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Cuarta (¿y última?) fase de la guerra en Gaza tras el rescate de dos rehenes y el descrédito total de UNRWA

Después de semanas de durísimos enfrentamientos en Jan Yunis, el epicentro de la guerra en Gaza se desplaza más al sur, al último bastión de Hamás.

Después de semanas de durísimos enfrentamientos en Jan Yunis, el epicentro de la guerra en Gaza se desplaza más al sur, al último bastión de Hamás.
Fernando Simón Marman, de 61 años, y Norberto Luis Har (2i), de 70, se reúnen con sus familias en un hospital. | EFE/ Portavoz de las IDF

Rafah, en la frontera sur de la Franja y, por tanto, ya junto a territorio egipcio, está a punto de convertirse el campo de los combates más intensos de la guerra entre Israel y Hamás. Se trata de la última ciudad importante del enclave –tiene unos 150.000 habitantes– y del bastión final de los terroristas: en teoría tienen allí a varios regimientos que todavía no han entrado en combate.

Esta zona es también uno de los lugares a los que Israel pidió que se trasladasen los civiles palestinos desde el norte de Franja, por lo que los llamados a "evitar una catástrofe humanitaria" se están multiplicando de nuevo. Es cierto que hasta ahora no ha habido tal catástrofe humanitaria más allá de las consecuencias esperables, y terribles, de una guerra muy dura: los gazatíes no han muerto de hambre ni de sed como tantos pronosticaron entre aspavientos, pero eso no evita que Israel tendrá que esforzarse aún más por evitarla a partir de ahora.

Con la llegada a Rafah la guerra entra en algo que podíamos definir como su cuarta y, quizá, última fase, después de las semanas de bombardeos al inicio, la primera parte de la invasión terrestre que se centró en el norte de la Franja y el posterior traslado al centro y el sur de los combates. Cuando Israel tome el control de esta localidad y haya acabado con los terroristas que todavía se encuentren en ella se podría, en principio, dar por concluida la etapa más violenta del conflicto bélico, aunque lo previsible es que se mantenga con menor intensidad.

Al fin: dos rehenes rescatados

Esta posible ofensiva final ha empezado con una inmejorable noticia para Israel: la liberación de dos rehenes que estaban en manos de Hamás desde el pasado 7 de octubre. Se trata de Fernando Simon Marman, de 60 años, y Louis Har, de 70, que vivían en el kibutz Nir Yitzhak, uno de los que más sufrió el atentado de Hamás.

La operación se desarrolló a partir de la información que había reunido el ejército y llevó a un grupo de soldados al segundo piso de un edificio en Rafah –en una zona a la que las tropas de las IDF no habían llegado todavía– en el que los dos secuestrados estaban custodiados por tres terroristas. Los soldados entraron usando explosivos, eliminaron a los terroristas al momento y protegieron con sus cuerpos a los rehenes.

Al mismo tiempo, la fuerza aérea bombardeaba el exterior, dando cobertura a la operación que permitió evacuar a los secuestrados a una zona en la que se les hizo una primera revisión médica, para luego ser trasladados en helicóptero hasta un hospital en Israel donde se encontraron con su familia. Afortunadamente, los dos rehenes, ambos de origen argentino, se encontraban en buen estado de salud.

Es la segunda ocasión en la que Israel ha logrado salvar a alguno de sus rehenes y de la primera hace ya mucho tiempo: la soldado Ori Megidish fue rescatada a finales de octubre, nada más comenzar la invasión terrestre de Gaza.

La noticia es buena y ha supuesto un soplo de optimismo para la sociedad israelí, después del trauma del atentado del 7 de octubre y de una guerra dura que ya ha dejado muchas víctimas no sólo en el ataque inicial de Hamás, sino también en la invasión de Gaza, en la que ya han perdido la vida 229 soldados.

El rescate ha dado esperanzas de que a partir de ahora, y con Hamás sin más territorio al que huir, se produzcan más operaciones similares y se termine así con el calvario de los 134 secuestrados que siguen en manos de los terroristas. No obstante, el ministro de defensa, Yoav Gallant, ha advertido de que, si bien si habrá más operaciones como la que ha salvado a Fernando Simon Marman y Louis Har, "la mayoría de los rehenes" no volverá a casa de esa forma.

Y mientras bajo la oficina de UNRWA…

El otro acontecimiento que ha sacudido la situación en los últimos días ha sido un descubrimiento justo bajo el cuartel general de la UNRWA en Gaza.

Las fuerzas israelíes estaban operando en las zonas de Shati y Tel al-Hawa, en el norte de Gaza, una zona en la que se habían destruido ya una veintena de lo que Israel denomina "infraestructuras terroristas".

Información de inteligencia llevó a los soldados a un túnel que partía de las inmediaciones de una escuela de la UNRWA. La galería, de 700 metros de longitud y 18 de profundidad, tenía "numerosas puertas blindadas". La razón de tanta seguridad no era otra que el hecho de que se trataba de una de las centrales de inteligencia de Hamás.

Parte de estas instalaciones estaban justo debajo de la central de UNRWA en la Franja y, tal y como ha demostrado Israel con imágenes incontrovertibles, desde éstas se suministraba energía eléctrica al complejo terrorista.

Philippe Lazzarini, comisionado general de UNRWA, dijo inmediatamente que ellos no tenían ni idea, pero su versión es completamente insostenible: por si no fuera suficiente con la situación del túnel y la conexión eléctrica al registrar el edificio los soldados israelíes encontraron grandes cantidades de armas, "incluyendo rifles, munición, granadas y explosivos", según la nota distribuida por las IDF y el servicio de inteligencia israelí, ISA. Es más, según Israel documentación encontrada en las propias oficinas demuestra que miembros de Hamás las usaban habitualmente.

Un último paso en el descrédito de una organización que ha llegado a tal punto que, cuando acabe esta guerra, va a tener muy difícil seguir operando en los territorios palestinos como ha hecho en los últimos años, siempre en contra de la paz y a favor de prolongar un conflicto sin el que no tendría razón de existir.

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