
La madrugada del pasado lunes, entre 50 y 100 personas entraron de golpe en el antiguo hotel NH de Parla, cerrado desde hace años y en reformas para su reapertura. Eran alrededor de las 3:30–4:00 de la mañana cuando el edificio, con alarma activa, saltó todas las sirenas y los avisos comenzaron a correr: a la Policía, al Ayuntamiento… y al grupo de WhatsApp de los vecinos.
Juan Luis Pinna, presidente de la Asociación de Vecinos del Leguario, recuerda la mañana como el inicio de una carrera contrarreloj en declaraciones a Libre Mercado: "El lunes por la mañana, muy temprano, por el grupo de WhatsApp de vecinos nos dijeron que habían okupado el hotel".
En pocos minutos, los mensajes se convirtieron en llamadas al Ayuntamiento y al alcalde –Ramón Jurado–. El propio Pinna relata: "A primera hora ya nos pusimos en contacto con el Ayuntamiento y nos dijeron que estaban ya intentando solucionar el asunto. Ellos habían mandado un par de patrullas de la Policía".
La alarma del edificio, el aviso de un vecino que pasaba por la zona y el testimonio de trabajadores de limpieza que vieron entrar al grupo "con maletas" activaron el dispositivo policial. Sin embargo, la vecina Beatriz Rubio lo resume a este medio sin rodeos: "No fue una okupación, fue un allanamiento de morada. El edificio tenía alarma y rápidamente se presentó el dueño".
Un desalojo rápido propiciado por los vecinos
Fuentes policiales hablan de unas 60 personas desalojadas y de 10 detenidos, la mayoría de origen peruano y dominicano, dos de ellos por atentado a la autoridad y el resto por infracciones a la Ley de Extranjería. Varios de los ocupantes admitieron que venían de otro "hotel okupa" de Madrid y que el asalto se había organizado en un chat de WhatsApp.
Los vecinos, sin embargo, insisten en que el éxito del desalojo no se explica solo por el operativo policial, sino por la presión vecinal desde el primer minuto: "Inicialmente, el alcalde me dijo que por parte de Delegación de Gobierno mostraban cierta resistencia a la actuación porque eran personas vulnerables". Sin embargo, Pinna insistió al alcalde "que tenían que actuar sí o sí, porque si no los que íbamos a actuar seríamos nosotros acudiendo a Delegación de Gobierno".
Finalmente, llegaron unidades de la UIP y se acordonó el edificio. "Llegó la UIP. Obviamente, llegó un momento que para hacer esa presión, los policías se equiparon con el casco, el chaleco, etc. Y obviamente, nadie queda indiferente cuando ves que hay más de cinco policías que están dispuestos a actuar. Si hay una orden directa, pues actuarían", relata Pinna.
Los vecinos también vieron cómo algunos de los que encabezaban la ocupación no eran personas vulnerables: "Algunas de las personas que estaban liderando esa okupación no eran okupas, eran delincuentes. Delincuentes de parte que aprovecharon la situación y que se permitieron el lujo de amenazar". Pinna cuenta cómo los okupas le dijeron que volverían siendo 500. "Vamos a reventar el hotel por dentro y a los vecinos", Pinna denuncia que les amenazaron.
Por otro lado, los vecinos denuncian que, al día siguiente del desalojo y "casi a la misma hora", Carla Escudero Valero, portavoz de Podemos en Parla, grabó y difundió en redes un vídeo acusando a los propios vecinos que habían alertado de la okupación. "Se hizo un vídeo acusando a muchos y finalmente nos han acusado a nosotros", denuncia Pinna.
Un municipio blindado por la okupación
El NH no está aislado. A pocos metros se levanta el tristemente famoso edificio de Toledo 15, okupado casi en su totalidad desde hace años y señalado como foco de robos, peleas y tráfico de drogas. "Enfrente tenemos un edificio que se llama Toledo 15. De 287 viviendas, 270 están okupadas.
Y la lista continúa: "En Fuente Arenosa, de unas 300 viviendas muy parecidas, están okupadas también casi todas. De hecho, se la conoce como la organización de los robos". "El otro edificio más, más problemático, es Fuenlabrada 72. Había tiros, había serios problemas. De hecho, vivían varios guardias civiles que tuvieron que marcharse de allí", explica Pinna.
Eva María Leva, otra vecina de la localidad, detalla a este medio otra calle como foco de okupación en Parla: "En Parla Este, creo que en la Avenida de las Estrellas también hay algo".
Pinna habla de "teoría de los cristales rotos" aplicada al barrio: "Pasa lo que al final es un poco la teoría de los cristales rotos. Cuando hay un cristal roto y no se repara, pues la gente tiende a romper otro. Y en esta ocasión, la diferencia, insisto, ha sido que el alcalde decidió actuar de una manera más coercitiva. Simplemente aplicando la ley".
Los vecinos enlazan esos años de permisividad con la situación actual: "Si en Parla no tenemos futuro, ellos no tienen futuro. Por lo tanto, tienen que buscarse otros sitios. Es que aquí no tienen futuro. Y de hecho, el poco que existe, que sería nuestro, también nos lo están coartando", lamenta Pinna.
Robos, agresiones y tiros: "No tenemos a nadie para defendernos"
La estadística se convierte en miedo cuando se baja a la calle. Beatriz recuerda un caso reciente frente a Toledo 15: "Enfrente, fue donde cogieron a una señora, a la que le arrancaron el bolso y la pisaron en la cabeza".
Asimismo, los impactos de bala en las fachadas y los incendios en garajes hablan por sí solos: "Se ven los impactos de las balas. Los garajes, por ejemplo, están clausurados. Hace varios años, incendiaron consecutivamente varios puestos. Era para hacer presión y hacer ver que es su edificio. También se vendía droga. De hecho, es un foco de producción de droga", cuenta Pinna.
La sensación de indefensión es generalizada. Beatriz lo explica con una mezcla de cansancio y rabia: "Estamos haciendo turnos para que no nos entren en nuestras casas. Nos ayudamos entre los vecinos porque la policía tarda en venir un mínimo de 25 minutos, ya sea municipal o nacional. Y si hace falta, nosotros sacamos a la gente de nuestras casas. Tenemos todos los coches destrozados, reventados, nos dejan sin ruedas, arañados. Nosotros no tenemos a nadie para defendernos, nada más que a nosotros", lamenta. En este sentido, las vecinas explican cómo el día del desalojo "estaban grabando en nuestras casas a ver cuáles estaban vacías".
"Hay miedo, inseguridad y abandono"
La frase que resume el clima en el Leguario la pone Eva: "Hay miedo, inseguridad y abandono". Beatriz, por su parte, señala el límite emocional al que han llegado: "Estamos muy cansados, no podemos vivir así. Estamos al límite. El lunes ya se nos vio al límite con el hotel".
No se trata, insisten, de odio, sino de supervivencia vecinal: "No es cuestión de odio, nosotros nos protegemos entre los vecinos", afirma Juan Luis.
Un problema "de leyes" y un mensaje al Ejecutivo
Más allá del operativo concreto en el NH, los vecinos miran más arriba, a las normas que, según ellos, permiten que grupos de okupas vayan rotando de edificio en edificio sin consecuencia real. De hecho, los okupas que asaltaron el NH procedían de otro hotel de la zona de Barajas, según cuentan los vecinos.
Eva lo explica de forma tajante: "Esto lo único que demuestra es que hay un problema operacional con las leyes y que lo que hace es que permite que esos grupos se desplacen por toda España sin que les pase nada. Como no hay una consecuencia legal hacia esas personas por hacer estas cosas, pues…".
Mientras, el barrio continúa organizando turnos, chats y avisos para suplir lo que perciben como ausencia de instituciones. Resumidamente, piden dos cosas: ayuda del Ejecutivo y leyes que corten de raíz la entrada y el flujo constante de grupos conflictivos en el municipio. No quieren otro Toledo 15, ni otro "hotel okupa". Y, sobre todo, no quieren seguir viviendo con la sensación de que el miedo y la inseguridad se han convertido en parte rutinaria de su día a día.


