Juuuuun-tos, pel sí a la inpependencia, desfilando por la Meridiana. Si tú eres na-zí, que suerte que ahora estés amb el SÍ...+++

El artículo 11.2 de la Constitución española que dice
que ningún ciudadano español puede ser privado de
su nacionalidad. Por tanto, como que el Gobierno no
podrá quitar la nacionalidad española a los ciudadanos
de Cataluña, éstos la podrán conservar sin tener que
hacer ningún trámite.

Todos los ciudadanos que lo deseen podrán mantener
la nacionalidad española en un Estado catalán, porque
es un derecho individual.

Los que ya tengan una doble nacionalidad, tampoco
serían obligados a elegir entre una y otra, española o
catalana. Siempre que los países de origen se pongan
de acuerdo con Cataluña para establecer acuerdos de
doble nacionalidad, porque todo depende de los
códigos civiles de cada estado. Conservar la
nacionalidad española, según el código civil español,
es tan fácil como pedir que así sea en el Registro Civil.
No habrá ningún tipo de barrera para mantener el
contacto con familiares que vivan en el Estado español.

Ninguna persona de Cataluña será discriminada por
razón del pasaporte que quiera tener. Ser y sentirse
español no es incompatible con querer la soberanía
política para Cataluña. Se puede ser español en Brasil,
en Japón o en Cataluña.

El Estado propio es para todo aquel que viva en
Cataluña, independientemente de sus orígenes y de su
sentimiento de identidad.

Además, se facilitará la obtención de la nacionalidad
catalana a todos los españoles que se quieran instalar
en Cataluña. No habrá muros entre familias y Cataluña
ha sido siempre tierra de acogida.

Será una ley catalana la que deberá establecer las
condiciones para adquirir de manera derivada la
nacionalidad, dentro de los estándares reconocidos por
el derecho internacional. Dentro de estos estándares,
la nacionalidad catalana está garantizada para aquellos
que, habiendo nacido en Cataluña, estén
empadronados en algún municipio y para aquellos que
habiendo nacido en cualquier lugar del mundo sean
hijos de ciudadanos de Cataluña.

La nacionalidad no es ningún problema. Quien utiliza
esta cuestión como una amenaza, engaña y quiere
romper la convivencia, pero todo el mundo que vive en
Cataluña sabe que es un país abierto, dispuesto a
comenzar un proyecto para que mejore la vida de
todos. Los que levantan este falso debate sobre la
nacionalidad pretenden esconder la cuestión principal:
la oportunidad de tener un país más justo y más
próspero.

Firmado: NAZIS CON PATITA DE CORDERO.

La negociación entre los dos estados está regulada por
normas internacionales , aunque dependerá en buena
medida de la actitud del gobierno español el hecho de
que sea plenamente colaborativa o que exija un
esfuerzo suplementario.

Se puede negociar , por ejemplo, la asunción de una
parte equitativa de la deuda, como indica el artículo 40
del Convenio de Viena. Esto incluye la parte
proporcional del Fondo de Reserva de la Seguridad
Social , por ejemplo, y otros bienes que son comunes
ya los que todos los ciudadanos de Cataluña tienen
derecho , de la misma manera que tienen derecho a
conservar su nacionalidad española y la su pertenencia
a la Unión Europea.

Según las mismas regulaciones habituales , el Estado
nuevo hereda automáticamente y sin
contraprestaciones todos los derechos soberanos sobre
los espacios de soberanía marítima : aguas interiores,
mar territorial, zona económica exclusiva , fondos
marinos. Lo mismo ocurre con el espacio aéreo y el
espacio radioeléctrico.
Los bienes muebles, tales como vehículos, trenes o
aviones de estado, se suelen transferir al estado del
territorio donde hacen su servicio. Se trata de
garantizar la continuidad de los servicios públicos en
ambos estados.

La negociación, por tanto, abarca cuestiones de todo
tipo y se hace siempre sobre la base de que la primera
obligación de ambos estados es garantizar los
derechos de las personas y el funcionamiento de los
servicios públicos que las atienden.

Desde la perspectiva política, el nuevo Estado no tiene
suficiente con la negociación. Se consolida sólo cuando
se hacen elecciones constituyentes y los
representantes elegidos en el Parlamento redactan una
nueva Constitución, con participación de la ciudadanía,
que al final se tiene que aprobar en referéndum. Así
comienza de verdad la vida del nuevo Estado.

Porque la independencia no es un fin en sí misma. La
independencia es una herramienta para crear un
Estado mejor. Un Estado que podrá ser el que la
mayoría de catalanes y catalanas decidimos. Un Estado
con más libertad y más justicia social. Un Estado más
justo y más próspero.

Firmado: CATANAZIS ENGAÑABOBOS

Cataluña y España han tenido mucho más que una
intensa relación histórica, a menudo conflictiva debido
al intento dominador y la negativa a entender y
respetar la voluntad de autogobierno y la cultura del
país por parte del Estado español, de manera grave
durante las diversas dictaduras del siglo XX y de
manera diferente, pero igualmente errónea, después
de la transición democrática.

Dejando este hecho a un lado, la realidad es que
Cataluña y España tienen vínculos sentimentales y
familiares muy profundos. Y estos vínculos se deben
mantener y fortalecer. En vez de lanzar amenazas y
esparcir mentiras a las embajadas, el gobierno español
haría bien en encontrar soluciones inteligentes para
cotejar una negociación de estado a estado según las
normas internacionales que resuelva la situación.

Cataluña tiene voluntad de colaboración y se ha
demostrado ampliamente en las últimas décadas. Hay
varias posibilidades de convertir estos vínculos
sinceros y auténticos en un acuerdo de
reconocimiento.
Los expertos han previsto varias fórmulas posibles.
Una podría ser la creación un Consejo Ibérico, al estilo
del Consejo Nórdico, que agrupa Noruega, Dinamarca,
Islandia, Finlandia y Suecia. En este organismo serían
también Andorra y Portugal. Permitiría una alianza
peninsular que potenciaría el carácter de puente de
esta área entre América y Europa.

También existe la opción de ir más allá y tener un
tratado al estilo del del Benelux, que es de un
compromiso superior y reúne Bélgica, los Países Bajos
y Luxemburgo.

«El proceso de transición nacional debería ser una
oportunidad para establecer relaciones entre Cataluña
y España estrechas y constructivas, tal vez más que
ahora», dijo al respecto el jurista Carles Viver Pi-
Sunyer.

La independencia no debe aislar Cataluña respecto de
España. Todo lo contrario: después de años de
conflicto, la nueva situación permitirá un tratamiento
respetuoso, intenso, de igual a igual, de plena
colaboración.

En ninguna parte del mundo tendrá nunca España un
aliado tan cercano como Cataluña, donde tiene
vinculaciones territoriales y de las personas. Es una
gran oportunidad que España debe saber aprovechar.

La voluntad catalana, por historia, por talante, y por
evidente interés político y económico, es la de una
gran entendimiento con España. El Gobierno haría bien
en abandonar la arrogancia y la terquedad, que no son
buenas herramientas de negociación internacional, y
deberá comprender que la Cataluña independiente
ofrece su mano voluntaria en España, como nación
amiga y hermana.

SIN PERDÓN.
Tras el 27S o eres español o eres NAZI, no hay mas
opciones en Cataluña.