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PP y Junts afianzan su convergencia para presionar al Gobierno con distintos intereses

El nuevo curso político ha traído alianzas inesperadas que sacan de quicio a Sánchez.

El nuevo curso político ha traído alianzas inesperadas que sacan de quicio a Sánchez.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante el pleno del Congreso de los Diputados en Madrid. | EFE

El PP arrancó el curso político reconociendo que intentarían aprovechar al máximo la debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez para presentar propuestas, especialmente de carácter económico, para romper el bloque de Gobierno. Sin renunciar a su programa, los de Alberto Núñez Feijóo acumulan ya varias victorias en el Congreso y el Senado que están haciendo mella incluso entre los socios.

"Parece que el PP sólo quiere tocarnos las narices", llegó a decir la semana pasada el portavoz del PNV, Aitor Esteban, después de que los populares sacaran adelante con Junts una transaccional para eliminar el impuesto a la producción eléctrica, cuyo trámite parlamentario sigue suspendido después de que el Gobierno cancelara la Comisión de Hacienda que debía validarlo para evitar una nueva derrota parlamentaria.

En similares términos se manifestó el partido cuando en pleno verano el PP logró sacar adelante en la Diputación Permanente el reconocimiento de Edmundo González como presidente electo de Venezuela. Un éxito ratificado por el Pleno del Congreso la semana pasada, donde, de nuevo, los separatistas se unieron a los de Feijóo para pedir además que se juzgue a Nicolás Maduro en la Corte Penal Internacional. Sinergias, por tanto, que no sólo se reducen a las cuestiones económicas, sino también de carácter social.

Negociaciones "discretas" entre PP y Junts

Los populares se han anotado otro éxito este semana al conseguir reformar el paquete fiscal vía enmiendas, gracias al apoyo de Junts y el PNV, que junto a Vox han sumado 183 votos en el Congreso. Una mayoría aplastante que ha provocado importantes quebraderos de cabeza en la coalición de Gobierno. Pedro Sánchez intentó hasta el final frenar la derrota, que ahora pretende revertir recurriendo a maniobras políticas y judiciales, pero apenas pudo salvar la Ley de Eficiencia en la Justicia promovida por Félix Bolaños.

Lo ocurrido no sólo deja tocado al Ejecutivo, sino que ha provocado un enfrentamiento público entre socios. El portavoz del PNV reprochó a Ione Belarra que fuerce la maquinaria para buscar las cosquillas al Gobierno exigiendo propuestas imposibles, dado el rechazo manifiesto de los separatistas. "Por mucho que grite e insulte, la mayoría es la que es", decía Esteban, recordando que, además de nacionalistas, son partidos de derechas, en un intento por reivindicarse frente a su competencia más directa: Bildu en el País Vasco o Vox y Alternativa por Cataluña en Barcelona.

La convergencia entre PP y Junts no es fruto de la casualidad. Por primera vez, el PP reconocía esta semana que ha habido contactos con todos los grupos, incluido los de Carles Puigdemont, para sacar adelante sus propuestas. "Contactos" que, inevitablemente, se traducen en "negociaciones" en el caso de la transaccional pactada en días anteriores entre ambos partidos.

Fuentes del PP se esfuerzan por defender que "no hay contrapartidas" a cambio del apoyo de Junts, y presumen de tener mayor capacidad legislativa que el Gobierno. Una estrategia que van a mantener en adelante. El propio Feijóo elogiaba, en corrillo con periodistas, la "coherencia de Junts" frente al PNV, al que considera "socio estructural de Sánchez".

Los PGE como prueba de fuego

El PP logra así romper el bloque de gobierno en momentos puntuales, mientras Junts se vale de los populares para meter más presión a Sánchez y elevar así el precio de su apoyo para conseguir más contrapartidas. Tanto es así que el presidente ya habría dado orden de conceder todo lo que pidan a los separatistas para salvar la legislatura, que quedaría herida de muerte sin Presupuestos Generales del Estado. Esta será la verdadera cuestión de confianza a la que se someta Sánchez, como reconocía en el Senado, ante un micrófono abierto por error, Elías Bendodo.

De ahí que la propuesta de Junts para que el jefe del Ejecutivo se someta a este examen apenas es simbólica, aunque el Gobierno está lo suficientemente preocupado como para frenar la propuesta en la Mesa del Congreso, donde se ha retrasado el debate sobre si admitirla a trámite hasta después de las Navidades.

Dado que enero es inhábil, no llegaría a Pleno hasta, al menos, finales de febrero o principios de marzo, cuando ya debería conocerse el desenlace sobre las cuentas públicas, que de momento arrancan ya prorrogadas el 1 de enero, por segundo año consecutivo, estando todavía en vigor las de la pasada legislatura, ya que en esta todavía no se han aprobado siquiera los primeros PGE.

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