El canciller alemán, Friedrich Merz, se ha emocionado profundamente durante su discurso en la reapertura de una sinagoga en Múnich, al recordar el Holocausto, que calificó como "un acto monstruoso" y "radicalmente perverso".
Visiblemente afectado, Merz apeló a la necesidad de no olvidar y de ayudar a los pueblos que sufren crímenes de lesa humanidad. Al dirigirse a la Sra. Salamander, hija de supervivientes del Holocausto, el canciller no pudo contener las lágrimas al citar sus palabras sobre la infancia en un campo de desplazados y la desesperada pregunta de si alguien ayudó entonces a los judíos.
"Sin aferrarnos a esa ingenua expectativa de ayuda que tiene un niño —escribió usted—, estaríamos perdidos como seres humanos", citó Merz con la voz quebrada.
El acto sirvió como una poderosa reflexión sobre la memoria histórica, el compromiso con los derechos humanos y la necesidad permanente de recordar para que horrores como el Holocausto no se repitan jamás.

