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Armengol, la presidenta del Congreso títere de Sánchez

En apenas mes y medio en el cargo ha favorecido siempre con sus decisiones al PSOE.

En apenas mes y medio en el cargo ha favorecido siempre con sus decisiones al PSOE.
La presidenta del Congreso, Francina Armengol, durante el Pleno de investidura de Alberto Núñez Feijóo. | EFE

Francina Armengol fue elegida presidenta de las Cortes el pasado 17 de agosto, como guiño de Pedro Sánchez a los separatistas ante una legislatura en la que deberá gobernar con todos ellos. En el escaso mes y medio que lleva en el cargo, ya ha dejado patente con sus decisiones que siempre estará alineada con los intereses del PSOE, pese a la neutralidad institucional que le exige el cargo.

Nacida en Baleares en 1971, Armengol entró en contacto con la política ya desde muy joven, como miembro del sindicato estudiantil Bloc d’Estudiants Independentistes de la Universidad de Barcelona, donde estudió Farmacia, siguiendo los pasos de su padre. Esta organización promovía todo tipo de actuaciones a favor de la independencia de Cataluña.

Después de su paso por la Universidad, se hizo militante del PSOE de Baleares, partido por el que fue diputada y, después, presidenta de las Islas. Su mandato estuvo marcado por el escándalo de las menores tuteladas abusadas, que contribuyó a su derrota en las urnas el pasado 28-M. Sánchez la rescató entonces para ocupar la tercera institución del Estado, sólo por detrás del Rey y el presidente del Gobierno.

Moncloa pone fecha a la investidura

La primera decisión que adoptó como presidenta del Congreso fue situar la fecha de la investidura de Alberto Núñez Feijóo el 26 y 27 de septiembre, un mes después de que el Rey le designara candidato. El líder del PP ha desvelado que pidió diez días para negociar con los grupos, pero Armengol le impuso ese plazo tan largo "después de hablar con Moncloa", para que no coincidiera con "los viajes internacionales de Sánchez" y ante una posible repetición electoral que podía caer en Navidades.

La presidenta de las Cortes habló con Feijóo la misma noche en que fue designado candidato y, a la mañana siguiente, apenas unas horas después, anunció la fecha, algo que no ha ocurrido en el caso de Sánchez, para el que todavía no se ha fijado el Pleno de investidura, pese a haber transcurrido varios días desde que se reunió con el Rey.

Lenguas cooficiales, sin reformar el Reglamento

El estreno de Armengol ya marcaba claramente la línea que seguiría en adelante. En el primer Pleno de la legislatura, se saltó todos los trámites parlamentarios para imponer la voluntad del PSOE y permitir el uso de lenguas cooficiales en la Cámara Baja, como pago a los separatistas que la apoyaron para salir elegida. Durante la sesión en el que, precisamente, se debatía la reforma del Reglamento de la Cámara, la presidenta permitió hablar catalán, euskera o gallego cuando ni siquiera se había cambiado todavía la norma.

Durante el Pleno de investidura, se mostró excesivamente laxa con los tiempos de intervención del portavoz socialista, Óscar Puente, que tenía media hora para hablar pero terminó superando los 40 minutos. Ante las quejas del PP, Armengol llamó la atención a la bancada popular para defender que había sido comprensiva también con ellos, cuando en realidad Alberto Núñez Feijóo no tenía límite de tiempo para intervenir.

Cuando la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, pidió retirar del Diario de Sesiones los insultos que la portavoz de ERC lanzó contra la Policía Nacional, la Guardia Civil o la Corona, la presidenta de las Cortes aprovechó para eliminar, también, por iniciativa propia, los supuestos insultos dirigidos a Pedro Sánchez por Santiago Abascal, entre cabezazos afirmativos del presidente en funciones que reivindicaba esta decisión frente a las quejas de la derecha.

El peligroso precedente de rectificar votos

Como colofón, en la segunda votación de investidura, Armengol decidió anular uno de los votos emitidos por un diputado de Junts que, de viva voz, dijo "sí" a la investidura de Feijóo y segundos después, cuando la secretaria de Mesa ya había confirmado su apoyo, intentó rectificar desde el escaño. Una decisión, cuanto menos, irregular que Armengol adoptó después de consultar con los miembros del órgano rector de la Cámara, de mayoría de izquierdas.

Su predecesora en el cargo, Meritxel Batet, ya fue muy cuestionada por tomar decisiones en favor del Gobierno, como cuando decretó el cierre del Parlamento en pandemia, lo que fue declarado inconstitucional por el TC. También cuando el Tribunal Supremo tuvo que intervenir para forzarla a retirar el escaño a Alberto Rodríguez, el diputado de Podemos que fue condenado por patear a un policía.

A pesar de que la actuación favorable de Batet la legislatura pasada, Sánchez ha visto en Armengol un perfil más ajustado a sus intereses que, en apenas mes y medio, ha dado muestras más que suficientes de que responderá con creces a sus expectativas.

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