
No ha pasado ni una semana desde que el Gobierno quedó partido en dos en el Congreso. Una parte, la de Sumar, pidiendo que España no participe en el plan de rearme de Europa y que salga de la OTAN. Otra, la del PSOE, prometiendo lo opuesto en el Consejo Europeo y votando en el sentido contrario en la Cámara Baja. Esta semana, ambos partidos volverán a votar en sentido inverso en una cuestión fundamental: si el Salario Mínimo tiene que tributar en el IRPF.
En el sector socialista del Gobierno defienden que, ahora que el SMI ya es el 60% del salario medio, sus perceptores tienen que empezar a tributar porque, de lo contrario, toda la tributación recaería sobre un 40% de la población. Fuentes del Gobierno recalcan que sería más simbólico que efectivo ya que, a la hora de hacer la declaración del IRPF, se les devolvería casi todo. Por contra, Sumar y PP piden que no tributen y que estén exentos todos aquellos que ganen el SMI.
Las negociaciones, como admiten en el entorno de Hacienda y de Sumar, no existen y están rotas porque las posturas están muy enconadas. "Si alguien no quiere negociar, no negocia", sentencian fuentes próximas a una de las partes. A esto se une la enemistad cada día más evidente entre Yolanda Díaz y María Jesús Montero.
La intención de Hacienda es la de vetar este martes la proposición de ley que presentó con el objetivo de impedir su tramitación, según fuentes del ministerio. Desde Sumar aseguran que levantarán el veto en la Mesa del Congreso, lo que es posible uniendo sus votos a los del PP, que tiene registrada su propia proposición de ley con el mismo objetivo: eximir de tributación a los que ganan el IRPF.
Aunque la tensión es evidente. La decisión de la mesa del Congreso, de la mano de PP y Sumar, podría incluso llegar hasta el Tribunal Constitucional. Una medida que evidenciaría una mayor ruptura entre los socios de un Gobierno ya debilitado y sumido en unas cuentas presupuestarias prorrogadas desde la pasada legislatura. De momento, en Moncloa niegan que vayan a pedir unas medidas cautelares ante el TC si la mesa levanta el veto.
La estrategia de Sumar
Diaz se ha aferrado a la bandera de eximir la tributación a los que ganan el SMI para tratar de revitalizar su partido, cada vez más hundido en las encuestas tras un sucesión de escándalos. La estrategia de Sumar pasa por la reducción de la jornada laboral y la aprobación del aumento del SMI para obtener rédito político en futuros comicios.
Una idea que cada vez se presenta más difusa teniendo en cuenta que la vicepresidenta segunda, aún no cuenta con los apoyos necesarios para que la reducción de la jornada laboral reciba luz verde en el hemiciclo y con la férrea oposición de Junts en este asunto.
A esto se suma la división en torno al aumento del presupuesto de Defensa. El pasado jueves, PSOE y Sumar consumaron su división sobre defensa en el Congreso de los Diputados. Pese a que los de Yolanda Díaz votaron en una iniciativa no vinculante, a favor de que España saliera de la OTAN y rechazara el rearme europeo, la voluntad de Sumar es apoyar un incremento en el gasto de defensa, una postura contraria al tradicional de las izquierdas. Una incongruencia que critican partidos como Podemos ante la tibieza de Díaz.
El desgaste que sufre Díaz en su coalición dividida es cada vez más evidente. Izquierda Unida, el partido político que más alza la voz en contra de "la espiral bélica" que avanza, "va a crear una nueva guerra fría". Como paraguas en este contexto geopolítico, el coordinador federal de IU, Antonio Maíllo ve positivo el acercamiento de Pedro Sánchez a China. Ve en el comunismo un perfecto aliado para "disuadir" a Rusia de atacar países fronterizos desatendiendo que Xi Jinping y Vladimir Putin confirmaron su asociación "a largo plazo y sin límites" en el tercer aniversario de la guerra de Ucrania.