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Flecos sueltos, contradicciones y diligencias pendientes en el caso de los menores hallados en el vertedero de Toledo

Un año y tres meses después del hallazgo de los cuerpos, no se ha tomado declaración a varios testigos que tumban la tesis de la muerte accidental.

Un año y tres meses después del hallazgo de los cuerpos, no se ha tomado declaración a varios testigos que tumban la tesis de la muerte accidental.
Los cadáveres de Ángel y Fernando fueron hallados en el vertedero de Toledo. | EFE/SOS DESAPARECIDOS

Los familiares de Ángel y Fernando Fernández -de 11 y 17 años, respectivamente- denunciaron su desaparición el 10 de diciembre de 2022 en la comisaría del madrileño barrio de Villa de Vallecas después de que les perdieran la pista en un hipermercado de Carabanchel y no lograran localizarlos. Los menores se habían dirigido a Toledo con el objetivo de encontrarse con Lucía, una chica de 16 años con la que el mayor de los primos mantuvo una relación sentimental que los jóvenes pretendían retomar.

Días más tarde se encontraron los cadáveres de ambos (el 15 de diciembre el de Fernando y el 23 el de Ángel) en el Ecoparque de Toledo. La investigación policial descartó la intervención de terceras personas. Sus restos no presentaban signos de violencia evidentes, más allá de los propios de haber pasado por la planta de tratamiento de residuos, y los agentes encargados del caso manejaron desde el principio la muerte accidental. Los menores se habrían introducido en un contenedor de basura para pasar la noche y un camión de basura les habría transportado hasta el mencionado vertedero.

A la familia de los menores nunca les cuadró que ellos se metieran en un contenedor de basura orgánica para dormir. Menos aún teniendo en cuenta que había al lado uno semivacío de papel y cartón. Eran niños de familia de chatarreros, acostumbrados a rebuscar entre lo que la gente tira en busca de algo que tenga valor. No creen que decidieran dormir entre desperdicios, habiendo otras opciones. Para empezar porque, según dijeron sus padres, llevaban dinero en efectivo encima y podían haberse quedado en un hotel o cogido un taxi.

La hipótesis que defiende la policía sería plausible de no ser por la gran cantidad de indicios que apuntan a un asesinato, como a mediados del mes de enero avanzaba en declaraciones a este periódico el abogado Marco García Montes. Las sospechas del entorno de los menores siempre estuvieron puestas en la familia de la exnovia de Fernando. El propio juez advierte en el sumario de la posible implicación en los hechos de la madre -Trinidad, de 35 años- y el padrastro -Christopher, de 27 años-, pese a que esa posibilidad es contraria a la tesis de la policía y a lo que dicen las autopsias.

¿Erraron las autopsias?

No es de extrañar, a la vista de las incongruencias y contradicciones que detalla el abogado Daniel Macías García, del despacho de abogados de Marco Marcía Montes, para Libertad Digital. Los informes del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias forenses datan el fallecimiento de los dos menores en la madrugada del 10 al 11 de diciembre entre las 00.00 y las 4:00 horas y señala que la etiología de la muerte es accidental. Sin embargo, un testigo los sitúa el 11 de diciembre a las 9.00 horas en la estación de autobuses de Toledo.

Se trata del vigilante de la estación, que ha declarado -tanto en sede policial como judicial- que "los dos niños se le acercan, le preguntan cómo se llega al barrio de Santa Bárbara y él le da las indicaciones". Así lo ratificó el pasado mes de noviembre ante el juez. "Se le presentaron fotografías y él, sin ningún género de duda, dijo: ‘sí, estos dos niños fueron los que se me acercaron y preguntaron cómo se llega al barrio de Santa Bárbara’". Un testimonio que "contradice de pleno los dos informes de autopsia", ya que "se equivocarían tanto en el día como en la hora, como en la etiología".

Indicios de asesinato

Por otra parte, el relato de este testigo pone el foco de nuevo en la familia de la exnovia de Fernando. En aquel momento, Lucía vivía con su madre y su padrastro en el barrio de Santa Bárbara. La cuestión es qué ocurre cuando los menores van a ver a la joven a su casa. Las versiones que mantienen algunas personas del entorno de Christopher, para quienes el bufete ha solicitado la apertura de una pieza separada de protección de testigos, apuntan a que fueron secuestrados y asesinados.

Uno de ellos aseguró que a Ángel lo tenían retenido en el edificio. De ahí que la policía realizara entrada y registro del domicilio, en el que no encontraron nada. Quizás porque, como mantiene otro testigo, los menores no estuvieron en casa de Lucía, sino en la de unas vecinas lesbianas que eran amigas de Trinidad y que vivían en el tercero. Curiosamente, estas también huyeron después de que se encontraran los cuerpos de Ángel y Fernando en el vertedero de Toledo. De hecho, aún están en paradero desconocido.

El papel de Christopher y Trini

A Christopher lo localizaron hace unos días en Cádiz, donde fue detenido. Allí se trasladó con su familia, posiblemente huyendo de posibles represalias por la muerte de los menores. Eso sí, antes pintaron el piso de arriba a abajo (de color rosa), incluidos el lavabo y la bañera. Así aparece reflejado en el informe de la inspección técnico ocular realizada por la policía. Se buscaron restos biológicos con resultado negativo. De haber habido algo en aquella vivienda que los incriminara, lo borró la pintura.

A estas alturas, llama la atención que no se les haya tomado declaración a estos dos testigos que podrían tener información crucial para el esclarecimiento de las circunstancias que rodearon la muerte de los primos Fernández. Tampoco se ha intervenido el teléfono móvil de ninguna persona ni se ha comprobado qué antenas eran las que les estaban dando servicio para saber dónde se encontraba cada uno de los posibles implicados.

Solicitudes sin respuesta

"Nosotros tenemos solicitadas muchísimas diligencias de investigación desde abril/mayo, que es cuando se levanta el secreto de sumario", explica Macías, "pero no hemos recibido respuesta". Este es uno de los motivos por los que se plantean presentar una queja al Consejo General del Poder Judicial, la audiencia provincial de Toledo y Tribunal Superior de Justicia.

El funcionamiento del juzgado está dejando mucho que desear. Desde diciembre han pasado por él tres jueces y esto no ha hecho más que retrasar el procedimiento y agravar el dolor de unas familias que "están confiando en que los payos hagan justicia". "Pero pasan los meses y los payos, como ellos nos llaman, no hacemos justicia", asevera el abogado. "Los padres están destrozados".

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