
Jornada de conmociones y convulsiones en el independentismo. La decisión del Tribunal Supremo de no amnistiar la malversación ha impactado de lleno en Junts per Catalunya (JxCat) y ERC. La orden de detención de Carles Puigdemont por el delito de malversación sigue vigente. El expresidente de la Generalidad se enfrenta a un escenario desconocido. Ya no es eurodiputado y carece de la cobertura y la inmunidad que le concedía su acreditación parlamentaria. Su libertad de movimientos ha quedado severamente dañada.
Cabe recordar además que la justicia alemana accedió a extraditarlo por el delito de malversación, pero no por el de rebelión, que también constaba en la orden europea de detención emitida por el juez instructor de la causa del golpe de Estado, Pablo Llarena. En aquel momento, abril de 2018, Llarena renunció a extraditarlo porque no tenía lógica procesar a todo el gobierno catalán por rebelión (después se rebajó a sedición) y a su presidente sólo por malversación.
Sin el parapeto de Estrasburgo, con ese antecedente alemán que se le puede volver en contra, y con la posibilidad real de un cambio de gobierno en Francia (Le Pen prometió detenerlo), Puigdemont sólo tendría segura su estancia en Bélgica, país que le ha proporcionado documentación y que se ha negado a extraditarlo en las dos ocasiones en las que se presentó voluntariamente ante sus autoridades judiciales.
Reunión con Junqueras en Waterloo
Es a todos los efectos ciudadano belga después de casi siete años de residencia en Waterloo, escenario de una reunión este pasado domingo entre el expresidente de la Generalidad y Oriol Junqueras. Hacía años que no se dirigían la palabra y mantuvieron una reunión de cinco horas. Primero se dijo en La Vanguardia que se habían visto este lunes en París, pero esa versión ha sido desmentida y cambiada por la del encuentro en Bélgica en presencia del secretario general de Junts, Jordi Turull.
Una reunión en Francia podría ser una auténtica temeridad de aquí a pocas semanas, aunque en estos momentos la orden de detención de Puigdemont es nacional, no europea. El encuentro es muy relevante. Se produce en medio de las negociaciones entre ERC y el Gobierno sobre la financiación "singular" de Cataluña a cambio de investir a Salvador Illa. Pero Marta Rovira también mantiene contactos con Junts, que aspira a la repetición electoral. Junqueras dimitió de la presidencia de ERC el 10 de junio, pero aspira a recuperar el cargo en el congreso extraordinario de noviembre. Además, es pública y notoria la animadversión y desconfianza mutua de dos políticos que han estado años sin hablarse.
Sea como fuere, el secretario general de Junts, Jordi Turull, ha asegurado que "la intención del Supremo no sólo es frenar la aplicación de la ley de amnistía sino interferir también en el calendario político. Nosotros le decimos al Tribunal Supremo que desde Junts mantendremos todos los compromisos adquiridos hasta ahora. Y que no dejaremos que ningún juez interfiera ni en nuestros compromisos políticos ni en nuestro calendario político". Pero no se ha quedado ahí Turull. Preguntado por Puigdemont directamente, aseguró que "mantiene su compromiso" porque "Puigdemont es un hombre de palabra".