Solidarios con el sufrimiento de los demás ++
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Solidarios con el sufrimiento de los demás ++
Enviado por quejio el día 21 de Febrero de 2013 a las 00:08
Hay muchas gentes, organizaciones, plataformas, sindicatos, partidos, etc. que expresan su solidaridad con los problemas de los otros y muchos lo expresan con acciones más o menos expeditivas y contundentes. Deben ser personas admirables que se preocupan más por los demás que por ellos mismos y no les importa buscarse problemas por ello.
Paro, desahucios, escasez, supuesto empeoramiento de la sanidad, de la enseñanza y otros servicios públicos, y por supuesto la paz. Todas estas cosas que provocan sufrimiento y dolor en muchos seres humanos, son motivo de sus apasionadas preocupaciones.
Sin embargo hay algo que no me cuadra.
Suelo ver el programa Espejo Público de Antena3, aunque no siempre y no completo, en la sección que tratan de problemas de toda índole que les pasa a los ciudadanos en su vida cotidiana.
Pero en ese tiempo que lo veo, que no llegará al 20% del total, en un solo año he visto como han pasado por el programa los casos de personas, unos cinco o seis, que fueron condenados a prisión, y que han tenido la suerte que surja por mera casualidad un hecho que prueba y evidencia su inocencia. Y no es que se tratara de casos en los que por mala suerte todos los indicios apuntaran a su supuesta culpabilidad, sino todo lo contrario: un ligero indicio le daba pie al juez que los juzgó para mandarlos a la cárcel.
Hasta he visto el caso que, sin dejar de ser una tragedia, raya en lo esperpéntico -supongo que muchos de ustedes habrán visto también- del chico aquel, un poco digamos retrasadito, conocido de todo el pueblo, trabajador en una gasolinera, que por ser como era prestó -por ingenuidad o por dinero, da igual- del que la Justicia italiana pidió su extradición, por ser un supuesto jefe de un cartel del narcotráfico colombiano y estar implicado en unos supuestos asesinatos y ajustes de cuentas en Palermo. Sin encomendarse no a Dios ni al diablo, el juez encargado de autorizar la extradición, dio orden de su detención, encarcelarlo y empaquetarlo para Italia donde paso dos años en una cárcel italiana. Y de nada le valió en un principio, para detener la fechoría, los testimonios de sus vecinos, el de su anterior patrona que certificaba que los días en los que se cometió los supuestos delito estaba trabajando en su panadería y sobre todo la evidente personalidad de la víctima de la trastada judicial.
Hoy he visto otro caso. Por eso escribo esto ahora.
Si tenemos en cuenta que estamos hablando de un solo programa de los que se dedican a tratar estos casos, que no lo veo completo y que no todos a los que les ha ocurrido van a televisión o radio y que no todos tienen la suerte de que casualmente aparezca la prueba de su inocencia, forzosamente eso indica que estadísticamente hay muchísimos casos de esos. No dan estadísticas sobre ello, ni creo que las den nunca, por la cuenta que les trae, pero por lo dicho antes yo estimo que no bajan de 1.000 por año, aun cuando los mas solo sean unos meses y algunos hasta no cumpla cárcel por bajar de 2 años y no tener antecedentes. O sea, que estas víctimas son más que las víctimas de los desahucios.
Y vive Dios, que yo preferiría irme a vivir debajo de un puente antes que pasar un solo día encarcelado y sin saber si saldré de ella vivo. Diría que hasta es odioso comparar ser desahuciado de la propia vivienda porque no ha podido pagarla, con ser condenado a prisión siendo inocente, pues a la tragedia de verse privado de libertad, separado de su familia y la imagen y la propia vida destrozada, hay que unirle el profundo tormento sicológico de saber que se víctima de una injusticia palpitante.
Pues bien, y termino ¿Porque todavía no se ha organizado una plataforma, ONG o asociación de, por ejemplo “Inocentes Condenados a Prisión” o “Encarcelados sin causa”?
¿No resulta chocante, que ningún partido, viendo con la frecuencia que se dan esos casos, no haya puesto ninguna moción que para que no ocurra impune y frecuentemente la barbaridad de que los ciudadanos –siempre elevados por los políticos, al menos retóricamente, a lo máximo de la dignidad- puedan ser condenados a la cárcel, cual delincuente cualquiera, y cuando se descubre –por casualidad- ni siquiera se abra un proceso público de investigación para ver la posible culpa o responsabilidad del juez de turno (o policías en su caso), del mismo modo que cuando se cae un edificio o un puente, o muere un enfermo por aparente negligencia, se sienta en el banquillo al arquitecto o médico correspondiente?
¿Cómo puede ser, en suma, que habiendo tantas gentes, tantos partidos, tantos sindicatos, tantos periodistas preocupados por el sufrimiento ajeno, nadie se preocupe por esas víctimas, como si a todas esas personas, cuando pasan al lado de unas de aquellas no les mereciera ni un segundo de su atención? ¿Alguien se ha preguntado por los posibles suicidios en la cárcel?.
A mí me lo parece, extraño y chocante, incluso me intriga. Y reflexionando sobre ello he observado una diferencia cualitativa en los casos que enumerábamos al principio -los que si son objeto de la atención abrumadora de los solidarios a nivel de políticos, prensa y simples ciudadanos- y estos otros de las víctimas de las tropelías de la Justicia.
Paro, desahucios, escasez, posible empeoramiento de la sanidad, de la enseñanza y otros servicios públicos, y por supuesto la paz... son todos susceptibles de ser politizados y todos apuntan a unos culpables muy concretos: economía, bancos, ideologías privatizadoras, imperialismo..., o sea, a la derecha y al capitalismo. Prestándoles atención y amplificando esos dramas, y aunque no hubiera esa intención, se consigue de crear un clima de culpabilidad de la derecha clásica.
Pero los jueces que por ineptitud, desidia, mala fe... mandan a la cárcel a los inocentes, pueden ser de derechas y de izquierdas, pueden pertenecer a las asociaciones de cualquier tendencia ideológica y consecuentemente no hay posibilidad de culpar a ideología ninguna. Pero eso no es lo peor. Si la sociedad se organizara, como se organiza ante otro tipo de injusticias menores -menores en tanto no hay mayor injusticia que condenar al inocente- los jueces se verían obligados a dar la cara.
Tendrían que explicar muchas cosas y se verían obligados a cumplir la ley con escrupulosidad y mirando los casos y los hechos con toda la atención que merece la dignidad del "ciudadano dueño de la soberanía nacional", y consecuentemente también tendría que actuar del mismo modo en todas aquellas situaciones en las que existen infracción de la ley.
Y eso, que los jueces se comporten como jueces, que impartan justicia sin mirar si conviene o no conviene al Estado y a los partidos, que tengan miedo a la sociedad que los vigila, parece que no interesa a todos los que se declaran tan amantes de la injusticia.
En una palabra: pareciera como si esos paladines de la defensa del sufrimiento ajeno tuvieran recelo y miedo de que algún juez molesto y cabreado, pusiera sus ojos sobre ellos y sus actividades.
Puede que haya otra explicación, pero yo sinceramente no consigo verla.
Por cierto, que en los casos de desahucio siempre hay un juez que tiene la última palabra, y he visto condenar y llamar asesinos a los bancos y banqueros pero ni una palabra contra los jueces. Ya se que el juez tiene la obligación de cumplir con la ley. Pero el director del banco también tiene que cumplir con su obligación.
Saludos
Paro, desahucios, escasez, supuesto empeoramiento de la sanidad, de la enseñanza y otros servicios públicos, y por supuesto la paz. Todas estas cosas que provocan sufrimiento y dolor en muchos seres humanos, son motivo de sus apasionadas preocupaciones.
Sin embargo hay algo que no me cuadra.
Suelo ver el programa Espejo Público de Antena3, aunque no siempre y no completo, en la sección que tratan de problemas de toda índole que les pasa a los ciudadanos en su vida cotidiana.
Pero en ese tiempo que lo veo, que no llegará al 20% del total, en un solo año he visto como han pasado por el programa los casos de personas, unos cinco o seis, que fueron condenados a prisión, y que han tenido la suerte que surja por mera casualidad un hecho que prueba y evidencia su inocencia. Y no es que se tratara de casos en los que por mala suerte todos los indicios apuntaran a su supuesta culpabilidad, sino todo lo contrario: un ligero indicio le daba pie al juez que los juzgó para mandarlos a la cárcel.
Hasta he visto el caso que, sin dejar de ser una tragedia, raya en lo esperpéntico -supongo que muchos de ustedes habrán visto también- del chico aquel, un poco digamos retrasadito, conocido de todo el pueblo, trabajador en una gasolinera, que por ser como era prestó -por ingenuidad o por dinero, da igual- del que la Justicia italiana pidió su extradición, por ser un supuesto jefe de un cartel del narcotráfico colombiano y estar implicado en unos supuestos asesinatos y ajustes de cuentas en Palermo. Sin encomendarse no a Dios ni al diablo, el juez encargado de autorizar la extradición, dio orden de su detención, encarcelarlo y empaquetarlo para Italia donde paso dos años en una cárcel italiana. Y de nada le valió en un principio, para detener la fechoría, los testimonios de sus vecinos, el de su anterior patrona que certificaba que los días en los que se cometió los supuestos delito estaba trabajando en su panadería y sobre todo la evidente personalidad de la víctima de la trastada judicial.
Hoy he visto otro caso. Por eso escribo esto ahora.
Si tenemos en cuenta que estamos hablando de un solo programa de los que se dedican a tratar estos casos, que no lo veo completo y que no todos a los que les ha ocurrido van a televisión o radio y que no todos tienen la suerte de que casualmente aparezca la prueba de su inocencia, forzosamente eso indica que estadísticamente hay muchísimos casos de esos. No dan estadísticas sobre ello, ni creo que las den nunca, por la cuenta que les trae, pero por lo dicho antes yo estimo que no bajan de 1.000 por año, aun cuando los mas solo sean unos meses y algunos hasta no cumpla cárcel por bajar de 2 años y no tener antecedentes. O sea, que estas víctimas son más que las víctimas de los desahucios.
Y vive Dios, que yo preferiría irme a vivir debajo de un puente antes que pasar un solo día encarcelado y sin saber si saldré de ella vivo. Diría que hasta es odioso comparar ser desahuciado de la propia vivienda porque no ha podido pagarla, con ser condenado a prisión siendo inocente, pues a la tragedia de verse privado de libertad, separado de su familia y la imagen y la propia vida destrozada, hay que unirle el profundo tormento sicológico de saber que se víctima de una injusticia palpitante.
Pues bien, y termino ¿Porque todavía no se ha organizado una plataforma, ONG o asociación de, por ejemplo “Inocentes Condenados a Prisión” o “Encarcelados sin causa”?
¿No resulta chocante, que ningún partido, viendo con la frecuencia que se dan esos casos, no haya puesto ninguna moción que para que no ocurra impune y frecuentemente la barbaridad de que los ciudadanos –siempre elevados por los políticos, al menos retóricamente, a lo máximo de la dignidad- puedan ser condenados a la cárcel, cual delincuente cualquiera, y cuando se descubre –por casualidad- ni siquiera se abra un proceso público de investigación para ver la posible culpa o responsabilidad del juez de turno (o policías en su caso), del mismo modo que cuando se cae un edificio o un puente, o muere un enfermo por aparente negligencia, se sienta en el banquillo al arquitecto o médico correspondiente?
¿Cómo puede ser, en suma, que habiendo tantas gentes, tantos partidos, tantos sindicatos, tantos periodistas preocupados por el sufrimiento ajeno, nadie se preocupe por esas víctimas, como si a todas esas personas, cuando pasan al lado de unas de aquellas no les mereciera ni un segundo de su atención? ¿Alguien se ha preguntado por los posibles suicidios en la cárcel?.
A mí me lo parece, extraño y chocante, incluso me intriga. Y reflexionando sobre ello he observado una diferencia cualitativa en los casos que enumerábamos al principio -los que si son objeto de la atención abrumadora de los solidarios a nivel de políticos, prensa y simples ciudadanos- y estos otros de las víctimas de las tropelías de la Justicia.
Paro, desahucios, escasez, posible empeoramiento de la sanidad, de la enseñanza y otros servicios públicos, y por supuesto la paz... son todos susceptibles de ser politizados y todos apuntan a unos culpables muy concretos: economía, bancos, ideologías privatizadoras, imperialismo..., o sea, a la derecha y al capitalismo. Prestándoles atención y amplificando esos dramas, y aunque no hubiera esa intención, se consigue de crear un clima de culpabilidad de la derecha clásica.
Pero los jueces que por ineptitud, desidia, mala fe... mandan a la cárcel a los inocentes, pueden ser de derechas y de izquierdas, pueden pertenecer a las asociaciones de cualquier tendencia ideológica y consecuentemente no hay posibilidad de culpar a ideología ninguna. Pero eso no es lo peor. Si la sociedad se organizara, como se organiza ante otro tipo de injusticias menores -menores en tanto no hay mayor injusticia que condenar al inocente- los jueces se verían obligados a dar la cara.
Tendrían que explicar muchas cosas y se verían obligados a cumplir la ley con escrupulosidad y mirando los casos y los hechos con toda la atención que merece la dignidad del "ciudadano dueño de la soberanía nacional", y consecuentemente también tendría que actuar del mismo modo en todas aquellas situaciones en las que existen infracción de la ley.
Y eso, que los jueces se comporten como jueces, que impartan justicia sin mirar si conviene o no conviene al Estado y a los partidos, que tengan miedo a la sociedad que los vigila, parece que no interesa a todos los que se declaran tan amantes de la injusticia.
En una palabra: pareciera como si esos paladines de la defensa del sufrimiento ajeno tuvieran recelo y miedo de que algún juez molesto y cabreado, pusiera sus ojos sobre ellos y sus actividades.
Puede que haya otra explicación, pero yo sinceramente no consigo verla.
Por cierto, que en los casos de desahucio siempre hay un juez que tiene la última palabra, y he visto condenar y llamar asesinos a los bancos y banqueros pero ni una palabra contra los jueces. Ya se que el juez tiene la obligación de cumplir con la ley. Pero el director del banco también tiene que cumplir con su obligación.
Saludos