Sobre la corrupción...++
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Sobre la corrupción...++
Enviado por sergeidu el día 15 de Febrero de 2013 a las 09:50
Hay dos tipos de corrupción, una de ellas es concreta y hace referencia a actos más o
menos sorprendentes que son realizados y que un porcentaje acaba sabiéndose; es
decir, pasa por el filtro de uno de los tres poderes del Estado, que hoy en día es la
prensa, puesto que el Parlamento, no es un poder como tal en la actualidad.
Realmente, viendo con perspectiva lo de Barcenas y demás, creo que responde, el
hecho de haberlo sometido a ese poder, a una guerra bastante clara entre Cataluña y
Madrid, guerra iniciada frente a A.Mas, y esto seguramente será su respuesta.
Ante la apuesta soberanista Catalana hay un momento en que el gobierno entiende que
debe desactivar a los agentes que la promueven, iniciando lo que podría llamarse
guerra sucia (término mal diseñado, en tanto en cuanto la suciedad precede a la guerra)
y solo asistimos a más combates.
Es mi teoría conspiranoica.
Pero hay otro tipo de corrupción, que es más importante y a mi me interesa. Es una
corrupción difusa, sistémica, en la cual poderes cuales son los partidos políticos en
consonancia con la banca, grupos empresariales mediáticos, y el enorme sector público
se apropian del Estado en su totalidad.
Bajo ese prisma toman decisiones a espalda de los ciudadanos, revertiendo la soberanía
popular, e incluso justificándola bajo la expresión del deber cumplido.
Cuando las decisiones de las personas que detentan parcelas de poder traspasan esos
límites, los mecanismos democráticos pierden toda eficacia de control. En términos
globales la dicotomía entre dominantes y dominados se hace visible y se expresa de
forma diáfana, eliminando la esencia democrática, que no es el voto ni los canales de
legitimidad del poder; sino la salvaguarda de los derechos individuales y privados.
En España se exprime en estos tiempos al ciudadano particular en busca de un
sostenimiento económico del sistema en cuanto tal; dominantes y dominados se ven las
caras, de la misma forma, y bajo los mismos parámetros que el caballero mediaval
acudía a por las cosechas de los campesinos para sostener los gastos cortesanos.
No hay otra legitimidad.
Corromper es desnaturalizar. Y en sí mismo es un proceso, un proceso histórico,
dinámico. La democracia española se corrompió hace muchos años, pero es en la crisis
cuando el dominante solo puede sobrevivir a costa del dominado. De hecho el proceso
seguirá hasta el exterminio social del dominado. Cospedal decía el otro día que había
que tener cuidado con los populismos, y defendía la política con mayúsculas. Realmente
el PP es populista, igual que lo es el PSOE y los nacionalismos.
El populismo está instaurado en España hace una década; la diferencia es que se
percibe ahora como final del proceso, sobreacelerado en crisis económica.
Esa es la gran corrupción.
En última instancia es solo el monopolio de la fuerza por parte del Estado dominante lo
que legitima su posición sobre el ciudadano dominado. La opinión de éste ha dejado de
contar; no interesa, resbala. Se incumplen las promesas aceptadas y son sustituídas por
alegatos de deber, que no son otra cosa que compromisos con iguales en el poder de
dominación.
En términos estrictamente teóricos la única forma de revertir el proceso es recuperar la
fuerza monopolizada por el Estado. No hablo de una revolución sangrienta, puesto que
no es necesaria; con mucho menos y la ayuda de cosmovisión un sistema de
dominación es tremendamente más débil de lo que parece.
Pero eso es una utopía teórica, al menos hoy.
Saludos
menos sorprendentes que son realizados y que un porcentaje acaba sabiéndose; es
decir, pasa por el filtro de uno de los tres poderes del Estado, que hoy en día es la
prensa, puesto que el Parlamento, no es un poder como tal en la actualidad.
Realmente, viendo con perspectiva lo de Barcenas y demás, creo que responde, el
hecho de haberlo sometido a ese poder, a una guerra bastante clara entre Cataluña y
Madrid, guerra iniciada frente a A.Mas, y esto seguramente será su respuesta.
Ante la apuesta soberanista Catalana hay un momento en que el gobierno entiende que
debe desactivar a los agentes que la promueven, iniciando lo que podría llamarse
guerra sucia (término mal diseñado, en tanto en cuanto la suciedad precede a la guerra)
y solo asistimos a más combates.
Es mi teoría conspiranoica.
Pero hay otro tipo de corrupción, que es más importante y a mi me interesa. Es una
corrupción difusa, sistémica, en la cual poderes cuales son los partidos políticos en
consonancia con la banca, grupos empresariales mediáticos, y el enorme sector público
se apropian del Estado en su totalidad.
Bajo ese prisma toman decisiones a espalda de los ciudadanos, revertiendo la soberanía
popular, e incluso justificándola bajo la expresión del deber cumplido.
Cuando las decisiones de las personas que detentan parcelas de poder traspasan esos
límites, los mecanismos democráticos pierden toda eficacia de control. En términos
globales la dicotomía entre dominantes y dominados se hace visible y se expresa de
forma diáfana, eliminando la esencia democrática, que no es el voto ni los canales de
legitimidad del poder; sino la salvaguarda de los derechos individuales y privados.
En España se exprime en estos tiempos al ciudadano particular en busca de un
sostenimiento económico del sistema en cuanto tal; dominantes y dominados se ven las
caras, de la misma forma, y bajo los mismos parámetros que el caballero mediaval
acudía a por las cosechas de los campesinos para sostener los gastos cortesanos.
No hay otra legitimidad.
Corromper es desnaturalizar. Y en sí mismo es un proceso, un proceso histórico,
dinámico. La democracia española se corrompió hace muchos años, pero es en la crisis
cuando el dominante solo puede sobrevivir a costa del dominado. De hecho el proceso
seguirá hasta el exterminio social del dominado. Cospedal decía el otro día que había
que tener cuidado con los populismos, y defendía la política con mayúsculas. Realmente
el PP es populista, igual que lo es el PSOE y los nacionalismos.
El populismo está instaurado en España hace una década; la diferencia es que se
percibe ahora como final del proceso, sobreacelerado en crisis económica.
Esa es la gran corrupción.
En última instancia es solo el monopolio de la fuerza por parte del Estado dominante lo
que legitima su posición sobre el ciudadano dominado. La opinión de éste ha dejado de
contar; no interesa, resbala. Se incumplen las promesas aceptadas y son sustituídas por
alegatos de deber, que no son otra cosa que compromisos con iguales en el poder de
dominación.
En términos estrictamente teóricos la única forma de revertir el proceso es recuperar la
fuerza monopolizada por el Estado. No hablo de una revolución sangrienta, puesto que
no es necesaria; con mucho menos y la ayuda de cosmovisión un sistema de
dominación es tremendamente más débil de lo que parece.
Pero eso es una utopía teórica, al menos hoy.
Saludos