
El domingo 23 de febrero los alemanes acuden a las urnas para elegir a su nuevo Parlamento –el Bundestag– en unas elecciones marcadas por la inseguridad después de cinco atentados islamistas en menos de un año. Está en el aire quién será el canciller pero todo apunta a que el izquierdista Olaf Scholz no ganará las elecciones tras perder la moción de confianza por la cual se vio obligado a convocar dichos comicios.
Todas las encuestas publicadas en las últimas semanas viran hacia una misma dirección. En primer lugar, los sondeos castigan al izquierdista Scholz y dan alas al Vox alemán, AFD, el partido de derecha dura crítico contra la inmigración y euroescéptico. Esto se debe en gran parte a la gestión caótica de la inmigración que ha hecho tanto el todavía mandatario alemán como la ex canciller Angela Merkel del CDU -Partido Popular alemán-.
Atropello masivo al grito de "Allahu Akbar"
Y es que los germanos no obvian estos cinco atentados islamistas que han puesto en jaque la seguridad de Alemania. El último atentado se perpetró la pasada semana en el centro de Múnich cuando un terrorista afgano realizó un atropello masivo al grito de "Allahu Akbar" donde una madre y su hija de dos años han sido asesinadas. Además, hay 36 personas heridas. Según registros policiales, el joven nació en Kabul en 2001 y llegó a a Alemania en 2016 en el marco de políticas de inmigración flexibles promovidas por Angela Merkel. El afgano habría reconocido en el interrogatorio que fue un ataque intencionado.
En este contexto, el pasado 22 de enero en un parque de Aschaffenburgo, otro inmigrante afgano de 28 años asesinó con un cuchillo a dos personas, entre ellas un niño, dejando también varios heridos. El terrorista fue detenido por la policía alemana. Un mes antes, en plena Navidad, un refugiado saudí embistió con un coche a una multitud en un mercado navideño de la ciudad alemana de Magdeburgo, provocando que un total de seis personas perdiesen la vida.
En junio de 2024, la policía alemana detuvo al autor de otro atentado con cuchillo en un festival en la ciudad de Solingen, en el oeste del país. En el atentado, perpetrado por un ciudadano sirio, murieron tres personas y otras ocho resultaron heridas.
Días antes, un afgano residente en Alemania llevó a cabo otro atentado con cuchillo en la ciudad de Mannheim, matando a un policía y dejando a otras cinco personas gravemente heridas. El atentado iba dirigido contra el presidente de la asociación antiislámica Pax Europa, quien se encontraba en un acto político alertando de la inmigración. Ocurrido pocos días antes de las elecciones europeas, el ataque reabrió el debate en Alemania sobre la amenaza del islamismo radical y la deportación de delincuentes extranjeros.