
El debate de este martes está organizado por ABC News y se celebrará en Filadelfia. Tendrá una duración de 90 minutos y entre las normas pactadas la que ha provocado más fricciones ha sido la referida al uso de los micrófonos que, tal y como ocurrió en junio en el enfrentamiento entre Trump y Biden, estarán cerrados durante el turno de palabra del otro candidato.
Al parecer, los miembros del equipo de Harris preferían que los micrófonos se mantuviesen abiertos, ya que confían en la capacidad oratoria de la vicepresidenta, a pesar de que hasta ahora han preferido apartarla de los medios: sólo ha concedido una entrevista desde su nominación como candidata, lo que no parece sugerir que su equipo tenga mucha seguridad en sus habilidades.
La candidata demócrata habría preparado de forma más intensa que su rival el debate, al menos según las informaciones de medios estadounidenses de las que se hace eco Europa Press. De hecho, según la CNN Harris no sólo ha reducido su agenda estos días, sino que habría organizado un simulacro de debate. Mientras, Trump se ha burlado de su oponente y de la preocupación por su enfrentamiento que según él está demostrando.
Un debate peculiar en un momento clave
Se trata de la primera vez en la historia en la que un vicepresidente se enfrenta a un expresidente, si bien Kamala Harris no ha aprovechado su vicepresidencia para conseguir un alto índice de popularidad ni de aprobación, mientras que Trump llega a las elecciones tras haberse convertido durante los últimos diez años en el personaje más controvertido de Estados Unidos.
Por otro lado, también la llegada de la candidata demócrata a la nominación ha sido muy poco habitual tras la retirada de Joe Biden, precisamente poco después del primer y a la postre último debate con Trump.
Ambos candidatos llegan a este enfrentamiento –el único de la campaña pactado por ahora– con una situación de empate técnico en las encuestas: en el sondeo de Marist Poll para la cadena NPR publicado este mismo martes, Harris obtendría el 49% de los votos a nivel nacional, mientras que Trump se queda en el 48%.
La demócrata se había destacado en las encuestas después de la retirada de Biden y de su propia nominación, pero en los últimos días el republicano ha mejorado sus expectativas y ha reducido el margen que le separaba hasta hacerlo insignificante. Lo que ocurra en este debate marcará, sin duda, las próximas semanas de campaña.

