Menú

Mocro War, la guerra entre clanes de la droga de la mafia holandesa que también se libra en España

Las distintas facciones de la Mocro Maffia luchan por el control de los estupefacientes (especialmente cocaína) que se mueven en Europa.

Las distintas facciones de la Mocro Maffia luchan por el control de los estupefacientes (especialmente cocaína) que se mueven en Europa.
La Mocro Maffia se ha instalado en la Costa del Sol. | Archivo

Mocro Maffia es como las autoridades holandesas denominan a una nueva generación de delincuentes de origen magrebí que se dedican al tráfico de estupefacientes y están regando las calles de sangre. Muchos de sus líderes empezaron siendo simples pandilleros, pero han terminado dirigiendo peligrosos clanes de la droga que están detrás de secuestros, torturas, extorsiones y asesinatos. Un buen número de ellos cometidos en el sur de España, donde han sido detenidos algunos de sus capos. Entre ellos el fugado Karim Bouyakhrichan ‘Taxi’, que fue arrestado en Marbella.

La pugna por el control de la cocaína que llega a Europa a través del puerto de Amberes desata a partir de 2012 una espiral de violencia que en sólo dos años se cobra una veintena de vidas y convierte la ciudad de Amsterdam en el escenario de una batalla sangrienta entre clanes rivales. Dos de los impulsores de la conocida como Mocro War son Benaouf A. y Houssine Ait S., al frente de una de las facciones de esta red criminal asentada en Países Bajos y Bélgica que ha desplegado sus tentáculos en la Costa del Sol, la provincia de Cádiz y Melilla.

Ellos son dos de los hombres fuertes de la Mocro Maffia cuando arranca la contienda. Benaouf A. ordenó el crimen de Najeb Bouhbouh (mano derecha de su mayor enemigo), el 18 de octubre de 2012 en Amberes. De hecho fue condenado a 12 años de cárcel por este asesinato, que se considera el catalizador del recrudecimiento de guerra del hampa que se libra desde entonces en el corazón del continente. Y se le relaciona con una larga lista de muertes violentas que él habría coordinado, incluso desde prisión.

Su principal objetivo: el clan del antillano Gwenette Martha (al que pertenecía el propio Houssine Ait S. hasta que se pasa al bando de Benaouf), que fue acribillado a balazos -más de 80- en plena calle en mayo de 2014. Su grupo fue el autor del robo de un cargamento de 200 kilos de cocaína que desaparecieron del puerto de Amberes en 2012, que fue la chispa que encendió la mecha de esta guerra. Aunque su muerte, lejos de apagarla, hizo estallar una fase aún más virulenta. Cada grupo buscó sus aliados y muchos de ellos los encontraron al otro lado del Atlántico.

Emulando al cártel

La Mocro Maffia llevó hasta Holanda los temidos ‘métodos’ de los cárteles de la droga latinoamericanos, incluidas las decapitaciones. El 9 de marzo de 2016, aparece la cabeza de un varón de 23 años en un cubo frente a un cafetería de Amsterdam (Fayrouz Lounge). Pertenecía a Nabil Amzieb, un neerlandés de origen marroquí relacionado con uno de los clanes de Países Bajos. Su cuerpo fue hallado un día antes en el interior de un coche calcinado.

La macabra ejecución supuso un punto de inflexión en la guerra del crimen organizado en Europa, cada vez más cruenta. La cabeza era portadora de un mensaje. Enviaba una advertencia. El ‘shisha longe’ donde la depositaron era un lugar de reunión habitual de los hombres de Benaouf A. y Houssine Ait S., grupo al que se responsabiliza de la muerte del líder del clan rival (Gwenette Martha). La cara se posicionó de manera que se pudiera ver desde el interior del establecimiento.

cabeza-cafeteria-amsterdam-2016-efe-archivo-240424-recorte.jpg
La cabeza de Nabil Amzieb apareció frente al Fayrouz Lounge. EFE.

Secuestros y torturas

En 2020, la Policía Nacional participó en una operación de Países Bajos con la que se logró detener en Holanda a seis miembros de la Mocro Maffia que pertenecían a un grupo dedicado a ejecutar secuestros y ajustes de cuentas. En el operativo, se localizaron siete contenedores de transporte preparados para torturar a personas en su interior. Los habitáculos estaban insonorizados, disponían de elementos para inmovilizar a sus víctimas -como grilletes anclados al suelo o sillas con correas- y también utensilios para infligir castigos físicos.

Las pesquisas policiales revelaron que los arrestados tenían previsto realizar varios secuestros, que guardaban relación con los conflictos entre las bandas más importantes de Países Bajos y sus conexiones en España (lugar estratégico por su proximidad geográfica con Marruecos). Los investigadores vinculan al grupo desarticulado con distintas acciones criminales efectuadas con artefactos explosivos y algunos asesinatos perpetrados en los últimos años en la Costa del Sol.

Asesinatos por encargo

En 2021, la Guardia Civil detuvo a un asesino a sueldo de la Mocro Maffia en la provincia de Málaga. Se trata de un holandés de 31 años -que responde a las iniciales de J.H.S. y se encontraba huido de las autoridades neerlandesas- al que se relacionaba con la preparación de varios crímenes perpetrados en Países Bajos y España.

Entre ellos, el de un ciudadano colombiano de 46 años al que mataron en 2016 en la localidad malagueña de Mijas. El varón y su pareja fueron abordados por un grupo de individuos que efectuaron un total de doce disparos. Él falleció y la mujer -que recibió cinco impactos de bala- resultó gravemente herida.

El arresto del sicario se produjo durante la celebración de su cumpleaños en un pub de Torremolinos, tras una estrecha vigilancia de las personas que conformaban su entorno más cercano. Sus salidas eran escasas y aprovecharon una fiesta que se organizó en su honor para capturarlo.

jhs-detencion-toremolinos-240424-recorte.jpg
Detención del sicario en un pub de Torremolinos. GUARDIA CIVIL.

En la Costa del Sol

La provincia de Málaga es uno de los enclaves preferidos de los narcos, que mantienen una encarnizada lucha por el control de la droga que se mueve en la zona desde hace décadas. En los últimos tiempos la balanza se ha decantado del lado de los hermanos Bouyakhrichan. Hasta que es asesinado en 2014, con el ostentoso Samir al frente. Tenía 35 años y dos sicarios del clan de los Taghi lo cosieron a tiros en Benahavís, después de que perdiera un cargamento de cocaína.

Karim, recientemente fugado en España, logra consolidar el liderato del clan que hereda tras la muerte de su hermano. Lo consigue estrechando lazos con los capos de la droga europeos y latinoamericanos. Hace de enlace. La colaboración resulta fructífera y esto le hace ganar apoyos dentro de la red criminal. En 2018 se convierte en el principal objetivo de los agentes inmersos en la operación ‘Army’, que -tras más de cinco años de investigación- acaba con la detención de este cabecilla de la Mocro Maffia en Marbella.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios