España es un régimen confiscatorio brutal, donde la máquina de la corrupción sigue funcionando a todo trapo y consumiendo hasta la extenuación sus recursos...(+)

Nada ha cambiado, si no que es mucho peor. El monstruo que devoraba ovejas ha
orquestado la solución, más ovejas, todas las vacas, carneros, pollos y ganado en
general.

El sistema corrupto y clientelista, lejos de exterminarse así mismo, requiere más
sacrificios para su funcionamiento. Ya van dos generaciones perdidas.

La cosa puede continuar por siglos, incluso acomodarse.

Para eso no hacían falta políticos. Se coge a un gran simio, que también conoce el
secreto de ser un gran estadista: "quiero todos los plátanos, y si se acaban exijo más".

Decía alguien que los gobernantes son el reflejo de la sociedad. Que ese pequeño
empresario que esconde sus beneficios al fisco es quien ha producido al político
carroñero español. Pero la realidad es que cuando el carroñero político aparece,
confiscando bienes, si uno quiere seguir sobreviviendo su deber es ocultar lo suyo de las
hienas. Porque son esos gobernantes, esos dirigentes, quienes con sus actos han
provocado la absoluta asfixia de todos los negocios.

Cada vez que se mueve un céntimo: IVA, TASAS, impuestos, intereses. Todo lleno de
burocracia y de lentitud. De normas absurdas. Y si tienes un beneficio de tu trabajo, se
llega al absurdo de que si pagas lo que dice la "LEY", el negocio se arruina.

No, señores, la reacción de la sociedad se produce por la acción de sus autoridades. Es
causa y efecto. Una sociedad se transforma en lo que el poder quiere o pretende, y
cuando desde arriba se roba, o todos o ninguno. El mal se extiende.

Y cuando el sistema aprieta, aparece la reacción en la piel del globo. Si se pretende una
sociedad honrada y trabajadora es indispensable el ejemplo desde arriba. El ejemplo y
el brutal castigo.

Aun con esa situación del país lamentable, donde no existe la rentabilidad sin
subvención política, de vez en cuando se escucha algo de cordura y en los que uno
menos esperaba.

Efectivamente, las juventudes de los partidos son una aberración moral injustificable y
una fábrica de basura política. Uno de los problemas es la politización de la juventud,
pues se la aleja de todo pensamiento crítico científico. Esos adoctrinamientos producen
vagos, irracionales y estúpidos, que se anclan en lo fácil, en medrar de un partido, esto
es, de un bluf, de una nada, de una mentira. Gente anclada a ideología política irracional
y alienadora de sociedades, arraigada en el presupuesto público.

Hace falta segarlo todo de raíz, que todos los que fueron, son y serán corruptos tengan
un brutal fin, un castigo ejemplar. ¿Quien quitará las manzanas podridas?.