
Vox afronta las elecciones municipales y autonómicas de mayo como una cita clave para reforzar su implantación territorial, un paso imprescindible para crecer a nivel nacional. Sin una estructura provincial que les permita consolidarse, corren el riesgo de diluirse, de ahí la importancia de estos comicios.
El partido aspira a poder gobernar con el PP en la Comunidad Valenciana, Murcia, Ceuta y, quizá, Castilla La Mancha, además de entrar, por primera vez, en los Parlamentos de Extremadura, La Rioja y Navarra. El partido logró en 2019 casi un 7% de votos en estas elecciones, por lo que tienen un amplio margen de mejora hasta llegar al porcentaje conseguido en regiones como Castilla León o Andalucía, donde superaron el 10%.
Castilla y León, como escaparte
Para conseguirlo, el gobierno de Castilla y León es el escaparate perfecto que les permite demostrar su utilidad, además de poder presumir de gestión y medidas. Aunque entraña un riesgo, como demuestran las polémicas protagonizadas por su líder y vicepresidente del gobierno, Juan García-Gallardo, les brinda también la oportunidad de exhibir logros.
Con esa idea, Vox se ha volcado las últimas semanas en publicitar todo lo que han conseguido estos meses a través de las carteras que gestionan: Industria y Empleo, Agricultura y Ganadería y, por último, Cultura. Como ejemplo, ponen haber conseguido registrar la menor cifra de paro de los últimos 14 años con un 8,9% o haber frenado la fuga de personas en edad de trabajar a otras comunidades.
Exhibir medidas, hacerse notar con determinadas declaraciones o propuestas, les permite también evitar el conocido como abrazo del oso por el que el partido más pequeño acaba comiéndose al grande, como le ocurrió a Cs cuando gobernó con el PP en Madrid, Murcia o Andalucía.
Esta semana, el vicepresidente político de Vox, Jorge Buxadé, elogiaba el acuerdo presupuestado alcanzado entre PP y Vox en Castilla y León, defendiendo que sin su partido "no habría sido posible", para poner en valor el papel que han desempeñado. Como si de un eslogan de Vox se tratara, el gobierno presentó las cuentas bajo el lema "Menos impuestos, más familia y más servicios sociales" que Buxadé definió como los "tres pilares que constituyen una expresión de la alternativa social y patriótica".
Entre las medidas más destacadas está destinar una partida presupuestaria para la promoción de los toros, realizar un estudio para albergar o alargar la vida de las centrales nucleares o el aumento de ayudas para luchar contra la "violencia doméstica", en lugar de la "violencia de género", todas ellas exigencias de Vox.
"Se va a reducir el déficit en un 67% y la deuda en un 22%", presumió Buxadé, asegurando que se conseguirá congelando los sueldos públicos o eliminando en un 50% la publicidad institucional dedicada a patronales y sindicatos, además de rebajar un 20% sus subvenciones para dedicarlo a la "reinserción y formación profesional de los jóvenes".
También defendió la aprobación de un plan de inversiones para los seguros agrarios, las infraestructuras rurales, la gestión del agua o la modernización de explotaciones agrarias. "A diferencia de los PGE del Gobierno socialista, comunista y separatista de gastar más y peor, en Castilla y León se va a gastar menos y mejor", remató el vicepresidente político de Vox.
De esta forma, contraponía su modelo y la forma de gestionar al de Pedro Sánchez a nivel nacional, en una estrategia similar a la empleada por Isabel Díaz Ayuso en Madrid, para presentarse como freno al actual presidente.

