
El cuerpo de letrados del Congreso de los Diputados es un grupo eficaz, discreto y prestigioso. Algunos de los que todavía quedan en la Cámara fueron los encargados de levantar el andamiaje del Derecho Constitucional en España cuando, tras cuarenta años de franquismo, no había manuales, ni apenas precedentes. Siempre en un segundo plano, han ayudado a asesorar y elaborar algunas de las principales leyes de la democracia.
Llegar a ser letrado en el Congreso de los Diputados no es sencillo. Hay que pasar una de las oposiciones más duras y exigentes de toda la administración nacional. La llegada de la socialista Francina Armengol a la presidencia de la Cámara Baja ha puesto a este cuerpo en la primera plana.
Un nombramiento polémico
Todo comenzó con el nombramiento de Fernando Galindo como letrado mayor de las Cortes y como secretario general del Congreso. Armengol rompía con una regla no escrita: ficharlo del Ejecutivo. El letrado había pedido una excedencia para poder ser alto cargo del Gobierno de Pedro Sánchez. La puerta giratoria le llevó del Ministerio de Administración Territorial a la Cámara Baja que, entre otras funciones, tiene encomendada el control del Ejecutivo.
Su nombramiento creó un ambiente de "tensión", según reconocen en el Congreso de los Diputados, que se ha traducido en una cascada de ceses. El malestar recorre también el Senado, ya que el letrado mayor del Congreso es también el letrado mayor de las Cortes Generales, lo que incluye ambas Cámaras.
En apenas tres meses, el cuerpo de los letrados se ha visto envuelto en un huracán a cuenta de la ley de amnistía. Al poco de llegar, Galindo firmó un informe que daba luz verde a la tramitación de la norma que impulsa el PSOE. Dos meses más tarde, se conocía otro documento, firmado por los letrados adscritos a la Comisión de Justicia, que dudaba de la constitucionalidad de la ley y pedía que fuese "articulada" como una "reforma constitucional". Un movimiento que "no tenían previsto" en el entorno de Galindo, como alertan algunos juristas.
"Miedo y precaución"
El informe fue controvertido por lo que contenía y por los plazos. El PP acusó a Armengol de "ocultación premeditada", ya que no se les entregó el documento a los grupos antes de finalizar el plazo de enmiendas . Una vez más, el discreto cuerpo de letrados volvía a estar en el centro de las miradas mientras se sucedían las bajas en las direcciones de letrados de Comisiones, Gobierno Interior o la del secretario general para Asuntos Parlamentarios.
La oposición a Galindo no deja de crecer entre los altos funcionarios de la Cámara. La última: la renuncia del interventor de las Cortes, Luis de la Peña, por discrepancias con el letrado mayor del Congreso. Entre los juristas de la Cámara sentencian que ya no existe, a diferencia de hace unas semanas, "precaución" y "miedo" a que sean degradados o no sean ascendidos. Cada vez son más las voces que se oponen a un "intento de copo" de los principales puestos de letrados de la Cámara.
"Falsa pluralidad"
Esto está obligando a actuar a Francina Armengol y a Fernando Galindo que está aupando a puestos intermedios a letrados que han trabajado con administraciones del PP. Esta semana, a propuesta del letrado mayor, la Mesa nombró como nuevo Letrado director de Comisiones a Alfonso Cuenca, ex viceconsejero de Justicia con Esperanza Aguirre.
Desde el entorno de Armengol replican que es "uno de los puestos de mayor trascendencia en la cámara". Algo en lo que coinciden en los letrados de la Cámara ya que "canaliza a los letrados de cada comisión". Menor relevancia tiene la decisión de Galindo de nombrar como número 3 a Sylvia Martí, que fue Secretaria General de la Asamblea de Madrid bajo presidencia del PP.
Esto no ha calmado el ambiente entre los letrados que alertan de la intención de Armengol: "intentar dar un ambiente pluralista". "Es un intento deliberado de fichar como compensación", sentencian donde creen que la cadena de ceses ha "frustrado" el intento de seguir rodeándose de letrados afines o de traerse a otros letrados que están trabajando en administraciones del PSOE.
Desde la presidencia de la Cámara se defienden asegurando que "hay letrados contentos con los cambios y letrados no tan contentos" pero entre los juristas siguen hablando de un ambiente "tenso" que ni los más veteranos recuerdan en la Cámara Baja.

