El escándalo de las violaciones masivas de menores a manos de bandas organizadas de hombres fundamentalmente de origen pakistaní que conmocionó Reino Unido hace unos años vuelve a estar sobre la palestra tras las acusaciones que el multimillonario Elon Musk ha vertido contra el primer ministro británico, Keir Starmer, a quien responsabiliza de haber puesto trabas para frenar la investigación cuando estuvo al frente del Servicio de Fiscalía de la Corona (2008-2013).
Independientemente de si el caso ha sido silenciado intencionadamente, por Starmer o por cualquier otra persona, o si las autoridades del país decidieron mirar hacia otro lado con el objetivo de evitar posibles conflictos étnicos o raciales durante todos estos años (como denuncian las víctimas y sus familiares, entre otros), lo cierto es que las redes se han inundado de rumores y datos que están sin verificar, y que son difícilmente contrastables con la información de la que disponemos a día de hoy.
Las primeras investigaciones sobre estas agresiones sexuales y vejaciones, perpetradas -mayoritariamente en grupo- por hombres procedentes de países musulmanes, se realizaron en los años 90. Sin embargo, fue a partir de 2010 cuando se descubrió la verdadera envergadura del caso, que habría dejado miles de víctimas por todo el país. Es complicado saber de cuántas se trata exactamente. Y mucho menos si, como ha circulado en Internet, la cifra se acerca a la de 200.000 niñas afectadas.
El informe de la investigación llevada a cabo por la Agencia Nacional del Crimen, bautizada como 'Operación Stovewood', recoge que -hasta la fecha- se han identificado más de 1.150 víctimas y se ha detenido a 220 personas, tanto de origen extranjero como británico. Estos serían -digamos- los datos oficiales que se manejan en Reino Unido. Aunque parece evidente que estarían bastante por debajo del número de casos reales.
Más allá de Rotherham
Inicialmente, ese creía que el radio de acción de la red de explotación sexual de menores -bautizada como ‘grooming gangs’ (literalmente, bandas de captación)- se circunscribía a la ciudad inglesa de Rotherham, donde saltaron las alarmas en noviembre de 2010. Cinco hombres de origen pakistaní fueron encarcelados por delitos sexuales perpetrados en la ciudad inglesa contra niñas británicas de tez blanca.
El caso de Rotherham es el más conocido internacionalmente. El periodista Andrew Norfolk recibió un informe confidencial que contenía cientos de casos de "explotación sexual infantil" y terminó destapando el escándalo en The Times un año más tarde. Las pruebas -dijo- eran "apabullantes". Y -se supo después- las autoridades locales habían preferido no hacer frente al problema para preservar la "convivencia" con las comunidades musulmanas.
La investigación realizada por la académica Alexis Jay en 2014 apuntaba a que al menos 1.400 niñas -de 11 a 15 años, mayoritariamente- fueron objeto de explotación sexual sólo en la ciudad de Rotherham entre 1997 y 2013. Las víctimas -que eran previamente cortejadas por sus captores- fueron "violadas por múltiples agresores", "secuestradas", "golpeadas e intimidadas" e incluso "rociadas con gasolina" y "obligadas a presenciar violaciones", según recoge su informe.
La entonces ministra del Interior, Theresa May, culpó de lo ocurrido a "la corrección política institucionalizada". Los "gritos de ayuda" de muchas víctimas -señaló- fueron ignorados por quienes tenían la obligación de protegerlas. Y todo por "miedo" a que se les tachara de "racistas", lamentó ante el Parlamento británico. Incluso llegó a plantear la posibilidad de inspeccionar al Ayuntamiento de la ciudad de South Yorkshire para llegar hasta el fondo del asunto.
La punta del iceberg
Pero lo que ocurría en Rotherham no era más que la punta del iceberg. Investigaciones posteriores, así como distintos procedimientos judiciales, revelaron que había otros puntos calientes a lo largo del país. Se han producido detenciones y/o enjuiciamientos de grupos de hombres acusados de delitos de esta misma naturaleza en más de una decena de pueblos y ciudades del Reino Unido. Entre ellas, en Oldham, Rochdale, Derby o Huddersfield.
Un total de 41 hombres, fundamentalmente de origen paquistaní, fueron condenados -en sendos juicios, celebrados desde 2018 a 2021- por delitos cometidos contra decenas de niñas británicas entre los años 2004 y 2011 en la última ciudad mencionada. Sin duda, llama la atención que el caso de Huddersfield no recibiera la misma atención mediática que otros, que han resultado ser incluso de menor envergadura.
Expertos independientes apuntan a que las autoridades del país han priorizado la defensa del modelo multicultural británico. Como ha explicado la propia Jay recientemente en el programa ‘Horizonte’, la gran mayoría de las víctimas identificadas han señalado que los perpetradores de sus abusos sexuales que sufrieron era "de origen británico-pakistaní o asiático", por lo que el problema "se volvió extraordinariamente complicado políticamente".
De ahí, ha señalado la experta al frente de la comisión de investigación sobre la explotación sexual de menores en Rotherham, el "silencio absoluto" que ha habido durante todos estos años. "No se quisieron sacar los datos descritos en el informe", pero "nadie puede decir que no se sabía porque hubo, al menos, tres informes independientes realizados entre los años 2000 y 2005 que denunciaban todo esto y que fueron remitidos a la policía y al ayuntamiento".