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Por qué no quieren construir nada

Hay ciudades en las que el precio del alquiler está bajando. En EEUU, por ejemplo, en las áreas metropolitanas más pro-mercado.

Hay ciudades en las que el precio del alquiler está bajando. En EEUU, por ejemplo, en las áreas metropolitanas más pro-mercado.
A pesar del alza de los precios, la oferta de nuevas viviendas está muy lejos de lo necesario. | Europa Press

Quizás sea una suerte que la izquierda española haya decidido bloquearse de este modo, entre otras cosas porque dejan el campo abierto para que lo aprovechen otros. El otro día veía a Gabriel Rufián en el Congreso (y luego en La revuelta, que lo mismo da) decir esto de "Una familia, una casa, así de simple". Y tiene razón. Es un gran lema y centra el tiro en uno de los dos temas que dominarán la política europea en los próximos años. El otro es la inmigración (y por cierto, los dos están bastante relacionados).

Digo que sus compañeros ideológicos se han bloqueado porque, teniendo claro que para miles de jóvenes esta cuestión es la prioridad, no se entiende su cerrazón anti-construcción. Es decir, la vivienda escasea y los precios están por las nubes. Pero la izquierda española ha decidido obsesionarse con Airbnb o los especuladores o los propietarios. Esto último es lógico (es lo que hacen siempre y no van a cambiar); lo otro, no tanto.

Lo que quiero decir es que sea cual sea el motivo que crees que está tras la subida de precios de los últimos años, construir más va a ser bueno para el potencial comprador y malo para los sospechosos habituales. A algunos (tipo Airbnb) no les afectaría demasiado. A otros —los grandes propietarios que en teoría acaparan con toda la nueva oferta— está claro que no les beneficiaría. Si es verdad el relato de la izquierda de que unos pocos se están quedando con todo para hacer subir los precios, incrementar la oferta no les hará ninguna gracia.

Porque, además, construir más también es compatible con las medidas menos disparatadas que se plantean. No me refiero a lo de los precios máximos: eso es absurdo y no ha funcionado nunca. Poner topes al alquiler lleva fracasando décadas en cualquier ciudad en la que se ha intentado y no va a cambiar ahora.

Pero otras propuestas, como un cambio en la fiscalidad sobre la vivienda que reduzca (o elimine) los impuestos que se pagan en las compraventas aunque sea con una ligera subida a los tributos que pagan los propietarios (digo "ligera" y sé que esto es abrir la puerta a que suban los unos sin tocar los otros); o que incluso traslade parte de la fiscalidad sobre la actividad económica que ahora soportamos en España al patrimonio inmobiliario o al suelo (vía imputaciones de renta en el IRPF, o centrados en los bienes que no estén en uso y con un esquema que puede ser creciente en función del número de viviendas de cada propietario): digo que propuestas de este tipo podrían ser discutibles. El problema, de nuevo, es que los tipos que manejan algunos son un completo disparate y supondrían la expulsión de España de cientos de miles de millones de inversiones.

En cualquier caso, no estamos en esto. Estamos en que no se construya. Te falta vivienda y has llegado a la conclusión de que no es bueno que haya nueva oferta. ¿Por qué? Porque, nos dicen, entre 2004 y 2008 se construía mucho y los precios subían. En vez de preguntarse hasta dónde habrían subido sin esa oferta extra, la respuesta es confiar en un inexistente parque de viviendas vacías que saldrá de forma mágica a nuestro encuentro.

A pesar de lo que leamos por ahí, no hay vivienda vacía en España en los lugares en los que la gente quiere vivir. Porque, además, sería absurdo y contradictorio con todo lo demás que dicen: tipos que quieren forrarse con sus propiedades, precios en máximos históricos… y esos mismos propietarios guardándose su casa por no se sabe muy bien qué motivos.

La realidad es que en España se construye ahora mismo mucho menos de lo necesario. Y al decir "necesario" pienso en el número de familias que se forman o en los inmigrantes que llegan al país. Leía el otro día a Jorge Galindo (autor de Tres millones de viviendas) que la oferta de obra nueva es la mitad (en realidad, si lo ves por obra terminada sería más bien un tercio) del número de nuevos hogares creados cada año. Y esto es un acumulado que cada doce meses se suma a lo anterior: aunque están subiendo las cifras de nueva construcción, lo hacen a menor ritmo que el incremento de población, por lo que nos quedan al menos 4-5 años en los que la tendencia seguirá.

Como esto no es solo un problema español, en la prensa internacional se suceden los artículos que analizan el tema. Por ejemplo, los que buscan los lugares en los que los precios marchan en dirección contraria. Porque sí, hay ciudades en las que el precio del alquiler está bajando. En EEUU, por ejemplo, hay varias áreas metropolitanas (Las Vegas, Atlanta, Austin) en las que los alquileres han caído en los últimos años. ¿Es que allí no hay fondos buitres codiciosos o acaparadores de casas? Pues cada caso es diferente, pero en todos ellos se repite el mismo patrón: exceso de oferta, en muchas ocasiones derivado de las promociones puestas en el mercado en los últimos años. Es decir, si estimulas la oferta, los precios dejan de subir. Aquí, en reason.com, lo explican claramente: "Los precios del alquiler están cayendo con fuerza en las ciudades que impulsan la construcción".

A partir de ahí, poco que decir. Nuestros izquierdistas patrios se han enrocado en que construir más solo ayudaría a los promotores. Y se niegan. Intuyo que hay una mezcla de deseo de control, de ese discurso anti-crecimiento que tan popular se ha hecho entre los progresistas occidentales en las últimas décadas y del odio al empresario. No quieren que nadie haga una casa sin su permiso, ni que alguien pueda ganar dinero con eso (se olvidan de lo que hablábamos este sábado sobre la función social de los beneficios); y siguen pensando que pueden luchar con la fuerza de la gravedad económica solo porque ellos lo desean. Si un bien es deseado y es más escaso, subirá su precio porque todos pujaremos al alza por conseguirlo.

El problema es que su cerrazón la pagaremos todos. Si Madrid, Barcelona o Málaga están atrayendo población, la mejor medida que podemos plantear para contener los precios es construir más. Mucho. En horizontal y vertical. Permitir los cambios de uso del suelo, para que cualquier oficina vacía o local comercial se convierta en vivienda. También las segregaciones, para que donde había una casa, ahora haya dos.

Y sí, esto cambiaría el mapa y el skyline de nuestras ciudades. A lo mejor las hacía más feas o les quitaba parte de su encanto. Tampoco lo sé; eso está a criterio de cada uno. Esa es otra discusión, pero que siempre hay que tener desde el principio de realidad: ¿faltan casas? Pues, para empezar, construye. No es que estemos descubriendo la fórmula de la Coca-Cola.

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