lamentable de la clase escasa que arrastra a nuestros políticos de aquí y de allí. Es el caso del partido
Upd. Desde el mismo momento que se constata el fracaso rotundo cosechado por este partido político
en las últimas elecciones en Andalucía ha bastado para provocar un terremoto. A buen seguro que si el
resultado hubiera sido exactamente el opuesto, los discordantes de hoy estarían aplaudiendo, y
calladitos, a su secretaria general. Es más, entiendo que han tenido oportunidad de conocer en
profundidad, a través de los años, el carácter poco democrático que la caracteriza y que ninguna de sus
medidas, como, por ejemplo, la de llegar a un acuerdo con otro partido, era más que probable. ¿O no
conocían sus antecedentes socialistas?. Los dictadores lo son hasta que mueren, normalmente.