
El Gobierno negocia contra reloj para tratar de salvar dos de los tres decretos que se votan este miércoles en el Congreso. Año nuevo, pero el Ejecutivo de Pedro Sánchez continúa afrontando angustiosas negociaciones de última hora, ante la débil aritmética parlamentaria para que PNV y Junts no tumben los decretos económicos. Esta votación se produce justo después de que el presidente de Junts, Carles Puigdemont, haya anunciado la suspensión de negociaciones con el PSOE.
Impuesto a las energéticas
En el caso del impuesto a las energéticas, en Moncloa asumen que perderán la votación ya que PNV y Junts unirán sus votos a PP y Vox para que no se prorrogue, como ya hicieron en diciembre tumbándolo. La atención se centra en el decreto ómnibus que recoge una batería de medidas que ya están en vigor y que, si no es convalidado, decaerían de manera automática. Entre ellas está la subida del 2,8% de las pensiones, la subvención a los abonos transporte y Cercanías, ayudas a los afectados a la DANA de Valencia y, de rondón, el Gobierno ha colado la cesión de un céntrico palacete parisino al PNV.
Una técnica habitual del Ejecutivo, la de mezclar cosas que nada tienen que ver para obligar a una trágala parlamentaria, pero que ahora se les puede volver en contra.
En el Gobierno dicen que están negociando con todos, incluido el PP, pero los de Feijóo lo niegan. "No ha habido ninguna comunicación, con nadie", trasladan fuentes de la dirección del partido, que ironizan con los viajes del PSOE a Waterloo.
Y es que lo más llamativo es que los contactos con Junts se han restablecido. Hasta Waterloo ha viajado el número tres del PSOE, Santos Cerdán, y su mano derecha, Juan Francisco Serrano, para retomar el diálogo con Puigdemont.
Presión al PP
Aunque no lo deben de ver del todo claro. En el Gobierno ponen toda la presión sobre el PP para que, al final, les respalde. "Yo creo que los ciudadanos nos votan a los grupos políticos para que les mejoremos las condiciones de vida, no para que les perjudiquemos", afirmaba este martes Félix Bolaños. En Moncloa ya adelantan que si decae, y de manera automática se vuelven a bajar las pensiones y se retiran las ayudas al transporte, culparán a Feijóo.
En el PP evitan confirmar el sentido de su voto a la Ley Ómnibus del Gobierno, que incluye ayudas a la DANA, pero también pagos a los socios de Pedro Sánchez, como la cesión del Palacio de París al PNV, que ha sido duramente criticada por los de Feijóo. El portavoz parlamentario, Miguel Tellado, insistía ayer en acusar al Ejecutivo de comprar apoyos y ceder al chantaje, mientras reprochaba a los nacionalistas vascos "haberse convertido en el partido aprovechategui por aprovechar la debilidad de Sánchez y hacer caja".
Tampoco a su izquierda parece que el Gobierno lo tenga más fácil. El decreto que tiene más difícil futuro es el que incluye un gravamen para las empresas energéticas en 2025, una medida imprescindible para Podemos que se niega a negociar otras iniciativas si decae, lo que complicaría aún más los Presupuestos. La propuesta cuenta con el rechazo frontal de Junts y PNV a los que los morados tachan de ser "los cachorritos de Repsol".
El único decreto que saldría adelante es el de una reforma de las pensiones y sería gracias al PP. Podemos, Bildu y el BNG han confirmado que votarán en contra, calificándola de "regresiva" mientras que Feijóo adelantó la semana que contará con su apoyo, dado que la propuesta llega con el aval de los agentes sociales, y pretende incentivar que se alargue la vida laboral de los trabajadores, haciéndola compatible con la jubilación.
Sánchez no estará
A esta votación no asistirá Pedro Sánchez que estará en el foro de Davos. El foro suizo se produce en la misma semana de la toma de posesión de Trump.
Aunque el Gobierno ha bajado el tono contra el presidente norteamericano, tras anunciar una posible subida del 100% de los aranceles a España, en Moncloa ya advierten que el discurso del presidente del presidente del Gobierno se centrará en la amenaza de la "ultraderecha" y critican unas declaraciones del exjefe de Gabinete de Trump durante su primer mandato, Steve Bannon, que hablaba de "condicionar" la política en Europa.