
Cristina Ibarrola (UPN) ha sido investida este sábado como alcaldesa de Pamplona. Bildu quería la plaza argumentando que era la fuerza "progresista" más votada y que ese era el pacto con el PSOE-PSN: el de apoyarse en cruzado a mayor gloria de los proetarras y los socialistas en los distintos territorios y elecciones. El PSOE, por su parte, sabía que la foto de un gran pacto con Bildu en puertas del 23-J le mataba electoralmente. Y el resultado ha sido el de permitir que UPN gobierne en Pamplona. Teóricamente.
PSOE y Bildu han quedado ya para negociar un frente común de oposición a UPN. Un bloque al que ya les ha prometido apoyo Geroa en todas las materias que toquen el avance separatista, el vascuence y las cuestiones "sociales". Y ese bloque, confirmado el mismo día del pleno por socialistas y proetarras en las conversiones de ambos partidos, suma 15 concejales (uno más con los también separatistas de Zurekin) frente a los once de UPN (9 concejales) más PP (dos sillas).
Ibarrola contó el sábado con los votos de sus 9 concejales de UPN y los dos de los ediles del Partido Popular de Navarra. En total, 11. La mayoría absoluta en el Consistorio pamplonés es de 14 en un pleno con 27 ediles. Y ha podido ser investida porque en segunda vuelta, en caso no salir ningún candidato con el respaldo de la mayoría absoluta en la primera vuelta, es nombrado alcalde el candidato más votado en las elecciones.
Frente común para controlar a Ibarrola
Los ocho concejales de Bildu, segunda fuerza más votada en el Ayuntamiento, apoyaron a su candidato Joseba Asiron, que sumó los votos de Geroa Bai (2) y Zurekin -Contigo Navarra- (1). La tercera fuerza en el Ayuntamiento, el Partido Socialista de Navarra, que cuenta con 5 representantes, votó a su candidata, Elma Saiz. Y, como no hubo una mayoría absoluta, se dio paso a una segunda vuelta donde ganó automáticamente, por ley electoral, el candidato más votado el 28-M: Ibarrola, la candidata de UPN.
Ahí acabó la historia visible. Pero no la trastienda, que, más bien, comenzó. Porque en esa misma jornada, dos formaciones políticas -PSOE y Bildu- confirmaron sus negociaciones para establecer un frente común con el que mantener bajo control a Ibarrola. Traducido: que PSOE y Bildu pactaron actuar de forma coordinada para evitar un poder real de UPN en el Ayuntamiento. Y es que Bildu, PSN-PSOE, Geroa y Zurekin –que mantienen posturas totalmente cercanas en la mayoría de cuestiones– suman 16 concejales, más que los once que soportan a UPN (los suyos más los del PP).
Las conversaciones para mantener operativo ese pacto de control de Ibarrola se lanzaron hace ya días y se confirmaron en la misma jornada del pleno de investidura de la alcaldesa. Y cuentan con el respaldo del propio candidato de Bildu, Joseba Asiron.
Bildu, de hecho, no ha dejado de reivindicar la Alcaldía para su candidato, Joseba Asiron, argumentado que eran la primera fuerza entre las llamadas "progresistas", y rechazaban dar su voto a otra formación. Por su parte, el PSN descartó la posibilidad de apoyar a Bildu y planteó buscar una mayoría en torno al candidato de Geroa Bai o por medio de un tapado.
Finalmente, no ha habido alternativa aparente y UPN ha mantenido la Alcaldía como fuerza más votada. Pero ahora UPN debe gobernar. Y está claro que la alianza entre socialistas, separatistas y proetarras se opondrá a ello.



