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¿Cuánto pagamos (realmente) en impuestos sobre el sueldo en España?

La cifra que aparece en la nómina no refleja el total real del coste laboral: bajo el salario neto se ocultan impuestos y cotizaciones sociales.

La cifra que aparece en la nómina no refleja el total real del coste laboral: bajo el salario neto se ocultan impuestos y cotizaciones sociales.
Carlos Arenas Laorga | Estrategias de inversión

Llega la nómina. La miras y ves lo que ganas. Es comprensible, pero realmente no es lo que ganas. Es solo una parte del iceberg, porque bajo la superficie hay una buena parte que es absorbida.

Vamos a empezar por el ejemplo concreto. Imagina que cobras algo similar al salario medio en España. Tu empresa paga 2.530,6 €. Pero eso no significa que tú veas esa cifra cuando te llaga la nómina. El 36% de ese sueldo se va en cotizaciones. Así, se te queda un sueldo bruto de 2.000 €. Sin pestañear. Y luego, hay que aplicar la seguridad social a cargo del trabajador (ese 36% se divide en 30%+6,35%). Ya nos vamos a 1.870,6 €. Estamos hablando de 9.200 € anuales solo en concepto de cotizaciones sociales. Y para un sueldo medio, no para un súper rico.

Pero aquí no acaba todo, porque también hay que aplicarle las retenciones por IRPF. Cuando le aplicamos el IRPF mensual, ya nos vamos a una nómina neta de unos 1.550 €. Es decir, unos 1.000 € menos de lo que paga la empresa por nosotros (coste laboral).

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Fuente: Carlos Arenas Laorga

Ya tienes tu salario de 1.550 €. Y ahora resulta que te aplican un IVA medio de más del 15% cuando compras… Y no me meto con IBI, tasas, y otros impuestos. Solo con las cotizaciones sociales y los dos impuestos más conocidos, te quitan más del 51% de tu sueldo. Pero el título del artículo no mencionaba el IVA así que, por ser coherentes, solo en impuestos directos, pagas entre el 45-55% en impuestos directos. Aquí depende de la comunidad porque, como sabes, hay tramos autonómicos.

Te puede parecer bien o mal. No lo sé. Pero lo que me llama la atención de esto es el enorme desconocimiento que existe. Muy pocas personas saben que la mitad de su sueldo se diluye en impuestos (cotizaciones incluidas) que ni siquiera llegan a ver.

Este sistema que oculta lo que pagas no es casualidad. Algunos economistas han utilizado la fábula de la rana hervida para explicarlo. Si metes a la rana en la olla hirviendo, salta. Pero si la vas calentado poco a poco, acaba muriendo sin darse cuenta. Y esto sigue en aumento…

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Fuente: Carlos Arenas Laorga

Quiero recordaros que el IRPF nació hace bien poco, en 1932, con el nombre de Impuesto General sobre la Renta de la República. Y que nació con un tipo del 1% y con carácter provisional. Provisional… cuidado con esa palabra cuando se hace con un impuesto. Hoy en día tenemos tipos marginales máximos del 54% (sin contar cotizaciones). Somos la rana hervida. Con razón ha habido economistas que han utilizado esa fábula.

Suele decirse que esto de los impuestos es para los ricos. Pero no nos engañemos, no hay tantos ricos. Al final es la clase media quien suele soportar la mayor parte del peso. Y, como bien decía la ministra de Hacienda, el salario mínimo es clase media.

Como es lógico, la recaudación de impuestos se intenta camuflar con estructuras opacas, complejas capas de cotizaciones y retenciones, o con elementos que incluso ni ves. Luego se añade al famoso "educación y sanidad gratuitas". Es una batalla que los liberales han perdido. Gratuito no hay nada. Los médicos cobran un sueldo, y los hospitales no se pagan solos. Gratuito quiere decir que lo pagamos de forma indirecta.

Y yo escribo sobre esto no para denunciar la extraordinaria carga fiscal. Sino para reclamar, por lo menos, transparencia. Cada euro público gastado viene de lo que le han quitado al ciudadano (de ahora o a tus hijos y nietos con deuda). Es un euro que tú no vas a gastar porque lo gasta el estado por ti. Y con una población envejecida, una Seguridad Social tensionada y una deuda pública que supera el 100% del PIB, las promesas de bienestar futuro se empiezan a parecer más a una hipoteca sobre nuestros hijos que a una garantía sostenible.

Si con las cotizaciones actuales apenas se sostiene el sistema de pensiones presente, ¿qué pasará cuando se jubilen los nacidos entre los años 1960 y 1980? Esa generación baby boom es mucho más numerosa que la actual fuerza laboral.

La respuesta política ha sido sencilla (y preocupante): subir impuestos. Y si el pasado es un buen predictor, todo apunta a que esa será la vía preferida, antes que reformar en serio el sistema.

La educación financiera empieza por entender esta realidad. No para rechazar todo gasto público, sino para exigir eficiencia, transparencia y, sobre todo, responsabilidad a quienes gestionan lo que es, en última instancia, nuestro esfuerzo convertido en euros.

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