
Clásicos catalanes. De los restaurantes que no tienen carta en catalán a los bares que no ponen música cantada en catalán. El independentismo redobla su ofensiva lingüística. Se suceden las denuncias. Un oftalmólogo que atiende en español es señalado. Una compañía de teatro de mujeres hispanoamericanas recibe insultos por denunciar discriminación lingüística, un exconsejero de Interior llama al boicot contra un restaurante porque según él no le quisieron atender en catalán.
Suma y sigue. Lo último es el señalamiento contra un bar cuyo responsable se negó a poner música cantada en catalán con el argumento de "nada de música en catalán, no me gusta lo catalán". Esa respuesta de una camarera italiana ha desatado un nuevo linchamiento digital y el llamamiento al boicot por parte del independentismo.
El asunto ha escalado hasta el punto de propiciar una delirante intervención de Carles Puigdemont a través de la red social X. El expresidente de la Generalidad y líder de Junts sostiene que en ese bar se practica la xenofobia y culpa al Ayuntamiento de Barcelona de no hacer nada para erradicar "estas actitudes supremacistas".
Un establiment que practica la xenofòbia no hauria de quedar impune. Si l'Ajuntament vol que Barcelona sigui una ciutat de convivència i oberta al món ha d'erradicar aquestes actituds supremacistes, que no poden tenir cabuda al nostre país ni a la UE. I ha de començar per… https://t.co/EcPj50gZEL
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) July 18, 2025
Para el prófugo el asunto es muy grave, no se respeta la lengua catalana y se está imponiendo el castellano a la fuerza. "Han hecho del español la lengua del régimen, de los poderosos, de la represión, de la monarquía, de los cuerpos policiales, de los jueces... pero resulta que la lengua poco empática es el catalán, y que si no se habla es porque no nos hacemos los simpáticos. Será que lo de odiar "todo lo catalán" es una muestra de simpatía que nos convencerá a todos de dejar la lengua milenaria y abrazar la lengua en la que nos pegan, nos insultan, nos espían, nos persiguen", asegura Puigdemont.
Por si no fuera suficiente, Puigdemont añade que "hace tiempo que se advierte una deriva supremacista en español. A lo mejor alguno de los suyos debería alzar la voz si quieren evitar que en muy poco tiempo el castellano vuelva a ser esa lengua de imposición que los Borbones decretaron hace 300 años y que las dictaduras de Primo de Rivera y Franco nos exigieron con sangre".
Ya en el colmo de la manipulación y la deformación de la realidad, el líder separatista concluye: "Cuando el poder quiere imponer una lengua, no hay acto más revolucionario que negarse a hablarla". Pasa por alto que la lengua de imposición es el catalán. También obvia la inmersión lingüística en las escuelas, la obligatoriedad del catalán para acceder a la función pública, la exigencia separatista de que médicos y enfermeras atiendan preferentemente en catalán, las multas por no rotular comercios en catalán o los planos para imponer el conocimiento del catalán a los inmigrantes cuando se haga efectivo el traspaso de competencias de extranjería y fronteras confirmadas por Pedro Sánchez para seguir en la Moncloa.
En ese contexto, para Puigdemont la lengua que quiere imponer "el poder" es el español y no el catalán que el Gobierno de Sánchez pretende convertir en oficial en Europa por exigencias del prófugo.
La denuncia que ha provocado los delirios de Puigdemont procede de la peripecia de un escritor durante una noche de fiesta en el Ensanche de Barcelona. Esta persona señala que en un local una camarera se negó a poner música en catalán.
Ahir a la nit, en un bar musical de Barcelona, uns col·legues de feina i jo vam presenciar la nova moda a la ciutat: veure com algú diu obertament que odia "todo lo catalán".
Ho explico.
— Pep Antoni Roig (@quadern_tactil) July 18, 2025
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En un largo hilo en la red social X dramatiza la experiencia y pide a sus seguidores que boicoteen el establecimiento exigiendo música en catalán y "reventarles las reseñas de Google con comentarios negativos" .

