
La redacción no deja lugar a dudas: "Impulsar un sistema de financiación singular que avance hacia la plena soberanía fiscal". Incluso habla de "recaudar, gestionar y liquidar todos los impuestos". Un acuerdo que dinamita toda la solidaridad interterritorial y que supondría que Cataluña sale del régimen común para instalarse en una especie de concierto encubierto.
Una vez más, todo lo que el PSOE prometió por activa y por pasiva que no ocurriría, lo firman a cambio de una investidura. Todo queda ahora a expensas de las bases de ERC que este viernes votan en un referéndum vinculante si su partido debe aceptar ese acuerdo e investir al líder del PSC, Salvador Illa.
Este martes, sólo unas horas después de la declaración de Sánchez como testigo ante Peinado, la Ejecutiva del PSOE aprobaba una resolución en la que "respaldan plenamente" el "preacuerdo" entre ERC y PSC. El matiz es importante porque el documento que distribuyeron los separatistas habla de "acuerdo de investidura".
También la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, utilizaba el término de "preacuerdo". La ministra socialista lo celebraba como un "triunfo" y pedía que se sea "respetuoso" con los tiempos "que se han dado los partidos". Hasta Pedro Sánchez, en una comparecencia desde Mallorca donde despachaba con el Rey, elogiaba "el preacuerdo entre dos partidos" como "muy positivo" y se mostraba convencido en que "podamos ver una sesión de investidura en las próximas semanas".
El líder del PSOE obviaba también las preguntas sobre las quejas del presidente de Castilla la Mancha, Emiliano García Page, y se escudaba en la "unanimidad" que este martes le dio la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, donde los líderes de las federaciones no están presentes. Sólo hubo una abstención. Se trata de un miembro de la federación de Castilla la Mancha, Álvaro Martínez Chana.
El argumentario parece calcado al milímetro por los ministros y el partido. Fuentes de Moncloa recalcaban el término de "preacuerdo entre dos partidos" y aseguran que, pese a que para reformar la financiación se necesita el visto bueno del Gobierno, ellos no tienen nada más que añadir, al menos por ahora. En el Gobierno no quieren hablar de las medidas pactadas entre ERC y PSOE hasta que las bases separatistas no las ratifiquen.
También en el partido justifican su silencio. "Lo importante ahora es que las bases de ERC decidan", añaden fuentes del partido. Desde Mallorca, Sánchez se mostraba elogioso con ERC. Para cortejar a los separatistas, afirmaba que tiene un "profundo respeto" por el partido de Junqueras porque "durante estos seis años" ha contribuido a "superar la judicialización del procés" y el "respeto y reconocimiento del avance nacional". Sí afirmaba, como ultimátum, que lo que salga de la consulta a las bases de ERC determinará si "habrá o no repetición electoral en Cataluña".
Difícil tramitación
Lo que nadie oculta es que el "preacuerdo" es de difícil tramitación ya que requiere reformar la LOFCA (Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas). En el documento suscrito por la Ejecutiva, los socialistas se "comprometen a impulsarlo y hacerlo efectivo en aquellos puntos donde su materialización dependa de las instituciones de carácter estatal en las que este partido tiene representación". Es decir: en el Congreso de los Diputados.
De la mayoría de investidura, los diputados de Chunta (1) y Compromis (2), integrados en Sumar, ya advierten que votarán en contra. Tampoco parecen muy favorables en BNG. Es decir, sólo tendría 167 votos a favor. Tampoco parece que pueda pescar en otros partidos a los que el Gobierno recurre cuando se le complica una votación, Coalición Canaria, ya que dependen de la solidaridad territorial. ¿Se convertirá el preacuerdo en acuerdo? Veremos.