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Puigdemont prepara un escenario balcánico y define la violencia como "resistencia física"

Ha sido muy duro con la mesa de diálogo, y considera que "de momento no es útil porque no ha llegado a ningún acuerdo".

Ha sido muy duro con la mesa de diálogo, y considera que "de momento no es útil porque no ha llegado a ningún acuerdo".
Carles Puigdemont, en el acto separatista en Perpiñán | EFE

El expresidente de la Generalidad Carles Puigdemont trata de movilizar a sus bases para un nuevo choque con el Estado. Tras el duro discurso de Perpiñán, en el que conminó a la "lucha final" y al "control del territorio", el prófugo aprovecha el altavoz de la radio pública de la Generalidad para poner condiciones al Estado. "El sit and talk no puede ser un wait and see", dice sobre la mesa de negociación y pone como modelo el referéndum de Montenegro para alcanzar un acuerdo con el Gobierno. Alude a pactar con el Estado un referéndum con un mínimo de participación y una mayoría cualificada (en torno al 55%) para aprobar la independencia. En caso de negativa, el camino a seguir por el separatismo sería la "vía de Kosovo", la unilateralidad.

Tras la vía eslovena propuesta por el actual presidente de la Generalidad, Quim Torra, en verano de 2018, el separatismo no tiene reparo en especular sobre escenarios de conflicto con violencia incluida. Los Balcanes ya no son un tabú, sino ejemplos prácticos de cara a ilustrar a la ciudadanía sobre los caminos de la independencia.

Según Puigdemont, el separatismo todavía no está preparado para superar "el muro del Estado". En el siguiente embate, afirma, "debemos llegar más preparados que en octubre del 17" y la unilateralidad es una posibilidad cierta: "No hemos abandonado nunca la vía unilateral, es una vía a la que no podemos renunciar porque no es ilegítima. Montenegro es el referente de verdad, pero si no es posible Montenegro, hay también un camino, Kosovo, que pasa por el ejercicio de la vía unilateral", ha declarado el eurodiputado.

Apoyo al independentismo violento

En cuanto al homenaje que su compañera Clara Ponsatí llevó a cabo a quienes protagonizaron los violentos disturbios de lo que el separatismo define como "la batalla de Urquinaona", lejos de desmarcarse Puigdemont ha afirmado que "es evidente que las desobediencias tienen esos espacios de resistencia física a las acciones violentas de la policía" y que "no debemos caer en la trampa de comprar el imaginario del Estado que pretende hacer pasar por terrorismo otra cosa". Según Puigdemont, los ataques a la Policía Nacional fueron una "protesta" que no debe servir para "criminalizar el movimiento".

Puigdemont ha sido muy duro con la mesa de negociación, de la que ha dicho que "de momento no es útil porque no ha llegado a ningún acuerdo". "Nos debemos instalar en un estado de negociación permanente y al tiempo en un estado de movilización, desobediencia y empoderamiento", ha apuntado.

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