El descrédito mayúsculo que las(+)

mafias sindicales se han ganado por méritos propios explicaría de sobra que una huelga
obtendría un fracaso garantizado. Lo que llaman piquetes informativos no dejan de ser
piquetes que ejercen una violencia descontrolada y que mucha gente, desde
trabajadores hasta empresas, se ven en la necesidad de plegar velas ante las
amenazas de verse atacados con violencia por estos fascismos de izquierda
sindicalistas. Y en el colmo de la vileza estas mafias atribuyen ese paro forzoso a un
éxito de sus propósitos, lo cual casa con la hipocresía habitual que practican cuando
vocean a los cuatro vientos que hay un seguimiento voluntario de la huelga y mienten
descaradamente cuando emiten alguna información. No deja de ser chocante que estas
mafias sindicalistas, que beben en las fuentes de ideologías totalitarias y que cuando se
despliegan en países democráticos ponen y pregonan por delante los derechos lo hacen
con la única finalidad de engañar a la sociedad, de distraer la atención sobre la
persecución a muerte que se emplea habitualmente en los países donde gobiernan los
totalitarios fascistas de izquierda de su misma cuerda, que persiguen y prohíben los
sindicatos. Es habitual que aquí estas mafias gritan para que se les oiga que las fuerzas
de seguridad del Estado los maltrata, cuando lo que hacen es procurar defender el
derecho de los que quieren trabajar y de los que quieren sumarse a la huelga y las
mafias sindicalistas gritan a sabiendas de que en los países amigos totalitarios de
izquierda su policía mata, asesina, a todo aquel que pretenda declararse en huelga. Es
una gran ¿fachatez, desfachatez?, la instrumentalización que hacen estas mafias del
derecho a la huelga en los países democráticos y la persecución a muerte en aquellos
países donde está implantada su dictadura fascista de izquierda.