
En la campaña de las últimas elecciones generales el prófugo Carles Puigdemont declaró que "a Pedro Sánchez no le compraría ni un coche usado". La aritmética parlamentaria propicio que el prófugo le comprara a Sánchez mucho más que un coche usado. El acuerdo firmado por los secretarios generales del PSOE y Junts, Santos Cerdán y Jordi Turull, el 9 de noviembre de 2023 en virtud del cual el partido separatista votaría a favor de la investidura del candidato socialista partía del relato del independentismo, el conflicto político entre dos naciones diferentes en el que la culpa en su integridad era de España, el Estado ocupante.
A partir de esos supuestos, el PSOE se comprometía a una negociación a tumba abierta con la Ley de Amnistía y la autodeterminación como elementos irrenunciables. El acuerdo contenía toda clase de cesiones y establecía una negociación en Suiza con la participación de un verificador internacional.
Los primeros pasos de la alianza entre los socialistas y los de Junts fueron plenamente satisfactorios para el expresidente prófugo. El catalán en el Congreso, la Ley de Amnistía y su legitimación política a pesar de su condición de fugado con unas negociaciones "internacionales" en las que a un lado de la mesa estaba el Gobierno de España y en el otro, la Generalidad de la república del 1-O eran elementos objetivos y concretos.
La situación ha dado un giro de 180 grados. Pedro Sánchez ha tensado la cuerda. Todos los asuntos tratados en Ginebra están encallados. Según Junts, el Gobierno no cumple lo acordado a pesar de los notorios afanes del ministro Albares por conseguir que el catalán sea un idioma oficial en la Unión Europea. No hay avances en el traspaso integral de las competencias en inmigración y fronteras. Puigdemont sostiene que se acordó el "traspaso integral", no una "cesión" acotada. Más lo de la cuestión de confianza.
La gota que ha colmado el vaso ha sido que el Gobierno de Sánchez le impute que las pensiones bajan por culpa de Junts también y que Junts vota con la "extrema derecha" de PP y Vox. Puigdemont siempre ha expresado enormes reticencias sobre Sánchez y el último episodio en el Congreso ha confirmado de nuevo sus expectativas.
"Los jubilados y los usuarios le importan un rábano", "practican aquello del cuanto peor (para la oposición) mejor para el Gobierno, no para la gente", "se esconden cobardemente en el relato", "lecciones, ni una". Estas son algunas de las frases de Puigdemont en sus redes sociales. El líder de Junts insiste a Sánchez para que convoque un Consejo de Ministros extraordinario y desagregue las pensiones, bonificaciones y ayudas del decreto ómnibus.
"El partido socialista y sus socios no deben estar muy preocupados por las 'fake news' porque no paran de extender una muy grande en estas últimas horas, que es la de presentarnos a nosotros como contrarios al aumento de las pensiones o contrarios a los descuentos en el transporte público, y nada más alejado de la realidad", ha afirmado también el dirigente separatista en su cuenta de Instagram.
No habrá censura
En Junts dan por rotas las relaciones. Confirman lo que anunció Puigdemont el pasado viernes, cuando la Mesa del Congreso aplazó el debate sobre la admisión a trámite de su proposición para someter a Pedro Sánchez a una cuestión de confianza. Es una condición indispensable para reabrir los puentes. En caso contrario, la legislatura para Junts ha terminado. Eso sí, en ningún caso apoyarán una moción de censura de Núñez Feijóo. Consideran que Sánchez no aguantará mucho tiempo en la más absoluta precariedad parlamentaria.
La otra lectura es la colisión entre independentistas una semana después de que Oriol Junqueras y Carles Puigdemont se reunieran en Waterloo y mostraran, al menos de cara a la galería, una cierta sintonía. ERC se ha sumado al coro de quienes acusan a Junts de ser un "submarino" de un futuro Gobierno de PP y Vox. Tales afirmaciones han causado un enorme enojo en Junts.