Un síntoma que no deja de(+)

ser parte de ese norte que va orientando el camino que se palpa a diario. Ayer, Jueves
Santo, celebramos lo que hasta no hace mucho lo denominábamos "día del amor
fraterno". Lo triste del caso es que, creo que por primera vez, no se oyó ni se pudo leer,
nada que nos invitara a esa ejemplar celebración. Hasta hace bien poco era muy
corriente que cuando nos acercábamos a su celebración ya se nos ponía en sobre aviso.
Hasta tal punto que aqyer solo lo oí en la parroquia, durante la celebración de los oficios,
en boca del párroco durante la homilía. La vorágine de violencia, de falta de respeto,
diría que hasta el mismísimo odio ambiental penosísimo que se respira, el rechazo del
prójimo, conduce a que nos olvidemos que la fraternidad es posible. A Dios gracias
siempre hay obras que nos permite aferrarnos a la Esperanza, y con ella a la Caridad, ahí
está la labor impagable de Cáritas. Y, al fin, recalamos en la Fe, y así recurrimos a las
tres Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad. Fraternales saludos.