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La estrategia política

Así es la estrategia de Sánchez para volver a Moncloa aunque pierda las próximas elecciones

Pedro Sánchez no quiere soltar el poder. Si lo pierde, su estrategia pasa por el control del PSOE para asegurar su regreso a la Presidencia.

Pedro Sánchez no quiere soltar el poder. Si lo pierde, su estrategia pasa por el control del PSOE para asegurar su regreso a la Presidencia.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Sánchez no quiere soltar el poder de ninguna de las maneras. Y, en caso de que no tenga más remedio que alejarse de él, considera que será temporalmente, porque él, incluso perdiendo las elecciones cuenta con una estrategia para volver a ser presidente.

Que si adelanta elecciones, que si no las adelanta. Que si las encuestas del CIS son reales o son un enorme fraude comandado por las indicaciones de Ferraz. Más allá de todas estas discusiones habituales, Pedro Sánchez cuenta con un plan general claramente más estructural que las dos cuestiones mencionadas. Y es que Sánchez no quiere perder el poder bajo ningún concepto. Y si lo pierde, será para recuperarlo: cuenta con un plan para volver al cabo de un mandato legislativo y contando con el control del partido desde dentro y con un enfrentamiento entre los dos partidos de la derecha.

La absorción de la izquierda

Sánchez funciona siempre con distintos escenarios. El primero, desde hace tiempo, pasa por la absorción de voto del resto de partidos de la izquierda. Así, mientras ERC o Podemos o Sumar le han dado el apoyo necesario para gobernar, Sánchez lo ha usado para absorber parte de sus votos convirtiéndose en más radical que sus devorados. Lo ha hecho con su postura sobre Israel, lo ha hecho con Salvador Illa y sus avances en la agenda separatista —cupo catalán, control de la inmigración, control por los Mossos de las costas…— y lo ha hecho con Sumar, formación a la que ha reducido a su esqueleto por medio de la absorción de sus planteamientos más antisistema y antiempresa: una subida de más de 160.000 millones de euros en impuestos y cotizaciones avalan esta conclusión.

Pero Sánchez, obviamente, no contaba con que a su partido, familiares y órbita de poder más íntima los cazasen cada día en nuevos negocios, comisiones, chistorras y hasta colocaciones de prostitutas. Y eso ha supuesto un escenario distinto y no deseado al que se ha tenido que amoldar Sánchez.

El plan Frankenstein

Frente a esa tesitura, los asesores de Sánchez cuentan con dos escenarios. El primero, el de poder seguir en el poder por medio de patrocinar todo el enfrentamiento posible entre el PP y Vox -causa, por ejemplo, de la inclusión del tema del aborto en la agenda política- de modo que, la absorción de restos del PSOE por la vampirización de sus aliados, unida a la fragmentación del voto entre el PP, Vox y SALF, permita una gobernabilidad por medio del ya manido gobierno Frankenstein.

Pero lo cierto es que las dudas internas sobre el éxito de este plan de mantenimiento en el poder son enormes. Y ahí entra el segundo escenario, plenamente compatible con el primero desde el punto de vista de que no exige un cambio de estrategia.

El control del PSOE

El segundo escenario pasa por mantener todos los incentivos al enfrentamiento entre las fuerzas de la derecha. Pero unido a un esquema más delicado que lleva ya tiempo fraguándose en el seno del PSOE.

Pedro Sánchez ha ido sustituyendo a todos los barones del partido por medio de gente del perfil de Óscar López (Madrid), Diana Morant (Comunidad Valenciana), Pilar Alegría (Aragón), María Jesús Montero (Andalucía), Eneko Andueza (País Vasco) o Sabrina Mon (Melilla). Perfiles con un más que difícil triunfo en sus plazas pero plenamente sumisos a las indicaciones de Pedro Sánchez. Sánchez no es ningún iluso y conoce perfectamente las limitaciones de cada uno de ellos. Pero también la ayuda que le pueden prestar a él debido, precisamente, a esa sumisión a sus deseos. Y esa es la clave del plan: que mantengan el poder de Sánchez en el PSOE aunque pierda. Porque esta parte del plan sería aplicable precisamente en caso de perder las próximas elecciones.

La apuesta de futuro

¿Con qué motivo quiere mantener el control del PSOE incluso perdiendo?

Fuentes socialistas señalan que Sánchez no aceptará perder el poder ni perdiéndolo. Traducido: que si pierde, espera que el enfrentamiento entre las derechas —PP y Vox— garantice un gobierno frustrante para el voto liberal-conservador, que ello lleve consigo una pérdida de la movilización del voto de derechas en las posteriores elecciones y, en esa tesitura, él pueda volver a ser candidato electoral para presentarse por enésima vez a esas elecciones e intentar retornar como presidente del Gobierno.

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