
La formación de Ada Colau obtuvo once concejales en las pasadas municipales. Fue el partido más votado, pero está lejos de la mayoría. El pleno del Consistorio condal se compone de 41 concejales. Tras los once ediles de la alcaldesa se sitúan los diez de Convergencia, los cinco de Ciudadanos y otros cinco de ERC, cuatro del PSC y tres y tres del PP y la CUP, por orden de número de votos.
Los presupuestos de Colau no son nada alarmante, una prórroga con pocos tapujos de los del año pasado y sin ninguna línea maestra acorde con su ideología. El quid estriba en que el Ayuntamiento tiene un superávit de más de doscientos cincuenta millones de euros y que sin presupuestos no pueden ser gastados. El partido de Colau ha logrado el apoyo de ERC y el PSC para la prórroga encubierta, pero la CUP se opone y la aritmética se impone.
Hasta el momento no se sabe qué pretende la formación antisistema y el destino de los fondos públicos al que aspira. Tan sólo se sabe que Barcelona en Común, el partido colauíta, bebe los vientos por un acuerdo con la CUP y que tras suspenderse el pleno extraordinario de este lunes se reanudaron las negociaciones con el partido de los regidors María José Lecha, Maria Rovira y Josep Garganté para acordar el reparto de los dineros.
Colau intenta que el acuerdo al que ya ha llegado con ERC y el PSC se extienda a la CUP, pero los tres ediles del partido de Anna Gabriel siguen instrucciones muy precisas de su dirección central, que ven en las arcas de la Ciudad Condal una opción muy suculenta para financiar su particular "proceso". Colau tendrá que ser más generosa con las entidades separatistas y antisistema si quiere sacar adelante sus presupuestos.
El partido de Colau estuvo negociando hasta el último minuto con Ciudadanos, que tras un amago de aceptación optó por rechazar la oferta de la formación de la alcaldesa.

