El Gobierno de Estados Unidos se gasta siete billones de dólares al año e ingresa cinco. El objetivo de Elon Musk en el Gobierno de Trump es eliminar esa brecha, rebajando en un billón el gasto público estadounidense y eliminando los corsés regulatorios, impositivos y energéticos de la economía yanqui de modo que los ingresos impositivos crezcan otro billón gracias al crecimiento económico. Y quiere tomar las medidas necesarias para lograrlo antes de verano del año que viene, que es cuando en principio dejará de estar involucrado en su Departamento de Eficiencia Gubernamental.
El problema empieza cuando analizas el gasto y empiezas a elucubrar de dónde lo puede sacar. Se ha hablado mucho de USAID porque es por donde comenzó Musk su análisis, pero lo cierto es que el presupuesto anual del organismo es de 40.000 millones de dólares, que es mucha pasta, pero sólo un 4% de los recortes que necesita hacer para lograr su objetivo aunque eliminase el organismo por completo, que ya sabemos que no se va a hacer. Que no cabe duda de que por algún sitio hay que empezar, y cuando más sencillo sea el objetivo, más rápido se puede recortar. Pero no hay tantos USAID en el Gobierno.
De todo el gasto, cerca de un billón son intereses de deuda, que no se van a reducir aunque mañana EEUU dejara de tener déficit, porque la deuda de aproximadamente 30 billones seguiría estando ahí. De los seis que quedan, algo más de la mitad se gastan en los llamados entitlements: esencialmente pensiones y sanidad pública, porque sí, aunque no se lo crean, el gasto público sanitario es en Estados Unidos de alrededor de la mitad que el total, y es mayor en porcentaje del PIB que el gasto sanitario público en, por ejemplo, España. Y del resto, cerca de un billón va al Departamento de Defensa, que aunque pueda racionalizar un poco el gasto es difícil pensar que vaya a bajar sustancialmente dadas las promesas de Trump de recuperar su capacidad letal, y otros 300.000 millones en beneficios para veteranos y militares jubilados, que tampoco. Así que lo que le queda disponible para recortar se queda en aproximadamente 1,6 billones. Resulta cuando menos dudoso que pueda darle a la motosierra hasta dejarlo en 600.000 millones.
El grueso del gasto, al final, son los 3,3 billones de pensiones, Medicaid y Medicare. Algo podrá recortarse, especialmente en los programas sanitarios, tomando medidas contra el fraude. Algunos cálculos lo sitúan en 100.000 millones. Pero si Trump y Musk quieren alcanzar la cifra prometida, no podrán hacerlo si no meten ahí la tijera, y eso supone rebajar los ingresos, ya sean directos o en especie, de más de cien millones de votantes. Naturalmente la pareja recortadora siempre ha dicho que no quieren hacerlo y el proyecto de presupuesto aprobado esta semana en la Cámara de Representantes sólo incluye un recorte anual de 88.000 millones en Medicaid, claramente insuficientes para alcanzar la cifra total.
¿Qué va a ser entonces? ¿Recortes de un billón incluyendo un buen tijeretazo al gasto social o de mucho menos sin hacerlo? Yo sospecho que será más lo segundo que lo primero, pero ya veremos en los próximos meses en qué queda todo.

