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Begoña Gómez 'coló' su negocio del software en la Complutense utilizando a los alumnos de coartada

Así lo desveló en su declaración como testigo, a la que ha tenido acceso Libertad Digital, el que fuera vicerrector de la UCM Juan Carlos Doadrio.

Así lo desveló en su declaración como testigo, a la que ha tenido acceso Libertad Digital, el que fuera vicerrector de la UCM Juan Carlos Doadrio.
La mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez. | Europa Press

Begoña Gómez coló su negocio del software de la cátedra de Transformación Social Competitiva (TSC) en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) asegurando que era para hacer "prácticas con alumnos".

El titular del Juzgado de Instrucción nº 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado, investiga en la causa de la esposa de Pedro Sánchez delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, malversación, intrusismo profesional y apropiación indebida. Este último delito se investiga porque Gómez puso a su nombre el software de la UCM que se diseñó con dinero público. Tal y como desveló LD, la mujer del presidente del Gobierno desarrolló una "certificación profesional basada en la metodología TSC (Transformación Social Competitiva)" utilizando la plataforma creada por Google, Indra y Telefónica para la Complutense para facturar a empresas. La expedición de certificaciones profesionales de TSC se iba a convertir en su verdadero y principal negocio. Sin embargo, al estallar la investigación judicial tuvo que abandonarlo.

En la declaración como testigo de Juan Carlos Doadrio del pasado 22 de enero, a la que ha tenido acceso Libertad Digital, el que fuera vicerrector de la UCM con el rector Joaquín Goyache afirmó que su relación con Begoña Gómez se produjo desde la firma del convenio hasta el año 2022. Ella iba a visitarle al despacho y luego casi todo era por correo, primero con la propia Begoña Gómez y luego con su asesora de Moncloa, Cristina Álvarez, imputada en la causa.

Doadrio utilizó para esta colaboración profesional su email de la universidad y hubo una cantidad grande de correos, unos ciento y pico. Recibía los de Gómez desde su correo de la UCM y los de Cristina Álvarez desde su cuenta personal de gmail, y al final "hablaba casi más con Cristina que con Begoña". A Álvarez se la presentó la propia esposa de Pedro Sánchez como "una persona de confianza que la acompañaba".

Según Doadrio, cuando se firmó el convenio de la Universidad del software con Indra, el programa estaba ya muy desarrollado y le chocó porque no era habitual, ya que normalmente se firma el convenio antes de que el proyecto esté en marcha. El rector Goyache le llamó por teléfono y le dijo que tenían que crear una cátedra para Begoña Gómez, la mujer del presidente, que si tenía algún inconveniente.

El vicerrector aseguró en sede judicial que no intervino en ninguna reunión con las empresas que patrocinaban la Cátedra TSC. Nadie le comentó nada de cómo se gestaron los patrocinios y después tuvo contacto con Begoña Gómez y Cristina Álvarez en su despacho.

Doadrio afirmó que no le dieron traslado del dominio de la plataforma TSC y que la asesora de Moncloa le dijo en octubre que ya estaba registrándolo. Gómez y Álvarez le dijeron en su despacho que necesitaban la aplicación para hacer prácticas con los alumnos, pero que no tenía conocimiento de si dichas prácticas se hicieron.

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Acta de la reunión de la Cátedra de TSC.

El software de la Complutense

Cabe destacar que el software de la Universidad Complutense de Madrid que Begoña Gómez registró a su nombre estaba relacionado con la Cátedra Extraordinaria de Transformación Social Competitiva (TSC), la cual codirigía. Este programa informático, conocido como "Transforma TSC" era una plataforma tecnológica diseñada para que pequeñas y medianas empresas (pymes) pudieran medir y gestionar su impacto social y medioambiental, con un enfoque particular en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

La herramienta permitía a las empresas evaluar parámetros relacionados con la competitividad, la responsabilidad social y la sostenibilidad, ofreciendo un sistema gratuito que, según se promocionaba, no tenía ánimo de lucro y estaba destinado a facilitar la transición de las pymes hacia modelos más sostenibles. El software fue desarrollado inicialmente con la colaboración de empresas como Indra, Telefónica y Google, que aportaron recursos valorados en unos 150.000 euros sin coste para la UCM. Posteriormente, cuando estas empresas abandonaron el proyecto, la Complutense licitó un contrato por 60.500 euros a Deloitte para finalizarlo, sumando un total estimado de más de 210.000 euros en su desarrollo.

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