El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha criticado por primera vez desde que llegó al poder por segunda a Vladimir Putin a cuenta de las negociaciones sobre Ucrania. Se ha declarado "muy enfadado" y "muy cabreado", según confesó a NBC News, y ha lanzado una seria advertencia: si Moscú es el culpable de que no se alcance un alto el fuego, Washington impondrá "aranceles secundarios" a "todo el petróleo ruso", como ha anunciado ya en el caso de Venezuela.
Trump no se anduvo con rodeos al explicar el alcance de su amenaza. Los "aranceles secundarios" significan que "cualquier persona [o entidad] que compre petróleo ruso no podrá hacer negocios con Estados Unidos". Además, se aplicaría un arancel adicional de "25 a 50 puntos" sobre todo el crudo exportado por el régimen de Putin, buscando asfixiar una de sus principales fuentes de ingresos.
La ira del presidente estadounidense se desató especialmente tras las últimas maniobras de Putin, quien llegó a proponer la sustitución del presidente Zelenski por un gobierno "temporal" tutelado por la ONU y EEUU. "Esa clase de comentarios no van en la dirección correcta", sentenció Trump, interpretando la sugerencia como un intento ruso de dilatar y controlar el proceso, a pesar de que su administración lleva semanas criticando al dirigente ucraniano por no haber celebrado elecciones tras expirar su mandato, algo que la Constitución ucraniana le prohíbe hacer. La diplomacia estadounidense llegó incluso a contactar con la oposición a Zelenski sólo para encontrarse con una firme negativa a plantear la celebración de elecciones mientras siga la guerra.
Pese a la tensión, Trump anunció una nueva conversación con Putin para la próxima semana, insistiendo en que mantienen una "excelente relación". Sin embargo, dejó claro que el apaciguamiento depende exclusivamente del Kremlin: "Todo este enfado se pasará muy rápidamente, siempre que haga lo correcto", concluyó, instando al líder ruso a aceptar un alto el fuego inmediato.
España ha multiplicado sus importaciones de gas ruso de los 37.027 GWh que importó en 2021, el año previo al comienzo de la guerra, a los 72.690 GWh de 2023, último año del que hay cifras completas. La razón hay que buscarla en el acercamiento de Pedro Sánchez a Marruecos y la consiguiente reacción de Argelia de cerrarnos su gaseoducto en 2021. De cumplirse esta amenaza, afectaría directamente a nuestra economía.