
En el último episodio de la guerra de aranceles, Italia ha encontrado un aliado inesperado: la propia Unión Europea. Ante la amenaza de que Estados Unidos imponga un arancel adicional masivo —del orden del 91%— sobre las importaciones de pasta italiana —lo que elevaría la tasa total a casi el 107% si se suma el arancel general del 15% aplicado a la UE— Roma ha emitido quejas formales ante Estados Unidos y ha puesto en marcha la maquinaria diplomática europea.
El Departamento de Comercio de EE.UU. está investigando a 13 marcas de pasta italiana —entre ellas Barilla, La Molisana o Garofalo, nombres muy reconocibles en el mercado estadounidense— bajo la sospecha de que habrían estado vendiendo productos por debajo del precio de mercado, es decir, incurriendo en dumping. El castigo sería un gravamen que rondaría el 107% para algunas pastas italianas.
De forma muy diplomática, El Ministerio de Exteriores italiano ha emitido un comunicado para manifestar su "plena voluntad de colaboración" ante las autoridades estadounidenses para demostrar la normalidad de las operaciones comerciales.
Además, el ministro de Agricultura y Soberanía Alimentaria, Francesco Lollobrigida, ha viajado a Washington para defender el sector más emblemático de la gastronomía italiana. Su objetivo: reunirse con el embajador Marco Peronaci y coordinar una estrategia que impida que los productores italianos queden aplastados por medidas arancelarias que consideran injustificadas.
La UE: entre diplomacia y litigios
Pero por otra parte, el Gobierno italiano no parece dispuesto a asumir el castigo y ha anunciado que está trabajando en estrecha colaboración con las empresas afectadas y con la Comisión Europea para pedir una revisión del arancel. Si Bruselas considera que las acusaciones de dumping son infundadas, podría llevar el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Aunque Estados Unidos históricamente ha mostrado reticencia a cumplir resoluciones de la OMC (tal y como sucedió con los aranceles a las aceitunas españolas), un fallo favorable concedería margen para represalias legales, según informaciones avanzadas por Financial Times.
Desde la asociación agraria Coldiretti advierten que un gravamen tan elevado sería "devastador", duplicaría el precio del plato de pasta en EE. UU. y abriría la puerta al "italian sounding" (productos que imitan la marca Italia pero no lo son). Italia produce anualmente cerca de 4 millones de toneladas de pasta, de las cuales alrededor del 60 % se exportan. Estados Unidos es su segundo mercado exterior más importante, con exportaciones que rondan los 671 millones de euros al año.


