
La Academia sueca ha galardonado este año con el Nobel de Economía a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt, quienes, como hemos explicado en Libre Mercado, comparten una visión netamente liberal y se centran en el papel de la innovación como motor del desarrollo económico. Sin embargo, parece que tanto al economista Eduardo Garzón como a su hermano, Alberto Garzón, exministro de Consumo, la decisión de los académicos no les ha resultado satisfactoria.
Ecología e imperialismo
En un vídeo publicado en YouTube, Eduardo Garzón reconoce que la aportación de los economistas que han sido galardonados este año con el Nobel de Economía tiene cierto valor, si bien considera que "siguen errando en el tiro" cuando tratan de explicar los factores que impulsan el crecimiento económico o los fundamentos de la Revolución industrial en Reino Unido. Así las cosas, Garzón propone una explicación alternativa para el crecimiento económico con la que incide en dos factores diferentes: la cuestión ecológica y el papel del Estado.
De este modo, el economista se pregunta "por qué fue en el Reino Unido y no en China donde se dio este crecimiento económico tan exacerbado". En este sentido, detalla que "no fue solo por lo que comenta Mokyr, sino sobre todo por una cuestión ecológica". Así, argumenta que "el Reino Unido estaba en una isla con recursos naturales limitados".
Concretamente, Garzón subraya que uno de los factores que explican el crecimiento económico de Reino Unido sería la utilización de combustibles fósiles, como el carbón, "mineral que gracias a la máquina de vapor y a la serie de adelantos tecnológicos de la época, pudieron darle un rendimiento bestial, aprovechar toda esa energía que había sido condensada a lo largo de millones de años". En consecuencia, comenta Garzón, de este modo se tiene acceso a los llamados "acres fantasma", que serían "como extensiones de terreno teóricas que ha ganado tu país simplemente por tener una nueva fuente de energía que no es renovable porque se ha generado después de muchísimos millones de años".
Tengo un serio problema con el nuevo nobel de economía: aunque hacen algunas aportaciones interesantes sobre crecimiento económico, olvidan justamente lo más importante!https://t.co/C1Q6AFBOuX pic.twitter.com/iHDTZmBOdr
— Eduardo Garzón (@edugaresp) October 22, 2025
No obstante, el economista asegura que "eso te permite un crecimiento exacerbado que si fuera por tus recursos naturales limitados, nunca hubieses podido lograr". "Eso es pan para hoy, hambre para mañana, porque esos recursos se acaban", asevera, añadiendo que "en China, pues no ocurrió lo mismo, porque en parte no tenían esa disposición de carbón y no pudieron hacer lo mismo".
Por otra parte, Garzón destaca como segundo factor el "imperialismo británico". De esta forma, explica que "el Reino Unido se convirtió en la primera potencia imperialista del mundo con muchísima diferencia que implicaba acceso a extensiones de terreno amplísimas en América, en África, en Asia, el acceso a todos esos recursos naturales, a la mano de obra del lugar". Precisamente por ello, Garzón defiende que la innovación no es el factor más importante para explicar el crecimiento económico.
La crítica de Alberto Garzón
Alberto Garzón, exministro de Consumo y hermano de Eduardo Garzón, también se ha posicionado públicamente en contra de las tesis de los economistas que han sido galardonados este año con el Nobel. El motivo fundamental es el mismo que expone su hermano: la falta de perspectiva ecológica de sus modelos. De hecho, en un artículo publicado en elDiario.es, se lamenta de que "en la economía académica sigue siendo raro encontrar un análisis que tome en serio la dependencia ecológica de la actividad humana".
De esta forma, el exministro detalla que "Para Mokyr, fue el papel de las ideas, las cuales se encarnaban en hombres especialmente inteligentes y creativos, lo que determinó el destino de la Revolución Industrial en Inglaterra", subrayando que "lo más llamativo -y quizá lo más preocupante- del análisis de Mokyr es la completa ausencia de los factores geográficos y medioambientales en su explicación". Así, incide en que la mayoría de los economistas enfatiza el papel del conocimiento y las habilidades de cada trabajador, así como en la necesidad de impulsar la formación educativa y profesional, denunciando que "lo que penetra ambas concepciones es un individualismo descarado".
Por otra parte, respecto a Aghion y Howitt, insiste en que sus tesis son similares a las de Mokyr porque "su concepción de la economía sitúa nuevamente a ésta por encima de la naturaleza, entendida no como un conjunto de límites biofísicos infranqueables, sino como una fuente prácticamente inagotable de recursos disponibles para la expansión humana". Por ello, concluye que "los modelos de Aghion y Howitt se centran en las fuentes, a las que -con acierto- reconocen como finitas y no renovables, pero omiten el análisis de los sumideros".
Determinismo ecológico
A pesar del argumentario elaborado por los hermanos Garzón para tratar de menospreciar las aportaciones de los Nobel de este año, lo cierto es que su posición cae en los errores teóricos cometidos por los neomalthusianos mucho tiempo antes que ellos. De esta forma, caen en una especie de determinismo ecológico por el que la expansión económica parece verse limitada por los recursos disponibles. Así, los hermanos Garzón tratan de restar importancia a la inteligencia humana como factor de desarrollo económico. Es más: obviar esta realidad es lo que les hace caer en este determinismo ecológico, porque no logran comprender que los recursos naturales son relativos a la situación tecnológica, que depende principalmente de la capacidad de innovación del hombre.
A todo ello, debemos sumarle también que para ambos –aunque manifestado explícitamente por Eduardo en su vídeo– el papel del Estado es fundamental para el impulso del crecimiento económico. Sin embargo, Mises y Hayek ya explicaron a principios del siglo XX que la planificación centralizada de la economía y de la sociedad no sólo es perjudicial, sino además una entelequia. En primer lugar, la ausencia de precios de mercado no permite que se administren correctamente los recursos. Pero, además, si no existen precios de mercado, lo que sucede es que las señales que podrían facilitar al planificador su trabajo, precisamente, desaparecen. De hecho, lo que logró explicar Hayek a este respecto es que es imposible centralizar la información de mercado, que está dispersa en las numerosas mentes de los agentes económicos, porque además hay una parte de esta información que ni siquiera se ha generado todavía.

