucionalistas de UPN y ha sido regalado a los proetarras con el voto definitivo del PSOE. Ha pedido Durango y el resto de plazas vascas que pueden ser fruto de otro moción de censura similar a la de Pamplona. Pero esos no son los platos fuertes del "pacto encapuchado", como le ha llamado Alberto Núñez Feijóo al acuerdo secreto entre Pedro Sánchez y Arnaldo Otegi.
El verdadero premio al apoyo de los proetarras a la investidura del líder socialista es la extensión de la amnistía a los etarras y el referéndum separatista pero de una Navarra y País Vasco unidos como Euskal Herria, para lo que Bildu necesita activar la disposición transitoria cuarta de la Constitución con el fin de subsumir la Comunidad Foral por debajo del País Vasco. El precio del apoyo a Sánchez es mucho más caro que una amnistía que deje fuera a los etarras. Y mucho más caro que unos pinganillos para ni hablar vascuence en el Congreso de los Diputados. El precio es el todo buscado desde siempre por los separatistas.
El condenado por pertenencia a banda terrorista y coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, no se anduvo por las ramas en un acto con el Sinn Fein semanas antes de que Sánchez anunciase la firma de sus pactos de investidura. Allí, Otegi confirmó el pacto con el PSOE y dio detalles del contenido y lo resumió con una frase: "Veremos una Euskal Herria soberana". Porque el avance hacia la ruptura de España es ya el gran "pacto encapuchado", como lo ha calificado Alberto Núñez Feijóo. En el acto se encontraba presente el director de Relaciones Internacionales y portavoz en el Senado, Gorka Elejabarrieta.
Y el escenario no fue otro que la conferencia política del Sinn Fein. Allí, ante infinidad de militantes, Otegi desbrozó los pactos con el PSOE y los compromisos arrancados. Otegi afirmó que "tanto en Irlanda como en Euskal Herria corren buenos tiempos para los independentistas. Veremos una Irlanda unida y una Euskal Herria soberana".