
La inminente proclamación de Alberto Núñez Feijóo en el PP abre una nueva etapa que, de momento, deja innumerables incógnitas sobre el rumbo que tomará el presidente gallego para recomponer el partido y dar la vuelta a unas encuestas que le sitúan en un empate técnico con Vox o que recogen incluso el sorpasso. Los de Santiago Abascal esperan que su llegada permita reconstruir los puentes que volaron por los aires cuando Pablo Casado decidió romper todo vínculo con el líder de Vox en la moción de censura a Pedro Sánchez.
A pesar del duro enfrentamiento político que Vox siempre ha mantenido con Feijóo, que llegó a proclamar que el partido "no tenía cabida en Galicia", fuentes de la formación de Abascal aseguran que su llegada podría facilitar el necesario entendimiento del centroderecha español para hacer frente a la izquierda. Con ese ánimo, el vicepresidente político de Vox, Jorge Buxadé, tendía el pasado lunes la mano al gallego para configurar una "alternativa" a Pedro Sánchez poniendo como única condición "el respeto a sus votantes".
Estas fuentes sostienen que en política, a veces, "las formas son más importantes que el fondo", es decir, que la distancia ideológica que separa a Vox del PP podría salvarse si Feijóo muestra predisposición a dialogar y a llegar a un entendimiento, como ha ocurrido con el pacto de gobierno en Castilla y León. Un cambio de tono que perciben en el endurecimiento de su discurso contra Sánchez y en la ausencia de embestidas significativas contra Vox.
Los contactos para un futuro encuentro
Abascal todavía no hablado con el presidente gallego pero personas de su entorno estarían trabajando para que, una vez se proclame oficialmente líder del PP, pueda producirse un encuentro entre ambos que ayude a recuperar la relación existente antes de la moción de censura, en la que ambos partidos llegaban a coordinar estrategias políticas o parlamentarias para conformar un frente común contra Sánchez, manteniendo cada uno su espacio político.
En Vox admiten que la permanencia de Casado al frente del PP se había convertido en un impedimento para cualquier acuerdo. Algunos miembros del partido vaticinan que, de haber seguido la anterior cúpula del partido, con Teodoro García Egea pilotando las negociaciones políticas en Castilla y León como hizo en Murcia, "el PP se habría quedado sin gobierno" ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo.
Recuerdan que la dirección de Casado ya amenazó en plena campaña electoral con esa posibilidad al asegurar que estaban dispuestos a "perder gobiernos" antes que pactar con Vox. Una animadversión hacia la formación de Abascal que el todavía líder del PP verbalizó recientemente ante sus colegas europeos con las firmas de Alfonso Fernández Mañueco y Juan García-Gallardo recién estampadas en el acuerdo de gobierno.
La expectativa electoral
Vox no muestra preocupación alguna ante un posible vuelco en las encuestas a favor del nuevo PP de Alberto Núñez Feijóo. El interés que ha despertado su futura proclamación, como demuestra el gran número de asistentes que acude a sus actos, no creen que pueda traducirse en un crecimiento exponencial del partido que perjudique a los de Abascal, que se ven muy fuertes en los sondeos.
Con la habitual precaución de la que Vox hace gala a la hora de analizar cualquier encuesta, fuentes del partido aseguran que estudios internos ya les sitúan en el sorpasso al PP con alrededor de un 22% de apoyos, frente al 21% de los populares. Una ventaja muy ligera que podría interpretarse como un empate técnico pero que el partido considera significativa teniendo en cuenta que se trata de una tendencia que detectaron antes de la implosión del PP, que aceleró el crecimiento de los de Abascal. Estos sondeos internos sitúan al PSOE en el 27% de votos y a Unidas Podemos en el 12%.

