
En unos días cada vez más complicados para el SPD y el canciller Olaf Scholz por su criticado rechazo a mandar armamento pesado a Ucrania, el ex canciller alemán Gerhard Schroeder ha dado la puntilla al partido concediendo una entrevista al New York Times en la que se niega "a entonar el mea culpa" por abocar a su país a la dependencia energética de Rusia y por los lazos que sigue manteniendo con el Kremlin. The New York Times señala en el artículo que Schroeder cobra un millón al año por sus cargos en empresas rusas: el consorcio del Nordstream y Rosneft, puestos a los que Schroeder quería sumar este verano el de consejero en Gazprom.
Schroeder se resiste a criticar a Putin hasta el punto de que preguntado por las terribles imágenes de Bucha, afirma que es algo que "hay que investigar" pero que no cree que fuera decisión de Putin sino de cargos inferiores. Sobre la invasión de Ucrania, afirma que "cree que fue un error y siempre lo he dicho" y que lo que hay que hacer "es alcanzar la paz lo más rápidamente posible". Pero se resiste a criticar a su amigo y preguntado por la periodista, no da detalles de su polémica misión secreta a Moscú, al margen del gobierno alemán, para mediar con el presidente ruso. "Lo que le puedo decir es que Putin está interesado en acabar esta guerra. Pero no es tan fácil, hay un par de puntos que han de ser aclarados", afirma.
También rechaza reconocer error alguno en la política energética de su país y la dependencia del gas ruso forjada durante décadas. De hecho se lamenta de que "durante 30 años" a todo el mundo le pareciera bien y "ahora de repente todo el mundo" cree que era equivocada, en un dardo a sus aún compañeros de partido.
Reciente foto con Putin
El canciller se niega, además, a alejarse de Putin y a abandonar sus cargos en empresas rusas alegando que sería un error perder la confianza del único hombre, dice, que puede acabar con esta guerra. Y de hecho, presume ante la periodista de su amistad con el presidente ruso enseñándole una fotografía en su móvil de un reciente encuentro con él, en Sochi, junto al Mar Negro, el pasado otoño y cuando ya Rusia estaba acumulando tropas en la frontera con Ucrania. Según cuenta la reportera del New York Times, Putin vestía ropa deportiva y ambos reían. Dice Schroeder que porque estaban hablando de "fútbol".
El SPD ha reaccionado con indignación a estas últimas declaraciones de Schroeder que vuelven a dejar a los pies de los caballos al socialismo alemán. La copresidenta del partido, Saskia Esken, ha hablado de él en términos muy duros este lunes: "Schroeder actúa desde hace años como un hombre de negocios y deberíamos dejar de tratarlo como a un hombre de Estado, como a un ex canciller. Él gana dinero trabajando para empresas rusas y su defensa de Putin frente a las acusaciones de crímenes de guerra es francamente absurda".
En su día, el partido envió una petición a Schroeder para que abandonara sus vínculos con Rusia que ni siquiera ha obtenido respuesta. Ahora, dirigentes del SPD le piden directamente que se vaya e incluso algunos dirigentes exigen que sea expulsado.

