Leniz Escobar, conocida como ‘La Diablita’, ha sido condenada a 50 años de cárcel por su participación en la matanza del 11 de abril de 2017 en Long Island (Estados Unidos). Cuatro jóvenes de entre 16 y 20 años fueron brutalmente asesinados por una decena de miembros de la Mara Salvatrucha -banda latina fundada en los años 80, en Los Ángeles- que los estaban esperando en un parque de Central Islip, armados hasta los dientes. El motivo: querían venganza.
‘La Diablita’, como colaboradora de la rama local de la organización criminal internacional, se encargó se llevar a sus cinco objetivos (todos ellos varones) hasta el lugar de la emboscada, con la excusa de fumar marihuana con ella y una amiga. Los pandilleros de la MS-13 (como también se conoce a la banda) aguardaron con ramas de árboles, cuchillos y otros objetos afilados hasta que llegaron los jóvenes. Les rodearon y la emprendieron a machetazos contra ellos.
Los atacantes pensaban que debían morir por haberse burlado de su banda en las redes sociales, haciendo sus gestos y sus señas de identidad sin pertenecer al grupo. Un crimen "sin sentido" que "aterrorizó a la comunidad de Central Islip y causó conmoción en todo el país", ha dicho esta martes el comisionado de la Policía del Condado de Suffolk, Robert Waring. Afortunadamente, uno de los chicos logró escapar y esto facilitó que se haya podido hacer justicia.
La trampa de Escobar
Ella siempre mantuvo su inocencia. Aunque las grabaciones de las conversaciones telefónicas que mantuvo con su novio después de los hechos y las declaraciones de los testigos, no dejan lugar a dudas sobre su relación con los cuatro asesinatos. Su colaboración fue imprescindible. Así se desprende de la declaración de la amiga que también hizo de señuelo aquella tarde.
La salvadoreña Keily Gómez -que ahora tiene 27 años- testificó en el juicio que las dos condujeron a los objetivos hasta una zona boscosa del mencionado parque de Central Islip y cuando estaban llegando al lugar marcado enviaron mensajes de texto a los miembros de banda para avisarles. Aprovechando la oscuridad, los pandilleros atacaron a sus víctimas por sorpresa.
Justin Llivicura, Michael López, Jorge Tigre y Jefferson Villalobos cayeron en la trampa que les tendió ‘la Diablita’ y fueron masacrados a sangre fría en aquel paraje. "Estos jóvenes, en el mejor momento de sus vidas, no sabían que Escobar les estaba llevando a un campo de exterminio", ha señalado el fiscal del Distrito Este de Nueva York, Breon Peace.
"Un frenesí de violencia"
Después, los asesinos arrastraron sus cuerpos hasta un lugar más apartado y los abandonaron. No fue hasta la noche siguiente cuando los cuerpos de los cuatro jóvenes fueron descubiertos, mutilados y amontonados, tras un campo de fútbol. "Fueron brutalmente golpeados, acuchillados y apuñalados hasta la muerte en un horrible frenesí de violencia", ha aseverado el fiscal del caso Joseph Bianco durante el proceso.
Entretanto, ‘la Diablita" de Long Island sonreía -aseguraron los fiscales-, como también lo hizo durante el juicio. Además, uno de los miembros de la banda que perpetró la masacre explicó que Escobar vio cómo asesinaban a las víctimas a machetazos "sin gritar ni llorar". Una de ellas incluso habría intentado alcanzar a la joven antes de que la mataran, manchándole la sudadera de sangre.
Tomó "su sangre"
Ella ni se inmutó. De hecho incluso "lamió la sangre de sus labios", contó su amiga. Después, se deshizo de la prenda manchada y arrojó su móvil desde un coche en movimiento cuando se percató que la policía le seguía. Cuando los agentes de policía le preguntaron por el teléfono, les mintió. Escobar les dijo que se lo robaron la noche de los crímenes.
No contenta con ello. En los días posteriores a la matanza, Escobar se jactó ante otros miembros de la MS-13 sobre su papel en los asesinatos. Así se recoge en las grabaciones de las llamadas que realizó a su novio (miembro de alto rango de los Brentwood Locos Salvatruchas, rama local de la banda).
Grabaciones telefónicas
Le contó el ataque al detalle. "Usando un lenguaje apenas codificado y refiriéndose a las víctimas que fueron asesinadas" -recoge el comunicado de la Fiscalía del Estado de Nueva York, publicado el 1 de octubre- "dijo: cuatro individuos que tomaron el tren y quién sabe cuándo volverán" .
También le comentó a su pareja que "uno de ellos logró seguir aquí, en el mapa" y "él sabe cosas sobre mí". Era lo único que le preocupaba. En otra conversación telefónica reconoció sentirse "feliz de que esto sucediera". Y fue más explícita sobre el estado de las cuatro víctimas al asegurar que "nunca regresarían" ni volverían "a ver la luz... nunca más".
¿Quién es ‘la Diablita’?
La joven, que ahora tiene 24 de años, apenas alcanzaba los 17 en el momento de los hechos. En su perfil de Facebook, donde acumula más de 2.500 amigos y 1.000 seguidores, colgaba selfies sugerentes y presumía de su apodo. También podemos ver alguna fotografía -de 2014- con Luis Arnaldo Coreas López, más conocido como Mr. Pelón 503 (en referencia a el código de El Salvador). Un exjugador de fútbol profesional reconvertido en rapero que habla sobre la realidad social de su país.
Según su prima Cindy Escobar, "ella tuvo una vida muy difícil desde muy joven". Eso es lo que le dijo a los periodistas apostados ante el tribunal durante la celebración del juicio contra ella. "No tuvo padre. No tuvo madre. No tuvo una infancia estable. Así que, podemos ver. Ustedes tienen un panorama totalmente diferente", añadió. "Pero sabemos que Dios está con ella y Dios la tiene en sus manos".