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El pánico se instala en Moncloa y Sánchez se atrinchera con sus fieles en el búnker

La sensación de fin de ciclo se extiende en el PSOE mientras en el Gobierno ven que esto no es una tormenta pasajera tal y como les prometieron.

La sensación de fin de ciclo se extiende en el PSOE mientras en el Gobierno ven que esto no es una tormenta pasajera tal y como les prometieron.
Sánchez defiende que actuó de inmediato al apartar a Ábalos. | LD / AGENCIAS

En la Rusia soviética había un chiste recurrente sobre el momento tras la muerte de Stalin: "Stalin ha muerto", decía un funcionario, "pues a ver quién se lo cuenta", respondía otro. El ocaso de los líderes suele dejar imágenes de decadencia, de aquellos que no quieren asumir que están perdiendo el poder. Se atrincheran en sus búnkeres, con sus últimos leales, y mueven tropas imaginarias por los mapas creyendo que les funcionarán los trucos de antaño.

A Pedro Sánchez le está empezando a pasar esto. En el PSOE se está instalando una sensación de fin de ciclo. Se ve en la mayoría de las federaciones. El aval de Ferraz a un candidato alternativa ya no infunde terror sino que se ve como una oportunidad para confrontar y venderse como outsider. Ya no hay temor, sino que se reta abiertamente a unas primarias a la dirección federal.

A Sánchez ya sólo le quedan los fieles que permanecen en el Gobierno y que reproducen de manera mansa el argumentario que ha creado Francesc Vallés, secretario de Estado de Comunicación y exdiputado del PSC. Se vio este pasado martes cuando la ministra portavoz, Pilar Alegría, inmoló su credibilidad reproduciendo un argumentario plagado de inexactitudes y bulos sobre el auto de la Audiencia Provincial y la ley que reducirá penas a 41 etarras que cumplieron parte de su condena en Francia.

Se instala la desconfianza

En el partido empiezan a ver con desconfianza algunos de los argumentarios que les han llegado. Durante meses, se les repitió que el caso de Begoña Gómez quedaría archivado y la mayoría se lo creyó. También los ministros creían que no pasaría el filtro de la Audiencia de Madrid pero, lejos de archivarse, el auto ha avalado al juez Peinado para que siga investigando.

Primer "shock" de la semana. Ahora, en privado, muchos prefieren reconocer que no saben qué pasará con la mujer del presidente, antes que augurar su archivo, aunque el argumentario oficial, y que seguirán repitiendo en Moncloa, es que la causa está próxima a su fin. De la catarata de mentiras de Pilar Alegría, sólo rectificarán el bulo que reprochaba al magistrado su "investigación prospectiva" y que no figura en las 23 páginas del auto. El resto, repiten que no es mentira, que es lo que ellos creen de veras que sucederá.

El Gobierno, que durante meses tildó de "bulos" de "la fachosfera" alguna de las investigaciones periodísticas sobre la mujer del presidente o de exministros como Ábalos, empieza a ver cómo esos indicios salen ahora en informes de la UCO. En el seno del Ejecutivo hay quienes creen que fue "excesivo" arremeter contra el magistrado Peinado y contra los medios de manera tan abierta. Lamentan que esa estrategia, ideada por Vallés, les está pasando ahora factura.

El búnker en el que se ha instalado el núcleo duro es tal que este jueves, cuando ya decenas de portadas adelantaban el informe de la UCO, en la Secretaría de Estado de Comunicación todavía estaban convencidos de que podrían esquivar el asunto en las tres ruedas de prensa que Ángel Víctor Torres tenía ese día, tras las reuniones de Sánchez con los presidentes de Canarias, Aragón y Navarra.

Ni siquiera le prepararon un argumentario al ministro hasta por la tarde. Ya a mediodía, en la segunda comparecencia, se coló una pregunta sobre Ábalos. El malestar en el Gobierno era evidente. Vallés, que había bajado a monitorizar la rueda de prensa, había dado orden de no dar turnos a medios críticos con el Ejecutivo, creyendo que el informe era una cosa que sólo interesaba a la fachosfera. No fue así y la primera en abrir la veda fue TVE, ante el pánico gubernamental.

Pasadas las seis de la tarde, cuando ya todos los medios tenían en sus portadas las novedades, el Gobierno vio cómo la última rueda de prensa se convertía en monográfica sobre el informe de la UCO . Torres negaba "la visita" de Delcy, pese a que su avión tocó tierra y la vicepresidenta de Maduro llegó a ir a una sala VIP de Barajas.

La conmoción en el Gobierno era total pero, para no dar sensación de caos, repetían que hay "preocupación cero" . No opinan lo mismo en el partido. Nadie quiere opinar pero creen que esto no ha hecho más que empezar y que veremos más novedades.

Al día siguiente, para tratar de aparentar normalidad, cambiaron a última hora el formato de una declaración institucional de Sánchez desde el Vaticano. En principio, no iba a admitir preguntas y al final aceptaron tres cuestiones (dos sobre internacional y uno sobre la UCO).

Sánchez, "prendado"

El argumentario que recibieron este viernes los ministros era idéntico. "No hubo ninguna reunión" y "la parada" del avión de Delcy Rodríguez "fue por cuestiones técnicas" para que descansase la tripulación. Sólo una titubeante Pilar Alegría lo repetía aunque, a la primera repregunta sobre esta débil argumentación, la ministra se ponía nerviosa y decía que la suya era "la verdad".

Otros, como Félix Bolaños u Óscar Puente, preferían improvisar, saltándose el argumentario. El ministro de Presidencia y Justicia, descolocado y en estado de "shock" apenas articulaba palabras. Su rostro parecía el del Comité "Funeral" del PSOE en el que Pedro Sánchez amagó con retirarse tras su "periodo de reflexión".

En aquella ocasión, Bolaños se echó a llorar, pensando que era el fin de Pedro Sánchez.

¿Y qué hace ahora el líder socialista? El presidente del Gobierno sigue despachando con Vallés y con su flamante jefe de Gabinete, Diego Rubio, ideando nuevas estrategias y prometiéndole que esto es un bache pasajero. Sánchez sigue mostrando su preferencia por asuntos internacionales, creyendo que el "ruido" nacional será pasajero.

El presidente está prendado del nivel intelectual y académico de Rubio, mientras en el Gobierno dudan de que este joven, sin aval del partido, sea capaz de dirigir la tormenta judicial que se avecina sobre Sánchez y el Gobierno.

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