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La lección de Orban a Abascal para retener el poder

Vox extiende su influencia a través de diferentes estructuras sociales para combatir a la izquierda.

Vox extiende su influencia a través de diferentes estructuras sociales para combatir a la izquierda.
Santiago Abascal y Victor Orban en la Cumbre de Madrid | Vox

Viktor Orban repite por tercera vez consecutiva mandato tras ganar las elecciones de Hungría. A pesar de llevar 12 años en el poder, no parece acusar desgaste alguno a la vista de los buenos resultados obtenidos por su partido, Fidesz. Un éxito que viene precedido por el fracaso que cosechó en el año 2002, cuando perdió el poder después de gobernar durante cuatro años volcado en gestionar la crisis económica sin tropiezos importantes, a pesar de lo cual no renovó mandato.

Un Orban perplejo por el resultado, decidió entonces dar un giro político y abandonar el liberalismo para acercarse a posturas mucho más conservadoras. Durante la travesía por el desierto que precedió a su segundo mandato, concluyó que uno de sus errores fue subestimar la presencia de sus adversarios en todas las estructuras sociales del país: universidades, sindicatos, instituciones o medios de comunicación.

Al margen de la cuestión migratoria que le hizo crecer como ocurrió con el Frente Nacional francés, el éxito de Orban se explica por su empeño en hacer política en lugar de resignarse sólo a la gestión del país como había ocurrido con la derecha en otros países, incluido España. De esa forma ha logrado afianzarse en el poder.

Las semejanzas con Vox

Los dirigentes de Vox no ocultan sus grandes simpatías por Orban, al que consideran un modelo a seguir por sus políticas de natalidad, migratorias, antiglobalistas y críticas con la UE. Santiago Abascal mantiene muy buena relación con el presidente húngaro, al que ha visitado en varias ocasiones en Budapest y con el que se reunió en Madrid durante la Cumbre de líderes conservadores europeos.

El líder de Vox se sumó a las felicitaciones de otros dirigentes europeos como Marine Le Pen por su victoria en las urnas y ha salido en defensa de Orban en varias ocasiones ante las sanciones que Bruselas ha impuesto al gobierno húngaro por sus leyes contrarias a los grupos LGTBI. El vicepresidente político del partido, Jorge Buxadé, acudió como observador internacional la jornada electoral en calidad de eurodiputado y mostró en twitter infinidad de imágenes elogiando las políticas y al gobierno de Orban.

Las coincidencias se extienden incluso en algunos aspectos a la propia trayectoria que han vivido ambos partidos. Los de Abascal concurrieron a las elecciones de abril de 2019 con el programa económico más liberal de los que se han presentado nunca en España. El encargado de su elaboración fue Rubén Manso, exgobernador del Banco de España, reconocido defensor de las tesis liberales y en la actualidad diputado en el Congreso por Málaga.

Apenas seis meses después de las generales, en octubre de ese mismo año, el partido celebraba el Congreso de Vistalegre II en el que decidía dar un giro a sus políticas para abandonar el liberalismo y abrazar el conservadurismo, como hizo Orban, tomando también de ejemplo a Jair Bolsonaro en Brasil o a Donald Trump en EEUU.

En las elecciones de noviembre de 2019, Vox simplificó mucho más su programa, no incluyó memoria económica y matizó las propuestas más liberales que había presentado en la anterior convocatoria. El partido tomaba entonces un nuevo rumbo para intentar disputar a PSOE y Unidas Podemos su electorado más tradicional para romper la habitual brecha existente entre derecha e izquierda, conscientes también de la dificultad que suponía seguir creciendo a costa del PP.

La influencia entre los jóvenes y las clases medias

Desde entonces, al igual que Orban, el partido ha ido extendiendo su influencia en la sociedad con la creación de diferentes organizaciones y organismos para tener presencia en todos los sectores y combatir de esa forma a la izquierda en su propio terreno. Unidas Podemos fue pionero en las redes sociales pero ahora la hegemonía recae en Vox. A través de ellas influye especialmente entre los más jóvenes, uno de sus principales caladeros de votos.

A ellos llegan también a través de las universidades, respaldando iniciativas como la Plataforma 711, creada hace apenas tres meses al margen del partido pero integrada por afiliados o simpatizantes de Vox. El secretario general de la formación, Javier Ortega Smith, apoyó con su presencia a esta organización acudiendo a uno de sus actos, al que fue invitado. La organización de los Campus ECR, grupo parlamentario en Europa al que pertenece Vox, permite al partido instruir a estudiantes universitarios interesados por sus ideas.

Con el sindicato Solidaridad, Vox ha logrado tener una importante presencia en los comités de empresa, además de atraer lo que llaman "voto obrero" aprovechando el creciente desprestigio que viven los sindicatos tradicionales, CCOO y UGT, cercanos al PSOE y a Unidas Podemos.

Otra de las formas de influencia la ejercen a través de la fundación Disenso, un think tank o fábrica de ideas que ha conseguido tener una importante presencia en Iberoamérica donde combaten de forma muy beligerante el comunismo, cada vez más extendido entre los países de la región. Por último, La Gaceta de la Iberoesfera les permite influir en la opinión pública a través de un medio de comunicación.

El objetivo, según aseguró el propio Santiago Abascal en la última Asamblea General del partido, es "ser primera fuerza" y "superar los 100 escaños" sin resignarse a ser "muleta" o "bisagra" del PP, al que pretenden superar en intención de voto animados por las encuestas que les sitúan en empate técnico, incluso ligeramente por encima, aunque lejos todavía del centenar de diputados.

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