
Rosa Gabriela Reyes Chávez -de 35 años- desapareció en Pamplona el 7 de diciembre de 2023 en algún punto de los cien metros que separan el bar en el que se la vio por última vez y la casa de su novio, la persona con la que -según la versión de él- había quedado aquella noche. Aunque su hermana Mariel, con la que ha podido hablar Libertad Digital, pone en cuarentena toda la información que ha recibido en este tiempo y también el testimonio del hombre con el que mantenía una relación sentimental.
De lo que no hay duda es de que Rosa Gabriela acudió al bar Antequera, un lugar de encuentro habitual de la comunidad dominicana en el barrio de San Jorge. Allí estuvo con amigos, pero entró y salió sola. Así lo certifican las grabaciones de una cámara de seguridad que también captaron que un hombre -que solía frecuentar el establecimiento- se acercó a hablar con ella cuando todavía estaba dentro. Se marchó alrededor de la una y media de la madrugada del jueves.
Se supone -contó su pareja- que se dirigía a casa de su novio, con quien había quedado en casa de él. No vivían juntos, apenas habían pasado cuatro meses desde que iniciaran su relación. Ella llevaba ocho años en España y su prioridad siempre fueron sus dos hijos (que residen en República Dominicana). "Trabajaba para darles un futuro mejor y hablaba con ellos a diario", asegura Mariel. De hecho, "tenía programado ir a verlos en febrero". Y su objetivo final era "traerlos aquí", como previamente hiciera con su hermana.
De ahí que la familia descarte absolutamente la posibilidad de que la desaparición fuese voluntaria o que Rosa Gabriela decidiera quitarse la vida. "Para mí eso es imposible", asevera Mariel. A día de hoy siguen sin explicarse qué ha podido pasar y la ausencia de noticias -dado que el juez decretó el secreto de sumario y la policía les informa con cuentagotas- les hace pensar en lo peor: "que se la hayan llevado o alguien le haya hecho algo".
El bolso, junto al río
En una de las batidas organizadas por el entorno de Rosa Gabriela, se encontró el bolso que ella llevaba la noche de su desaparición junto al río Arga. En concreto, en un lugar cercano a la casa de su novio pero en un punto que no estaba en el recorrido que la mujer tenía que hacer para ir desde el bar en el que estuvo hasta la vivienda de su pareja.
Continúan la mañana del #miércoles las labores de #búsqueda de la mujer desaparecida en #Pamplona la pasada semana
Se han realizado inmersiones en el río #Arga, en la presa de #Landaben y en #SanJorge#GRANavarra pic.twitter.com/AiRwU9BIeN
— Bomberos y Bomberas – Suhiltzaileak (@bomberos_na) December 13, 2023
Piezas que no encajan
Según nos explica Mariel, él ha contado que se quedó dormido y que cuando se despertó tenía dos llamadas perdidas de su pareja. Pero que, cuando le devolvió las llamadas, su móvil ya no daba señal. Por tanto, no habría podido hablar con ella. También ha señalado que la mujer quedó en llevarle algo para cenar, pero su familia ha constatado que en el bar Antequera no pidió nada para llevar.
Por cosas como esta, Mariel califica la desaparición como "extraña". "Hay algo que no encaja", añade. "Es muy raro, no ha dejado ningún rastro". En cualquier caso, es consciente de que los investigadores continúan haciendo su trabajo y le han asegurado que están siguiendo "algunas pistas". "La angustia es demasiado grande", añade al tiempo que pide que "si alguien la ve o sabe algo, avise".

