
El emprendimiento en España vive un momento de transformación marcado por la convivencia de varias generaciones en los negocios. Desde los Baby Boomers hasta la Generación Z, cada grupo de edad aporta una manera distinta de entender el trabajo, el liderazgo y la innovación. Esta mezcla de estilos no solo define cómo se construyen hoy los proyectos, sino también cuáles son los retos que afrontan quienes deciden emprender en un contexto económico incierto y competitivo.
La edad, más que un número, se ha convertido en un factor clave para interpretar la forma en la que se lideran empresas y startups. Los veteranos tienden a transmitir estabilidad y experiencia, mientras que los más jóvenes traen consigo una mirada fresca, digital y global. El desafío está en cómo integrar esas diferencias para convertirlas en una ventaja que impulse la resiliencia, la creatividad y la sostenibilidad de los negocios.
¿Qué aportan los Baby Boomers al mundo emprendedor?
Los Baby Boomers aportan experiencia y una red de contactos construida durante décadas. Suelen garantizar estabilidad y visión estratégica, aunque les cuesta más delegar o adaptarse a entornos digitales que exigen rapidez y flexibilidad.
¿Cómo se diferencia la Generación X en su forma de liderar?
La Generación X, por su parte, se caracteriza por el pragmatismo y la resiliencia. Están acostumbrados a trabajar de forma independiente y a equilibrar la vida personal con la profesional, pero mantienen estructuras de negocio tradicionales que a veces chocan con modelos más horizontales.
¿Qué caracteriza a los Millennials como emprendedores?
Los Millennials, nacidos entre 1981 y 1996, crecieron con la revolución digital y fueron marcados por la crisis de 2008. Prefieren emprender antes que comprometerse con un único empleo, valoran la flexibilidad y el propósito social, y destacan por su creatividad. Sin embargo, su impaciencia por obtener resultados rápidos y la necesidad constante de validación los hace más propensos al burnout.
¿Qué aporta la Generación Z al emprendimiento?
Finalmente, la Generación Z, los más jóvenes, llega con un dominio innato de las redes sociales y las nuevas tecnologías. Su autonomía, agilidad y visión global los convierten en motores de innovación, aunque la falta de experiencia y la sobreexposición a estímulos digitales puede dificultar su capacidad para mantener el foco en proyectos de largo plazo.
¿Cómo se pueden aprovechar las diferencias generacionales?
En este escenario, clubes empresariales como Elevare88 tratan de convertir las diferencias generacionales en una ventaja competitiva. Su fundadora, Xeila Fernández, lo explica así: "Los veteranos transmiten resiliencia y visión estratégica, mientras que las nuevas generaciones suman creatividad y fluidez digital. El liderazgo del futuro debe construirse desde esa integración consciente".
Con encuentros y retiros diseñados para fomentar la colaboración intergeneracional, Elevare88 busca que los emprendedores encuentren un espacio donde la experiencia y la innovación convivan. "Cada generación aporta un valor único e irremplazable al ecosistema emprendedor. En lugar de separarnos, esas diferencias fortalecen la calidad de los negocios y crean equipos más resilientes y humanos", concluye Fernández.

