
En medio del encendido debate sobre el futuro energético de España acrecentado tras el insólito apagón del pasado 28 de abril, destaca lo que está ocurriendo con una de las formas que tiene nuestro sistema de aportar electricidad a la red: la cogeneración. Aunque se quede a menudo fuera de los grandes titulares, se trata de una tecnología clave para muchas industrias intensivas en calor, como químicas, cerámicas, metalúrgicas o papeleras: plantas que producen calor y electricidad de forma simultánea mediante sobre todo gas natural y que emplean en sus fábricas o vierten a la red a cambio de una retribución.
De unos años para acá, sin embargo, su peso ha ido cayendo paulatinamente: del 12 por ciento que suponían en 2019 han pasado a un 6 por ciento, una circunstancia que atribuyen desde el sector a la incertidumbre regulatoria y el retraso en las subastas. Están pendientes desde 2021 las subastas para adjudicar 1200 MW, y aunque la última promesa de Transición Ecológica apuntó a 2026, la patronal señala que muchos empresarios siguen en vilo, con inversiones paralizadas y llamativos ejemplos como el de Pamesa el pasado verano: el que es el mayor fabricante cerámico europeo renunció a renovar los equipos de una planta, vendiendo una de las dos turbinas de cogeneración que ya había adquirido.
En conversación con LD, Javier Rodríguez, director general de Acogen, señala que la caída en cogeneración desde 2019 equivaldría "a que se hubieran apagado dos reactores nucleares". Un hecho que atribuye a "acciones y omisiones" del Gobierno. Rodríguez recuerda que las plantas han ido "agotando su vida útil retributiva", de 25 años, sin que se hayan renovado esas concesiones en las ya mencionadas subastas. En un sector muy regulado, Rodríguez señala que muy pocas plantas pueden operar sin el marco de retribución. La consecuencia, insiste, es la pérdida de competitividad industrial y también de "un valor para el país". El empresario recuerda cómo otros países como Italia (35% del mix) o Alemania (20%) sí fomentan el sistema por características que considera "de interés general": "Es energía distribuida", recalca, "es firme, es síncrona, da seguridad y calidad de suministro", destaca en un momento de funcionamiento "reforzado" de la red mientras sigue el debate sobre la ausencia de suficiente generación síncrona en el apagón.
"Favorecieron que paráramos"
Rodríguez añade que cogenerar electricidad y calor "ahorra energía" frente a la producción convencional (según la patronal, hasta un 30% para un mismo proceso) y también ahorra emisiones. Desde la patronal, insiste, no entienden el motivo de los retrasos encadenados de las subastas mientras las instalaciones alcanzaban el fin de su vida útil, "favoreciendo que paráramos". "Todo iba mejor en el sistema eléctrico cuando había 2000 MW más de generación, es una infraestructura valiosa", recalca, "y nos han dejado morir activa y pasivamente".
Sobre la incertidumbre regulatoria, Rodríguez apunta que "tenemos 200 casos similares al de Pamesa", industrias que desde que se anunciaron las subastas hace cuatro años están aguardando para acometer inversiones, desde equipos nuevos a cogeneración inteligente o compatible con hidrógeno. "Nos van eliminando", dice Rodríguez, que enfatiza las dificultades del nuevo régimen de retribución, con "rigideces" y "burocracia", que le hacen augurar que el 60 por ciento de las empresas desista de acudir.
Precisamente esta semana el Ministerio ha dado a conocer su propuesta para actualizar el marco de retribución de la cogeneración, que ha suscitado nuevas protestas entre los empresarios. Un "volantazo" que desde la patronal tachan de "sentencia de muerte del sector en el medio plazo". Estiman un recorte de 250 millones por el "cambio más grave", referido a los nuevos criterios de reconocimiento de los costes de CO2.
Perder "una infraestructura clave"
Rodríguez destaca cómo hoy por hoy la industria con cogeneración supone unos 200.000 empleos en España. "Las inversiones marchitan, uno no puede estar tantos años esperando para invertir", señala alertando sobre la "desconfianza" que genera los incumplimientos en los plazos. Sobre los motivos del Gobierno en esta aparente desidia, el empresario señala que no se entiende: "Es algo de interés general, es fomentar tu industria, emitir menos", recalca, "nos han liquidado", añade recordando los extracostes que por otro lado genera la operación con más ciclos combinados desde el apagón.
El sector aguarda decisiones del Gobierno pero por otro lado afirma temer "un golpe de gracia", con condiciones más duras que "discriminen industrias". "En cinco años perderemos el 90 por ciento de lo que queda y el país se habrá quedado sin una infraestructura clave, la habremos perdido", señala recordando cómo en paralelo el peso de la industria ha ido paulatinamente perdiendo peso en España. La alternativa, afirma, es la vuelta a "soluciones convencionales y poco eficientes", con calderas con menos rendimiento, comprando electricidad que emita más y seguir "perdiendo industrias".

