La Unión Europea y la OTAN creen que la presa de Nova Kajovka habría sido destruida de forma deliberada por Rusia y consideran que se trata de un crimen de guerra. El presidente del Consejo Europeo ha asegurado que la destrucción de infraestructuras civiles constituye claramente un crimen y ha dicho que se exigirán responsabilidades a los autores.

