Hola - 5 de Noviembre. Dentro de Villa Meona
Los que tengan una edad recordarán el revuelo que se armó con la publicación del reportaje del hogar Preysler-Boyer. Habitación por habitación, treinta y una páginas de historia de corazón político.
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Portada muy esperada
Desde que comenzaron las obras de construcción del hogar Preysler-Boyer y se filtraron todos los detalles, la gran expectativa fue si Isabel nos ofrecería el deseado reportaje aún a sabiendas de que su matrimonio con el socialista la colocaba en un punto de mira distinto. Por no recordar que se había bautizado la mansión como Villa Meona cuando se supo que tenía más de una docena de cuartos de baño.
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Entrada triunfal
El hall de entrada es una declaración de principios. Con una función práctica como distribuidor y otra simbólica como demostración de poder. Ya en la Roma Imperial la habitación más suntuosa era aquella donde se hacía esperar a las visitas.
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Tonos cálidos
La sala de estar (bueno, una de ellas) encierra una sabia combinación de tonos cálidos, estampados ingleses, mueble clásico y arte moderno. Y una fuga perfecta hacia el salón principal, donde la mirada se escapa hacia el cuadro de la señora de la casa.
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Más es más
Más salones, más zonas de distribución. Y elementos de decoración típicos de finales de los 80, como la mesa de centro tapizada.
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Al calor de Isabel
Ahora sí el salón principal, con Isabel presidiendo sobre la chimenea. Distintos ambientes, parte de la biblioteca de Boyer y un escritorio clásico para despachos informales.
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Profundizando
Las imágenes de distintas zonas de la misma habitación nos permiten descubrir nuevos elementos, como las mesas camilla estratégicamente colocadas. En la escalera, un tapiz del Siglo XVII y un busto de Benlliure de Samos Salvador, bisabuelo de Boyer que fue Ministro de Hacienda. Y sobre la mesa de centro un bonsái… ¿de Felipe González?
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Clasicismo
El comedor es clásico, sin más. Muebles de calidad, estampados enfrentados entre rayas en colores fríos y cortinas en tonos cálidos pero armónicos. Para qué arriesgar…
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China, Egipto y EEUU
Al descubrir otro rincón del comedor aparecen unas magníficas porcelanas chinas. Y en otro de los ambientes, se nota la fascinación de Boyer por la cultura del antiguo Egipto. Grabados decimonónicos y fotos familiares de sus visitas a los restos arquitectónicos junto al Nilo. En cambio el comedor informal para los niños es todo un ejemplo del diseño de interiores típico de las casas estadounidenses de la época.
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Dormitorio principal
De nuevo un ejercicio de estilo típico de la época, presente en la forma de tapizar los cabeceros y los muebles auxiliares. Según palabras de Isabel, en tonos azulados que dan tranquilidad e intimidad.
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Saloncito de estar
No hay nada como tener algo de espacio junto al dormitorio para no tener que abandonar la zona privada y no molestar a la pareja si se quiere leer un poco o relajarse al acostarse o levantarse.
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Espacio vital
Cuarto de baño con tocador, más salitas de estar, un despacho… cada miembro de la familia necesita su espacio vital y en esta casa está garantizado. Detalle en el despacho de dos collages realizados con fotos familiares.
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Chabeli, Julio y Enrique
Las habitaciones de los hijos de Julio Iglesias son todo menos el habitáculo de un adolescente. Ni rastro de pósters de futbolistas, sex symbols, modelos, ídolos juveniles… en los cuartos de los chicos una pequeña concesión con dos fotografías surferas.
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Las pequeñas, juntas
Aunque la pequeña Ana disponía de su propia habitación, prefería dormir con Tamara. Así que la habitación se mantuvo como cuarto de juego, lleno de peluches y muñecos.
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Un paraíso
Pero cuando se abre el plano descubrimos que ya existía un cuarto de juegos con los libros y mesas de estudio. Por no hablar de la cabañita en miniatura perfectamente equipada como una casa a escala reducida.
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Para morirse de envidia
La piscina de invierno, según el texto de ¡Hola!, una piscina cubierta con todo lujo de detalles.
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Cierre
Permítanme transcribir el cierre de la entrevista de Tico Chao: "Ana viene del colegio, madre e hija se funden en un abrazo. Todo son cosas que contar. Fuera, el jardinero continúa preparando, casi hablando con la tierra. De nuevo ladran los perros. No importa si los extraños llegan o se van. El silencio, la tranquilidad parecen formar parte de la casa. Ni la puerta metálica exterior chirría al accionarse automáticamente. Se desliza como tampoco queriendo hacer ruido. Isabel aguarda a unas amigas para jugar al paddle, son las cuatro de la tarde". ¡¡Qué grande!!
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