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Juana Rivas vuelve a usar a su hijo mayor (y al Gobierno) para evitar la entrega del menor al padre

Gabriel, que vive con su madre y en Italia consideran que está "manipulado" por ella, ha vuelto a escribir una carta contra Francesco Arcuri.

Gabriel, que vive con su madre y en Italia consideran que está "manipulado" por ella, ha vuelto a escribir una carta contra Francesco Arcuri.
Europa press

A falta de un día para que expire el ultimátum dado por la Justicia española para que Juana Rivas entregue a su hijo pequeño al padre, la de Maracena trata de agotar todas las vías para evitarlo. Para ello, no ha dudado en volver a utilizar a su hijo mayor, que ha pedido por carta a "cualquier autoridad competente" que impida la entrega de su hermano pequeño a Francesco Arcuri, bajo el reiterado argumento de que el menor corre peligro bajo su custodia.

En esta batalla, Rivas contaría, además, con la complicidad del Gobierno. Tal y como confirman desde el Ministerio de Justicia, el departamento que dirige Félix Bolaños está estudiando en estos momentos tanto la solicitud del Ayuntamiento de Maracena como la de los abogados de la madre. "Se está examinando detenidamente con el fin de dar una respuesta fundamentada en Derecho antes del día 25, fecha fijada para la entrega", aseguran las mencionadas fuentes.

El martes, el propio Bolaños corroboró su implicación en el caso, utilizando el bochornoso espectáculo al que Rivas sometió a su hijo como justificación: "Vamos a seguir trabajando para garantizar el interés superior del menor y le confieso que a mí la imagen del niño llorando me ha dejado muy mal cuerpo y entiendo la angustia y la preocupación de la madre, la familia y gran parte de la sociedad española al ver esas imágenes".

La carta de Gabriel

En ellas también jugaba un papel importante el hijo mayor de Juana Rivas, que vive con ella por voluntad propia desde que cumplió 17 años y, según la Justicia italiana, está completamente "manipulado" por la madre, a la que describen como una mujer con un "funcionamiento psíquico severamente patológico". Ahora, el joven da un paso más allá y escribe de nuevo una carta para reiterar los supuestos malos tratos a los que él mismo asegura que fue sometido.

Concretamente, se retrotrae al verano de 2017 cuando, finalmente, tras el secuestro perpetrado por Rivas, fue entregado a Arcuri con su hermano. Según denuncia, no se "defendieron" sus derechos, ni lo "escucharon", dando lugar a lo que ha definido como "cinco años de abuso y de maltrato" hasta que cumplió los 16 años. Ahora, según esgrime, a su padre "lo juzgarán en Italia en menos de dos meses".

"Confío en que lo condenen porque la Fiscalía aporta muchas pruebas irrefutables, necesitamos justicia", insiste en referencia al proceso italiano, para el que hay fijada una vista el 18 de septiembre. La realidad, sin embargo, es que, en enero de 2023 fue la propia Justicia italiana la que decidió darle al padre la custodia de los menores, después de que Servicios Sociales corroborara que "este servicio nunca ha detectado maltrato alguno por parte del Sr. Arcuri".

¿Por qué se le juzga ahora?

Los hechos por los que ahora se procesa a Arcuri tienen que ver con una última denuncia interpuesta por Rivas aún por dirimir y se remontarían a 2019, curiosamente, el mismo año monitorizado por los Servicios Sociales sin que apreciasen absolutamente nada. Según el escrito de acusación, basado en el relato de Gabriel, los niños habrían sufrido "violencia física, vejaciones, injurias y amenazas". Además, en esta última denuncia, se relatan episodios concretos, fechados entre febrero y mayo de 2019, en los que Arcuri habría empujado y golpeado a sus dos hijos.

Se da la circunstancia, de que, a diferencia de lo que sucede en España, la instrucción no la dirige un juez, sino que es el Ministerio Público el que toma las riendas y decide a quién procesar. Hasta ahora, el Ministerio Público representado por Gaetano Porcu nunca se había posicionado a favor de Rivas. De hecho, el fiscal siempre negó haber encontrado daños reales en los menores en las decenas de ocasiones en las que su madre les llevó al hospital, cuando acudía a visitarles a Cerdeña, e incluso llegó a dar orden a los Carabinieri de que no le trasladaran más partes de lesiones sin que se aportaran pruebas de las mismas.

Precisamente por eso, las fuentes consultadas por LD explicaban ya hace meses este vuelco en el cambio de representante de la Fiscalía, una vez que Sergio di Nicola había tomado el relevo a Porcu al frente de la misma. Ahora, sin embargo, serán los jueces los que tendrán la última palabra y, tal y como ha podido saber LD, será la misma sala que ya archivó hechos similares en 2020.

¿Alienación parental?

A pesar de que el testimonio del hijo mayor de Juana Rivas ha sido utilizado por muchos para poner en duda las consideracion de la Justicia italiana , lo cierto es que ni psicólogos ni jueces han dado nunca credibilidad a tales acusaciones, porque jamás se han encontrado pruebas, porque su actitud nunca ha casado con sus palabras y porque ha quedado constatado que el secuestro perpetrado por Juana Rivas —por el que fue condenada en sentencia firme— "favoreció la estructuración de un proceso de alienación de la figura paterna".

Según los Servicios Sociales, además, esta situación generaba en el padre "una enorme dificultad en la gestión de las relaciones con los niños", porque cualquier palabra o actitud o comportamiento venía "instrumentalizado y manipulado" y corría el riesgo de que todo lo que dijera e hiciera fuera utilizado en su contra. Pero, ademas, en el caso del pequeño Daniel, él mismo ha llegado a denunciar la presión que su madre ejercía sobre él para que dijera cosas que no eran ciertas.

La confesión de Daniel

"Me obligó a hacer vídeos, me obligó a decir que quiero vivir allí (en Granada), pero yo no quiero vivir allí, yo quiero vivir aquí", dijo insistentemente el menor ante el juez italiano y ante los profesionales que siguen su caso en Cagliaria, a los que, además, les confesó que su madre había aprovechado las últimas vacaciones de verano para llevarle a varias psicólogas para tratar de predisponerle contra su padre.

Al no conseguirlo, una vez que el menor ya estaba en Carloforte, Rivas presentó unas capturas de pantalla de supuestos mensajes de su hijo pequeño, en los que éste le pedía ayuda "frente a una escalada de conductas cada vez más graves" por parte de su exmarido. La jueza rechazó, sin embargo, tales pruebas, tras pedirle a uno de los educadores que hablase con el menor para indagar si era cierto. El niño aseguró entonces "que él no había escrito tales mensajes, que en realidad habían sido escritos por la madre, usando aplicaciones y el sistema de capturas de pantalla para cambiar las fechas".

Por todo ello, la Justicia italiana corroboró finalmente que Juana Rivas no solo dificulta la "relación afectiva con el padre", sino que, además, "mina la serenidad" de sus hijos, sobre los que ejerce un "profundo daño psicológico". Por eso, con el fin de limitarlo al máximo posible, no solo le otorgó la custodia a Francesco Arcuri, sino que, además, limitó las visitas de la madre.

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