
¿Hasta dónde puede llegar la presión de Trump? ¿Puede ser suficiente para tumbar un régimen tras casi tres décadas? ¿Es posible una transición pacífica en Venezuela? Las operaciones americanas en el Caribe están despertando una serie de cuestiones sobre el futuro de la región y, en especial, la posibilidad de acabar con la dictadura de Maduro.
El 10 de diciembre parecía una fecha clave en el calendario, pero la entrega del Premio Nobel ha llegado y, aunque María Corina Machado sí ha abandonado el país, la situación sigue estancada en Venezuela: Maduro en el poder lanzando una campaña de propaganda y terror y un impresionante y carísimo despliegue militar frente a sus costas ejerciendo una presión cuyos efectos son difíciles de calibrar desde fuera del país.
Un despliegue que no se puede mantener indefinidamente por razones políticas pero también económicas: un experto consultado por Libertad Digital cifra en más de cien millones de dólares el coste diario de la presencia militar americana en el Caribe: "No te puedes gastar ese dinero para nada", asegura nuestro interlocutor que, además, señala los bajos índices de aprobación de Trump –en el mínimo de este segundo mandato– como otra de las razones que le hacen pensar que la administración que dirige necesita hacer algo, especialmente por la desafección del voto latino, que fue crucial en la victoria electoral: "Pueden perder Florida en las midterms, sería un desastre, necesitan hacer algo". Y, desde luego, ese algo tiene que ser bastante más que incautar petroleros.
¿Qué puede pasar?
La situación es tan tensa que cualquier hecho desata los rumores de la inminencia de que se desate: si la entrega del premio Nobel a María Corina Machado parecía la fecha límite para garantizar que la heroína venezolana pudiese estar en Oslo para recogerlo, la presencia fuera del país de Machado es ahora lo que hace saltar las especulaciones como la oportunidad para que se lleve a cabo esa intervención sobre la que la única duda es en qué consistirá.
No menos complicado resulta aventurar cuál será la reacción en el país caribeño, pero hemos preguntado a varias figuras relevantes de la oposición para saber de su mano qué piensan los venezolanos que va a ocurrir y qué respuesta puede haber a esos distintos escenarios.
La politóloga y periodista Maibort Petit nos habla de esa inminencia: para ella todo lo relativo a la intervención americana "va a seguir acelerándose" y espera cambios "en muy corto plazo", para lo que también señala el hecho de que mantener el despliegue americano durante mucho tiempo es inviable. "La guerra psicológica y jurídica va a seguir –señala–: la próxima semana sacarán nuevos expedientes sobre más líderes del cártel de los soles, está prevista la ampliación de la acusación."
También señala que con excusa de esta "escalada de tensión" el régimen "seguirá con la propaganda, sembrando la idea de que va a haber una invasión y justificando con eso la mano dura". Petit señala que "el aparato represivo del régimen está avanzando de manera significativa" y que están "utilizando todas las herramientas que tienen para ver si se salvan de esta", pero se muestra optimista: "Yo creo que no lo van a lograr".
La periodista señala que ya "se ve cómo las élites se están reacomodando" y que "hay facciones del chavismo que incluso se están yendo del país, hemos sabido de familiares de militares que han salido".
El diplomático y político Diego Arría asegura que hay mucha expectación en "la Venezuela que busca la libertad después de 25 años de sufrimiento y torturas de una narcotiranía". De hecho, destaca que esta puede ser "la última oportunidad de rescatar la libertad" y que "nunca hemos tenido una opción mejor que con este enfrentamiento" del régimen con EEUU.
El que fuese alcalde de Caracas ahora exiliado en España, Antonio Ledezma, nos muestra su esperanza de que "Maduro no siga usurpando los poderes" y "que dé paso a una transición conforme al resultado de las elecciones del 28 de julio", y que, en suma, "Venezuela salga de esta tragedia".
¿Cambio sin violencia o invasión?
Muy pocos analistas piensan en una operación militar a gran escala aunque, como bien ha apuntado desde Oslo María Corina Machado, "Venezuela ya ha sido invadida, tenemos los agentes de Rusia, de Cuba, los miembros de Hezbolá, las guerrillas colombianas que no solo trafican con drogas sino también con personas", ha dicho en su rueda de prensa con el primer ministro noruego Jonas Gahr Støre, señalando que esta intervención extranjera ha convertido Venezuela "en el eje de los delitos de toda América".
Diego Arría ve "probable" que la transición se lleve a cabo sin violencia, con ideas como que un grupo de militares "entregue a Maduro y algunos de sus principales compañeros" y, aunque él ve esta posibilidad como "una opción muy difícil", recalca que es un hecho que "están buscando que sea sin violencia".
No obstante, Arría señala que si la intervención tiene la forma de una invasión militar será "más que bienvenida" y señala que ese casi 80% que votó por el cambio en las elecciones del año pasado y se pregunta "cómo no van a querer" los venezolanos rescatar la libertad cuando hay más de 1.000 presos políticos y la tortura es algo cotidiano".
Petit cree que una transición completamente pacífica es un riesgo porque podría ser "intrarégimen, que Maduro se vaya pero el sistema se quede", y haya alguna facción que negocie "garantías personales o incluso mantener una estructura de poder territorial".
La periodista y politóloga examina diversos escenarios, desde "un proceso híbrido que mezcle la presión externa con presión interna", para lo que ya se ha intentado "influir en una parte del ejército, en los líderes económicos, los boliburgueses"; hasta "reformas cosméticas" o unas elecciones, pasando por "un acuerdo para que los criminales sean perdonados, que incluya cooperación en materia de crimen internacional, reducciones de pena…" una posibilidad en la que apunta que ya "hay gente de la ONU o del Gobierno de Colombia trabajando."
Pero aun así advierte que cualquiera de esos escenarios requiere "que una parte del chavismo acepte sacrificar a los líderes" y lo ve difícil. "De no ser así yo sí creo que puede haber violencia", avisa, "porque hay muchos grupos del crimen organizado dentro del régimen y eso no lo puedes borrar de un plumazo".
La reacción a esta intervención dependerá "de su tipo y su escala" nos dice, añadiendo que en el interior del país hay "una mezcla de esperanza, miedo y resignación" y que a pesar de la propaganda del régimen para presentar cualquier cosa que haga Estados Unidos como "un castigo colectivo", no cree que "a estas horas el régimen llegue a despertar ningún respaldo".
Por otro lado, recuerda que una ocupación o algún tipo de intervención similar "requeriría la aprobación del Congreso de EEUU y no creo que tengan los votos para ello", pero en ese escenario ve "un riesgo algo de fatiga rápida de la población" y un escenario en el que sería "más fácil que grupos armados empezasen una especie de insurgencia, mezclándose con la población civil, usándola y alargando el conflicto y aumentando las víctimas".
Antonio Ledezma cree que hablar de invasión es sobre todo una estrategia de la narcodictadura: "Ese tema lo manipula el régimen de Maduro rasgándose las vestiduras y hablando de la soberanía de Venezuela, cuando la verdad es que Chávez y Maduro son los que han entregado esa soberanía". En línea con lo que aseguraba Machado desde Oslo nos dice que "la verdadera invasión la protagonizan agentes castristas, de Rusia, iraníes, que están en territorio venezolano que Maduro ha convertido en un santuario del narcotráfico internacional".
"No hay dinero para una guerra ni de 24 horas"
Una de las grandes dudas es cómo responderá el ejército y el propio Diego Arría empieza por decirnos que "nadie puede contestar" a esta pregunta, sin embargo, nos da su opinión que parece casi la expresión de un deseo: "Yo creo que la institución armada mayoritariamente está en contra de lo que está ocurriendo en Venezuela y que no representarían una resistencia especial a una intervención americana".
Maibort Petit explica que "las fuerzas armadas no son monolíticas", es verdad que hay "oficiales comprometidos con la cadena criminal, que forman parte de redes de tráfico de oro, de gasolina, de alimentos…", pero también los hay, sobre todo "medios y de tropa" que "están fatigados, con baja moral y resentimiento por esta corrupción".
Además, la politóloga y periodista pone sobre la mesa otro factor relevante: "Varios militares me han dicho que no hay dinero ni infraestructura para mantener una guerra con Estados Unidos ni 24 horas". En su opinión el ejército "se va a fraccionar, algunos buscarán negociar con Estados Unidos, otros tratarán de sobrevivir como puedan y los ligados al cártel de los Soles pueden optar por guerra de guerrillas, transformar parte de las fuerzas armadas y los colectivos en una especie de narcoguerrilla".
Antonio Ledezma, por su parte, también diferencia entre "la élite militar al servicio de Maduro y la dictadura, que está implicada en crímenes de lesa humanidad, y la mayoría de las tropas y los oficiales y suboficiales". Y aporta una prueba de esto: "En las elecciones del año pasado en los centros de votación instalados en cuarteles y guarniciones cerca del 70% votaron a la oposición".
Un terremoto en Iberoamérica...
En lo que todos nuestros interlocutores están de acuerdo es que la caída del chavismo "tendría una importancia extraordinaria" en toda la zona, tal y como nos dice Diego Arría. "Rescatar la libertad en Venezuela sería el inicio de un proceso de democratización de la región", nos dice, y se muestra convencido de que si cae el régimen venezolano "se lleva por delante" también las dictaduras de Cuba y Nicaragua. "Ese sería el verdadero legado del presidente Trump", concluye.
Petit nos hace un análisis muy completo en el que empieza por mostrarse convencida de que el impacto sería enorme porque "el chavismo no es un gobierno, es un ecosistema geopolítico y criminal que se ha implantado en otros lugares y ha penetrado otras sociedades", por lo que su final "va a reconfigurar la región geopolíticamente", entre otras cosas con "una disminución, al menos temporal, de la proyección de Rusia y China" en la zona.
Habla también de las dictaduras de Centroamérica: "Cuba va a perder su principal patrocinador energético, Nicaragua y otros regímenes van a quedar también huérfanos de apoyos externos", explica.
Y, por supuesto, "se va a producir la deslegitimación del modelo del socialismo del Siglo XXI como narrativa de la izquierda continental", ya que "muchos movimientos van a tener que distanciarse del desastre venezolano y a los conservadores les ocurrirá lo contrario: tendrán más espacios".
Las otras dictaduras de la zona son también el aspecto que destaca Antonio Ledezma: "Con la caída de la dictadura de Venezuela se asoma ya el sol de la libertad sobre la hermana isla de Cuba y sobre Nicaragua" nos dice con un indisimulado optimismo.
...Y en España
Nuestra última pregunta es para saber qué piensan nuestros interlocutores sobre el impacto que una caída del régimen chavista puede tener en nuestro país y, de nuevo todos coinciden en señalar que mucho.
Arría nos dice que "España no escaparía a alguna de las consecuencias", ya que personas del presidente Sánchez al igual que Zapatero han sido acusados de recibir dinero del gobierno venezolano y yo creo que esto quedaría claro.
Maibort Petit nos dice que está "convencida" de que nuestro país "es el nodo clave del ecosistema financiero político y mediático del régimen venezolano" y que por tanto el fin de la dictadura "va a tener un impacto político".
En su opinión la caída del chavismo hará que surja información sobre "financiación, lobby, contratos, protección de criminales, empresarios boliburgueses y toda esa gente se va a quedar huérfana". También está segura de que "los que han querido normalizar el chavismo van a sufrir un impacto judicial y financiero, porque habrá más presión para investigar las redes de lavado de dinero venezolano en España, los pisos en el barrio de Salamanca, las empresas pantalla, los bancos…".


